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¿Sabe por qué le pusieron su nombre?
Originalmente me bautizaron como Ramón Augusto, pero luego me llamaron Luis Enrique (como mi tío monseñor Mejía Fajardo) y así me registré de nuevo cuando saqué mi primer documento oficial.
¿Cuál es su primer recuerdo?
Yendo a la escuela primaria de Doña Mercedes Alfaro, con un bulto de cuero y pantalón chingo, a mis cinco años.
¿Y cuál fue su juguete preferido cuando era niño?
Un tambor de lata y un juego de carpintería.
¿Qué olor lo traslada a su infancia?
El olor a pan casero hecho por mi mamá en el horno de barro.
Si fuese capaz de cambiar algo en el mundo, ¿qué cambiaría?
La injusticia y la discriminación.
¿Qué animal le gustaría ser?
Un búho.
¿En qué época le hubiese gustado vivir?
Quizás los años treinta. Cuando toda la música se hacía acústica y en vivo.
¿Qué lo pone nervioso?
Salir al escenario.
Si pudiese saber sola una cosa del futuro, ¿qué preguntaría?
Si Nicaragua tendrá justicia y libertad pronto.
¿Cómo se describiría en tres adjetivos?
Sincero, generoso y solidario.
¿En qué edad preferiría quedarse?
En la que tengo.
El último libro que leyó.
El cielo llora por mí, de Sergio Ramirez.
Refrán favorito.
Al mal tiempo buena cara.
Instrumento musical favorito.
La guitarra.
Una canción que le habría gustado componer.
Aquellas pequeñas cosas, de Serrat.
Si no fuera cantautor, ¿qué sería?
Médico o arquitecto.
Si le concedieran tres deseos, ¿qué pediría?
La libertad de Nicaragua, la desaparición de la pobreza y la eliminación del Ejército.
¿Qué quería ser de adulto cuando era niño?
Músico o maromero.
¿Qué es lo más loco que ha hecho?
Cantar con una infección en la garganta.
¿Algún talento oculto?
Bueno, hace unos años descubrí que dibujo.
¿Sin qué invento no concibe el mundo?
Sin la imprenta.
¿Qué comida no puede rechazar?
El pescado.
¿Qué es lo más raro que ha comido?
Tiburón.
Un recuerdo triste.
Las muertes de mis padres.
¿A qué personaje, vivo o muerto, le gustaría conocer?
A José Saramago.
¿A quién admira?
A los jóvenes vandálicos de abril.
Si supiera que mañana es su último día, ¿qué haría hoy?
Cantaría.
¿Qué ha sido para usted lo más duro en estos meses de crisis?
Ver el sufrimiento de mi pueblo y estar fuera de Nicaragua.
Un mensaje para los nicaragüenses.
Hay que tener fe y no perder la esperanza. ¡Tiene que amanecer!