Lacayo es una de las madres que protestaron por la libertad de sus hijos, haciendo huelga de hambre en la iglesia San Miguel, en Masaya. Por su activismo, enfocado en la demanda de libertad para los presos políticos, tiene más de cincuenta días de no pisar su casa, pero asegura que esto alimenta su sueño de un día ver libre a Nicaragua. Es licenciada en Banca y Finanzas.
¿Cuánto tiempo dedica a las redes sociales?
Casi las 24 horas, por esto de la pandemia.
¿Qué película la hace llorar?
En busca de la felicidad.
¿Qué es lo más loco que ha hecho?
Hacer huelga de hambre para que liberaran a mi hijo.
¿Cómo se describe en tres adjetivos?
Humanitaria, solidaria y amistosa.
¿Qué la aburre y disgusta a la vez?
La política.
¿Qué quería ser de adulta cuando era niña?
Médico, con una especialidad en Pediatría.
¿Cuál fue su juguete preferido cuando era niña?
Los colores, me encantaba pintar.
Si fuese capaz de cambiar algo en el mundo, ¿qué cambiaría?
A Daniel Ortega.
¿Qué olor la traslada a su infancia?
El café y el nacatamal.
¿Qué animal le gustaría ser, si pudiera convertirse en uno?
Un león.
Refrán favorito.
Al mal tiempo, buena cara.
¿Qué comida no puede rechazar?
Camarón empanizado.
Un sueño no cumplido.
Ver a todos mis hijos preparados. Solo las niñas han podido, pero los varones todavía no.
Un mensaje para los nicaragüenses.
Que tomemos nosotros las riendas de esta pandemia, no importa el costo que tenga, porque lo más importante es la vida.