El subprocurador de Derechos Humanos y miembro de la Comisión Porras, Adolfo José Jarquín Ortel, murió este sábado 24 de agosto, según información oficial divulgada a través de medios oficialistas.
El fallecimiento de Jarquín Ortel, de 68 años, fue lamentado por el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, a quienes el funcionario en vida se dedicó a defender. Jarquín sufría desde años de una enfermedad incurable y finalmente se rindió a la muerte, tras sufrir un accidente en el hogar y ser atendido en un hospital.
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Dedicó los últimos años de su función pública, desde su antiguo cargo de subprocurador de Derechos Humanos, a la defensa acérrima de los abusos y desmanes del régimen de Ortega y Murillo.
Jarquín Ortel además era miembro de la comisión designada por el sancionado presidente de la Asamblea Nacional, Gustavo Porras, quien nombró a personajes afines a la dictadura para crear versiones oficiales sobre las masacres y abusos de derechos humanos, tras la represión desatada desde abril de 2018 por el régimen dictatorial a través de la Policía Orteguista, fuerzas parapoliciales y fanáticos armados.
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Su periodo como miembro de esa comisión orteguista se había ampliado recientemente a inicios de agosto este año.
El régimen informó la muerte de Jarquín Ortel a través de un comunicado, asegurando que fue “leal hasta sus últimos momentos con las familias y con el pueblo cristiano y solidario de esta patria de todos”.
“Al lamentar esta dolorosa noticia, extendemos nuestras sinceras condolencias a su esposa, doña María Lourdes Porras, a sus hijos y nietos, y a toda la familia de la Procuraduría de Derechos Humanos de Nicaragua”, se leía en el comunicado.
Desde abril de 2018, el funcionario público dedicó sus esfuerzos a defender ardorosamente los abusos del régimen ante la comunidad internacional, lo que provocó una investigación del Consejo de Derechos Humanos para degradar internacionalmente la figura de la Procuraduría de los Derechos Humanos como institución independiente defensora de los derechos humanos de los nicaragüenses.
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Desde sus redes sociales, y ante cualquier foro al que asistiera, Jarquín Ortel exaltó la figura de Ortega y Murillo, justificó sus masivas violaciones de derechos humanos y calló ante los incontables abusos contra el pueblo nicaragüense por parte del régimen a través de la Policía Orteguista y fuerzas parapoliciales.
En 2004, siempre bajo los acuerdos del pacto Ortega-Alemán en el cual se repartían los cargos públicos por igual, la Asamblea Nacional eligió como procurador al exguerrillero sandinista Omar Cabezas y al diputado liberal suplente Adolfo Jarquín Ortel.
Jarquín Ortel había llegado al PLC a mediados de los años 90 cuando Alemán controlaba el país; para entonces había abandonado su antiguo Partido Social Demócrata “y pronto se hizo tan o más liberal que Alemán”.
Lideró defensa férrea de Arnoldo Alemán
Al salir Alemán del poder en 2001 y destaparse toda la corrupción de su administración que lo llevaron a la cárcel, el PLC organizó una estructura para tratar de rescatar al convicto de la cárcel y ahí nació el Comité de Defensa de los Derechos Humanos y Justicia para Arnoldo Alemán, presidido por Jarquín Ortel y dirigido por María Fernanda Flores, esposa del expresidente.
Gracias a su ardorosa defensa de Alemán, la bancada liberal propuso en 2004 a Jarquín Ortel al cargo de subprocurador y desde entonces siguió ahí contra viento y marea.
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Cuando el 5 de noviembre de 2010 se le venció su período para el que fue nombrado por la Asamblea Nacional como subprocurador de Derechos Humanos, Jarquín Ortel no se fue a su casa sino que se atrincheró en su oficina en la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos (PPDDH), para retomar el cargo, amparado en un decreto de Daniel Ortega que prorrogó inconstitucionalmente a los funcionarios en sus cargos.
Dos meses antes Jarquín Ortel, cuando aún hablaba con los medios independientes, dijo a LA PRENSA que sometía a la decisión del PLC, en el cual militaba, el futuro de su cargo; su partido le dijo que decidiera a conciencia pero le aconsejó dejar el cargo, consejo que él desechó y abandonó la bandera roja del liberalismo.