Ese Real Madrid perdido en el pasto, buscando la cancha, por fin despertó después de una pretemporada para llorar. Zidane no puede huir de sus propias huellas y expectativas. Los Merengues triunfaron porque sí, sin mucha lógica en la explicación, en otras palabras ganaron a lo Zidane, más allá de la estructuración de jugadas y juego bonito, consiguieron goles y sobre todo: el resultado. Eran los mismos jugadores que habían caído la temporada pasada, los mismos que habían sido señalados en la gira por Estados Unidos, ¡sí!, y fueron los mismos que estaban goleando (0-3) al Celta de Vigo, a pesar de contar con un jugador menos, cuando Luka Modric fue expulsado al 57’ luego de clavarle los tacos a Denis Estrada.
El último gol de Iker Losana solo sirvió para maquillar un resultado (1-3) de resurrección para el entrenador francés. Era la inyección necesaria tras ver cómo caía el Barcelona en Bilbao y vivir la lesión de casi un mes de Hazard, el fichaje estrella. Este Madrid que empezó ganando a tan solo 12 minutos del primer tiempo vio como Gareth Bale regresaba a escena, siendo asistente del tanto de Benzema, luego tras salvarse por el VAR del empate al finalizar la primera parte, Toni Kroos trajo la calma al equipo con un zapatazo de derecha de larga distancia al 61’, clavando el 0-2 y por si fuera poco, faltaba Lucas Vázquez (80’) al recibir un balón del galo tras un giro impresionante, confirmando que su valía va más allá de un simple delantero.
Courtois se convirtió en figura al tapar dos disparos que tenían olor a gol, uno de ellos siendo de Iago Aspas en un cara a cara. Esa tapón del belga le dio vida al conjunto blanco, era el 1-1 y con un jugador menos se pudo haber quebrado el piso, pero solo es algo hipotético, la realidad fue que despertó el volcán en el momento de crisis, con un soldado retirado, un público en contra y miles de fanáticos por el mundo esperando el regreso de los suyos. A pesar que es solo el comienzo, la tropa de Zidane se va de Balaídos con la frente arriba y una sonrisa en el rostro, la misma que estuvo engavetada durante mucho tiempo.