Elián Miranda ha hecho de su mundo de fantasía una realidad. Ese mismo mundo paralelo que pensaba antes de levantarse de la cama o cuando hacía andar su imaginación un momento. Ahí él reina, él es figura, él decide partidos, él lidera a un equipo y sobre todo, él con 20 años muestra una ambición desmedida, la cual no se queda entre las paredes de este país, sino que su esperanza por ir más allá se mantiene latente. “Hay tres equipos interesados en mí. Me dicen que la firma no pasaría del próximo año”, lo dice con una seguridad contagiosa, a pesar de lo impredecible y complicado que es el deporte y más cuando ya ha pasado la edad promedio de firmar.
Miranda bien puede pararse frente a un espejo y empezar a presumir todos sus liderados: cuadrangulares (6), extrabases (10), bases alcanzadas por imparables (45), promedio de slugging (.882), eficacia ofensiva u OPS (1.382), carreras impulsadas (20) y tercero en bateo con .412. Pero su sencillez lo envuelve. “Me gustaría al menos batear sobre .300 de promedio”.
VIAJE A DOMINICANA
El muchacho que creció y se ha mantenido con la venta de discos en Chinandega, confiesa que hace mes y medio viajó a República Dominicana, en donde logró mejorías importantes. “Mi inicio me ha sorprendido, no me esperaba estar tan bien. He trabajado mucho y hace como mes y medio anduve en República Dominicana y los entrenamientos que hice fueron muy buenos. Entrenaba desde las 8:00 de la mañana hasta las 12:30 o 1:00 de la tarde, trabajé mucho el bateo y en mejorar mi velocidad para correr. Cuando anduve por allá se me acercó el scout de los Cardenales y desde que he jugado han mostrado interés también Texas y Chicago”, explica.
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BATEA RECTA
Curiosamente, Miranda hace erupción en la Liga Profesional, en la cual la exigencia es mayor y cuenta con la presencia de jugadores extranjeros, además de un picheo más complejo. “En el Campeonato de Primera División te tiran muchos lanzamientos rompientes y en la Profesional como soy nuevo me retan con rectas y a eso le saco provecho. Me he enfrentado a picheo de hasta 95 millas”, concluyó Miranda, quien desde el otro lado del teléfono refleja con su voz la ilusión por trascender. Sabe lo que no debe hacer: darse por vencido.