La ilusión que seguramente tenían al menos doscientos nicaragüenses varados en la caribeña isla de Gran Caimán de regresar a su patria se desvaneció el viernes 17 de abril cuando dos vuelos de repatriación programados para el sábado 18 fueron cancelados cuando la dictadura sorpresivamente le notificó a Cayman Airways que a partir de ese día cerraba todas las fronteras.
Hace poco se había conocido que muchos nicaragüenses que trabajaban en las Islas Caimán, muchos de ellos embarcados en cruceros caribeños, estaban viendo cómo regresar a Nicaragua y cuando finalmente lograron un acuerdo con Cayman Airways para ser trasladados en dos vuelos charter KX3070 el sábado 18, vuelos que fueron programados y aprobados el miércoles 15 por Aeronáutica Civil de Nicaragua, viene de “impromptus” el cierre del espacio aéreo.
Al inicio de la pandemia, países como los Estados Unidos advirtieron por medio de una circular a nivel mundial del Departamento de Estado que todos los ciudadanos de ese país deberían de retornar de inmediato a los Estados Unidos antes que se cerraran los aeropuertos o no hubieran más vuelos.
Costa Rica cerró sus fronteras pero permitió a sus connacionales o residentes que regresaran a casa. Nicaragua lo hace tarde y lo hace mal, porque la medida como bien señaló el doctor Avil Ramírez en la edición de LA PRENSA del pasado domingo, “la medida que tomó el régimen de Ortega es ilegal y arbitraria porque viola la Constitución Política que en su artículo 28 dice: los nicaragüenses tienen derecho de entrar y salir libremente del país”.
Los que tuvieron que emigrar e ir a trabajar en barcos de crucero fuera de Nicaragua; los que enviaron remesas para mantener a sus familias y a la economía y ahorraron lo suficiente como para comprar su boleto de regreso de las Islas Caimán son injustamente expatriados. Mi solidaridad con nuestros hermanos costeños.
Mientras gobernantes sensatos de otras naciones dieron un tiempo prudencial antes de cerrar sus aeropuertos, para que sus connacionales pudiesen regresar a su patria, aquí les cierran las puertas en sus narices a cientos de hermanos costeños que en medio de la pandemia mundial ante la pérdida de sus empleos, quieren regresar a casa.
Es una tragedia humana. Lo último que supe es que el gobierno de las Islas Caimán se ha comprometido a ayudarles y los están contactando uno a uno para ver de qué manera se les ayuda. Nuestro agradecimiento.
Las Islas Caimán es un archipiélago y protectorado británico de 3 islas caribeñas 240 kilómetros al sur de Cuba, cuenta con 59,613 habitantes y una extensión territorial de 264 km2, muy similar a la de Ometepe, pero con un PIB per cápita de 35,000 dólares.
El autor es periodista, exministro y exdiputado