Hace dos años el país cambió para siempre y desde entonces se vive en una nueva realidad de lucha por decir la verdad y la represión de quienes quieren ocultarla. Las protestas ciudadanas comenzaron el 18 de abril de 2018, por una reforma a la Seguridad Social que aumentaba el aporte de los trabajadores y empleadores, achicaba las futuras pensiones y creaba un tributo ilegal a las pensiones del cinco por ciento.
Los opositores que se pusieron al frente de la rebelión ciudadana para intentar dialogar con el régimen de Daniel Ortega y buscar una salida pacífica a la crisis, recuerdan los días de abril de 2018 como un despertar del pueblo oprimido, pero en un país donde hay una minoría que ha demostrado que está dispuesta a matar por un dictador. Más de 328 personas murieron por la represión orteguista, según organismos internacionales de derechos humanos, que calificaron los actos represivos como crímenes de lesa humanidad.
El opositor y director ejecutivo de la Alianza Cívica, Juan Sebastián Chamorro, manifestó que esos días demostraron que una gran mayoría de la población no estaba de acuerdo con el gobierno de Ortega, lo que según él, se puede confirmar con los siguientes hechos.
-La ciudadanía mostró su rechazo masivo a Ortega. “El país se politizó para demandar sus derechos. La inmensa mayoría de los nicaragüenses tomamos conciencia de la importancia de participar en estas protestas”.
-Se acabó el mito de la juventud eran apática e indiferentes a la política, porque los “jóvenes sí estaban en interesados en lo que pasaba en su país”.
-La oposición se organizó. Chamorro dijo que antes del 18 abril, la oposición estaba atomizada, pero después de tener conciencia de los objetivos comunes, entró a un proceso de organización. “En estos dos años, la oposición ha entendido que el objetivo fundamental es terminar con la dictadura y establecer la democracia, y eso nos ha unido”.
El ahora
A partir de esos hechos comenzó un cambio que sigue en proceso. Chamorro consideró que ahora Nicaragua es un país donde la inmensa mayoría quiere un cambio, pero una minoría apuesta a sembrar el miedo, la represión, la zozobra, para intentar mantener al país igual que estaba antes de abril de 2018, algo imposible para los opositores.
“Tenemos un país lamentablemente, no diría dividido, porque división implica que hay partes igualitarias. Aquí estamos hablando de una inmensa mayoría que quiere un cambio y una minoría que sigue obstinada en mantener un mandato fracasado a través de la represión”, dijo Chamorro.
La Costa Caribe de Nicaragua
Daisy George West, representante de la Costa Caribe en el Consejo Ejecutivo de la Alianza Cívica, dijo que en abril de 2018, la Costa Caribe tuvo la esperanza de construir una nueva nación más integrada, porque una de las conciencias que se despertaron en ese período fue la defensa por los recursos naturales, de las zonas protegidas en el país.
“La primer lucha en abril fue por el incendio de Indio Maíz, la situación en ese territorio reveló muchas realidades que no han sido publicadas”, dijo George.
La líder regional manifestó que aprovecharon ese momento de defensa del territorio donde viven indígenas, para sacar a la luz sus demandas históricas, que no son de 2018 sino de mucho antes. Aún así, en dos años de lucha general de la población por otras demandas, George manifestó que no hubo cambio para los costeños, porque su situación quedó oculta entre las otras problemáticas. En la Costa Caribe, se siguen dando las mismas violaciones, pobreza, carencia de servicios básicos, despale de los bosques, desplazamiento de los pueblos originarios.
Para los jóvenes que participaron en la lucha cívica, su vida cambió completamente. La líder estudiantil y miembro de la organización opositora Alianza Cívica, Valeska Valle, manifestó que sus proyectos personales, sus estudios, su seguridad en la calle no volvieron a ser iguales.
“Los jóvenes pasamos de tener una vida casi libre dentro de lo que hacíamos antes: estudiábamos, estábamos dentro de grupos, deportes… a pasar a una vida de clandestinaje, de represión y un estado de sitio de facto y asedio que no nos permite movernos con tranquilidad. Por otro lado está el desplazamiento forzado de muchas personas que se fueron al exilio”, esa es la vida de muchos jóvenes y personas que participaron en las protestas, para Valle.
El líder estudiantil y miembro de la Alianza Cívíca, Max Jerez, dijo que ahora Nicaragua es un país sin justicia, con miles de exiliados, perseguidos y asediados por su forma de pensar. Jerez dijo que además, el país enfrenta una de las crisis económicas más grandes en tiempo de paz. Aún así, valoró que en estos dos años se logró que la comunidad internacional cambiara su posición sobre Nicaragua, porque antes de 2018 el Estado de Nicaragua no era visto como dictadura.