Ante el impacto de la epidemia de coronavirus en Nicaragua, el régimen de Daniel Ortega está reculando en su postura inicial de menosprecio a la Covid-19, a través de declaraciones de la propia pareja en el poder o sus personeros y funcionarios públicos.
La última que ha alzado la voz al respecto es la exministra de Salud y ahora asesora presidencial en temas de Salud, doctora Carolina Dávila Murillo, que durante una comparecencia este viernes comunicó la importancia de suspender las celebraciones presenciales de Santo Domingo.
“Sabemos que las fiestas de Santo Domingo representan las principales fiestas de nuestro país. Pero dado el contexto en el que estamos, con la pandemia del coronavirus, que sabemos que tenemos que tener las medidas de prevención y que el estar en contacto físico en estas fiestas que se aglomera mucha población, podría someternos a un riesgo de un brote”, admitió Dávila.
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Atrás quedaron las declaraciones en que personeros del régimen reducían el peligro de la pandemia a “noticias falsas” o que el sistema de salud de Nicaragua “le estaba dando una cátedra” a los demás países en el manejo de la pandemia, como lo dijo el diputado orteguista Wálmaro Gutiérrez.
Incluso, el propio Daniel Ortega se atrevió a decir que controlaban el ritmo de la pandemia. “El ritmo en que ha venido manifestándose la epidemia ha sido el que hemos logrado nosotros administrar. Sí, lo hemos administrado”, afirmó el dictador.
Cifras confusas
108 es el número oficial de personas fallecidas a causa del coronavirus en el país, según el Minsa. Sin embargo, organismos independientes como el Observatorio Ciudadano Covid-19 señalan que existen 2,487 muertes sospechosas por el virus.
Managua, donde se realiza la actividad de agosto, es el departamento que más casos tiene: 3,472 contagios, según el Observatorio.