Este miércoles se cumple una semana desde que trabajadores del Ministerio de Salud (Minsa) y de la Policía Orteguista (PO) enterraron varios cadáveres de identidad aún desconocida en el cementerio del balneario de Pochomil, en San Rafael del Sur. Habitantes de ese municipio, específicamente del barrio San Jerónimo, siguen esperando que las autoridades brinden una explicación de lo ocurrido.
En la fosa donde se sepultaron los cuerpos la tierra luce floja y el área está cerrada con alambres de púa. Para llegar ahí, de la entrada principal del cementerio, se toma un camino que se ha formado con el paso de los lugareños y se avanza a pie unos 200 metros. En ningún perímetro del camposanto hay vigilancia y, por la maleza acumulada, se nota el abandono.
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El día del entierro, los pobladores hicieron una pequeña protesta exigiendo información de los muertos, por lo que la Policía desplegó a decenas de oficiales, quienes no permitieron el ingreso de los pobladores al cementerio.
En la fosa donde enterraron todos los cadáveres las autoridades no dejaron placas ni nada, solamente hicieron el hoyo y luego lo taparon.
LA PRENSA logró hablar con varios de los habitantes que estuvieron ese día y contaron que actualmente están siendo asediados por la Policía y, por el temor de que algo malo les ocurra, prefieren hablar de manera anónima.
Sin versión oficial
Aunque no hay una versión oficial de lo que pasó ese día, ya que ni la Policía ni el Ministerio de Salud emitieron comunicados, el canal 10 de televisión nacional reportó que fuentes oficiales les confirmaron, bajo anonimato, que fueron cinco cadáveres los que enterraron ese día. Agregaron que eran los cuerpos de cinco ancianos que nadie reclamó de las morgues de hospitales de Managua.
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Miguel Jerónimo Ramos, conocido popularmente como “Chombito”, quien es miembro de los Consejos del Poder Ciudadano (CPC) del barrio, comentó a LA PRENSA que él no sabía que se realizarían los entierros en ese cementerio y fue en el lugar que la Policía le dijo que los cadáveres eran de gente que no fue reclamada en las morgues y que había orientaciones de enterrarlos en el cementerio municipal.
Dijo que desconoce el número de muertos ya que no logró ver los ataúdes.
Los vecinos vieron más cuerpos
Una mujer de 33 años, quien vive cerca del cementerio, reveló que el miércoles pasado, a eso de las 11:00 de la mañana, ella vio pasar por su casa dos camionetas que venían del camino que conduce al municipio de Diriamba, en Carazo. Una de las camionetas iba llena de policías y la otra con trabajadores del Instituto de Medicina Legal (IML), por sus vestimentas.
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Aproximándose el mediodía, según la mujer, llegó un camión blanco que en su interior trasladaba seis ataúdes y cinco bolsas negras con cadáveres. Los guantes, con los que se presume se manipularon los cuerpos, quedaron esparcidos en la zona con manchas recientes de sangre, según la vecina.
“Si esos cuerpos que bajaron ahí eran de la morgue, no tenían por qué venir echando sangre, porque ahí los preparan, vienen listos”, se preguntó la mujer. “¿Por qué la Policía se quitó el uniforme y luego se puso ropa de civil? El asombro de nosotros es porque aquí no se ha oído decir que ha habido asesinatos o que iban a traer a esos ancianos supuestamente de Managua, es algo incompresible”, agregó.
La mujer contó que logró ver 11 cadáveres que fueron bajados del camión blanco. “Nosotros estuvimos al frente de la carretera y contamos cada cadáver que iba bajando la Policía, incluso se les cayó uno y la bolsa negra se rompió. Uno de los muertos llevaba un tatuaje en el brazo: un alacrán con tres estrellas”, agregó la denunciante, quien está tildada por orteguistas como opositora al régimen.
El entierro, donde también participaron autoridades del Sistema Local de Atención Integral en Salud (Silais) y policías de la ciudad, duró aproximadamente cinco horas.
“Lo que nosotros demandamos es que las autoridades esclarezcan, no sé por qué tanto misterio y por qué la Policía sigue asediando nuestras casas, porque nosotros no tenemos que ver nada con esos muertos, tampoco nos metemos en política”, expresó la testigo.
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Otro vecino, de aproximadamente 60 años, destacó que él llegó tarde al cementerio y que observó solamente cuatro cajas fúnebres y cuatro bolsas plásticas. También vio el cadáver del hombre del tatuaje. Otro testigo también confió que miró seis ataúdes y cinco bolsas negras, donde fueron metidos los cuerpos.