La decisión de dejar el mercado Oriental, para resguardarse en su casa de la Covid-19 no fue fácil para Olga Lucía Álvarez, de 27 años. En este centro de compras, la emprendedora luchó durante cinco años, al lado de cuatro colaboradores, para sacar adelante su negocio de batidos.
Ella dio el salto, cuando empezó a notar el aumento de casos de coronavirus en el país, además se enteró que varios comerciantes de su zona habían fallecido por esta causa.
“Tuvimos miedo, hablé con mis colaboradores, les prometí que su plaza no la perderían, todos estamos esperando que las cosas cambien para empezar desde cero”, cuenta la joven.
Nueva idea
Olga, trasladó todo lo que pudo de su negocio a la casa. Estuvo durante un tiempo pensando en qué hacer para generar ingresos, y se le ocurrió poner “un caramanchel” afuera, exactamente sobre la carretera a Masaya, ahí ofrece chileros y chimichurri.
La mamá de Olga, Sarah Álvarez, también tenía un comedor en el mercado Oriental. Lo tuvo que cerrar por miedo al contagio.
Ella, decidió vender queso en el mismo puesto, el negocio lo atiende una sobrina, pues se está enfocando en atender pacientes en línea, ya que es médico de profesión. “En el caso de mi mamá, estaba empleando a tres personas, una a una tuvo que ir despidiendo, porque ya no se podía sostener su salario, al final, la mejor decisión fue cerrar el local, no se sabe hasta cuándo podremos regresar”, refiere la joven.
Ambiente deprimente
Álvarez, menciona que antes de la Semana Santa, había determinado empezar cuarentena voluntaria por 15 días, luego regresó a probar cómo estaban las ventas, y al notar que el ambiente era muy deprimente, mejor decidió no exponerse.
Con todos los instrumentos en casa, Olga, puso los banners que tenía en su local de batidos y de esta manera logra vender uno que otro.
“En el Oriental mi fuerte eran los batidos saludables, pero ahora, con lo complicado que es ir al mercado por frutas o verduras, se venden más lo que se elaboran con lácteos, hay días que vendemos cinco, otros solo tres, y a veces ninguno, pero no nos vamos a rendir”, explica.
a través de las redes
Además de vender sus productos entre el vecindario, Olga se promociona a través de las redes sociales. “Ahorita que estamos en esta situación, estamos comiendo de la venta de chileros. Yo los elaboró junto a mi esposo, como tenemos poco capital, y estamos trabajando con las uñas, no tenemos el montón, lo que hacemos es recoger los pedidos durante la semana y entregamos los días sábado a domicilio”, cuenta .
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Olga, cobra el delivery en dependencia de la distancia. Por lo general son 30 córdobas más. El costo de los chileros es de 100 córdobas y de los chimichurri 200. Los frascos son de 16 onzas.
“Tenemos de tres tipos de chileros, uno que es a la juliana, con chile jalapeño, otro con chile habanero, vegetales más cebolla, y el otro con chile cabro”, relata.
Los planes de Olga, por el momento, es quedarse en la casa y ganarse la vida de esa manera. “No es lo mismo ir a dejar un chilero, que ir a meterte al Oriental, el riego es mayor. Nos vamos a concentrar en los chileros, y los batidos, Dios proveerá”, resalta.
La comerciante comparte un mensaje de esperanza a todas aquellas personas que se han quedado sin empleo, o que tienen miedo emprender en medio de esta crisis sanitaria que azota el país.
“Primero nos tenemos que poner en las manos del señor, acatar las medidas de prevención, porque de eso depende que podamos volver a la normalidad. Yo le digo a la gente, si tiene la oportunidad de ofrecer de sus casa cualquier producto, sin miedo, hay que hacerlo”, aconseja.