El Real Madrid gobierna España. Ese país se vistió de blanco al consagrarse como campeón por vez número 34 de la máxima competición. Hoy no importaba el juego, sino el resultado final. La tropa de Zidane logró la materialización de la furia interna, la reconstrucción de un equipo caído tras su salida y la de Cristiano Ronaldo. Se decía que habían perdido el hambre, los goles y la actitud. Ahora este mago cuando jugaba parece que se trasladó al banquillo. Lo suyo no fue casualidad. Su acto es tan impresionante como sencillo, aún se busca cómo cambió el chip de sus estrellas, pasaron de pisar el suelo a mirar el cielo.
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En la otra acera el Barcelona se terminó de desplomar. No solo les tocó saborear el trago amargo de ver cómo su eterno rival se coronaba en una liga que se las habían arrebatado. Estaban a dos puntos arriba hasta la reanudación tras el parón por el Covid-19 y luego de ello, cayeron en picada. No se despidieron con honor, sino con lástima al caer derrotados ante el Osasuna (con un jugador menos) en su fortaleza llamada Camp Nou en donde no perdían en toda la Liga. Por si algo les faltaba, desapareció su blindaje.
De vuelta a Madrid
El Madrid se impuso 2-1 al Villarreal. Era el último acto para recibir el maná. Sueltos de inicio Casemiro realizó un robo de pelota, es lo que siempre hace. Se acompañó con Modric y el croata, que a sus 34 años parece haber rejuvenecido, asistió a Benzema. El balón pasó entre las piernas de Asenjo. Tan solo habían pasado 29 minutos. En la segunda parte, Ramos dio un paso al frente y salió al anticipo. Tomó el esférico, y como en sus viejos tiempos de lateral, llegó al área pequeña y recibió una falta. Benzema cobró en repetición después de la confusión inicial, cuando Ramos decidió rozar la pelota para que el francés rematara, pero fue anulado…Nada de polémica, un jugador del Villarreal también se había adelantado, obligando a la repetición del disparo. Iborra le dio sazón al cierre con su gol de cabeza a siete del final, luego otra vez tuvo el empate, pero falló y el Madrid estaba colocando la cereza final del pastel, sin embargo le anularon un gol a Asensio.
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No hay manera de empañar la grandeza de un equipo como el Madrid. Se impuso la ley del más fuerte, del más constante. Zidane parece haber iniciado otra era, en la cual no existe un referente total en el club. Hoy puede ser Benzema, mañana Hazard, Vinicius, Asensio, Modric, Kroos e inclusive el mismo Bale, quien pasó mucho tiempo en las gradas. Y si queremos entrar en la chistera del mago Zidane y buscarle una explicación de su éxito este año solo encontramos dos razones: pudo hacer lo que Solari y Lopetegui fallaron. Pasar de jugar para un jugador a soltar las cadenas al colectivo. Y por último, supo inteligentemente que perdería los goles de Cristiano, los cuales caían como caja registradora y se enfocó en la parte defensiva. El resultado: “voilà”, el mejor equipo defensivo de toda la Liga, superando al Atlético de Madrid y bebiendo champán desde su nuevo gobierno.