La Policía Orteguista (PO) por segunda ocasión secuestró al excarcelado político Francisco Javier Hernández Velásquez la tarde del miércoles, mientras se encontraba descansando en su casa en San Marcos.
Su esposa Xiomara Espinoza relató que fueron unos nueve policías uniformados y uno de civil, los que se llevaron a su cónyuge. “Golpearon la puerta y dijeron que lo buscaba un tal Julio, quien se identificó del sistema de inteligencia y le dijo a mi esposo que se pusiera la camisa, porque el jefe lo quería ver”, aseguró Espinoza.
La mujer señaló que los policías no portaban orden de detención, ni de allanamiento y que no les dieron explicación de lo ocurrido. La casa, ubicada en la segunda etapa del barrio Covisama, fue también allanada.
“No dijeron por qué, ni adónde se lo llevaban. Yo fui a la Policía de San Marcos y ahí me dijeron que fuera a la de Jinotepe, ahora veremos que argumentan. Yo exijo que me digan dónde está, porque si ellos no me dicen, entonces él seguirá desaparecido y secuestrado”, refirió.
Hernández, de 43 años, fue secuestrado por agentes de la PO tras participar en las protestas cívicas del 2018. Estuvo en prisión un poco más de tres meses, hasta que en mayo se le otorgó la libertad bajo la Ley de Autoamnistía, sin haber cometido ningún delito. Hernández es ingeniero-arquitecto y originario del municipio de San Marcos.
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En el certificado de conducta que le emitió la Policía Orteguista a Hernández, éste aparece con antecedentes delictivos y por esa razón le ha costado encontrar trabajo. “Él no ha andado en nada, no tiene trabajo, pero se la rebusca por cuenta propia. A veces hace un diseño o un plano y también sale a medir algún terreno para poder mantener a su familia”, sostuvo la denunciante.
Niños con traumas
Con las dos invasiones que les ha hecho la Policía, Cruz argumentó que los niños que habitan en su casa, incluyendo su hija, han presentado traumas psicológicos. “Estaban en gritos las criaturas. Ellos no pueden ver policías, porque en vez que les causen seguridad y protección, les tienen terror. Ya no aguantamos tanta injusticia”, detalló Espinoza, quien, por alegar sobre la detención ilegal de su esposo también fue amenazada de ser arrestada.
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Asimismo dijo “aquí no hay nada normal, porque se siguen llevando a la gente, entran a las casas y no dicen donde las tienen. Yo exijo justicia, porque a los verdaderos delincuentes no los llevan, pero sí a quienes desean verdaderamente trabajar”. Según Espinoza, los policías andaban en búsqueda de teléfonos celulares. El año pasado dos miembros más de su familia, incluyendo a un policía, fueron también secuestrados y puestos en libertad tiempo después.