Juan Lanzas
En diciembre de 2017 el campesino Juan Lanzas fue detenido por la Policía, acusado de haber robado dos bombas de fumigar, un panel solar y un quintal de frijoles. 28 días más tarde sus dos piernas le fueron amputadas, luego de recibir una golpiza y pasar encerrado en condiciones totalmente insalubres. Nadie ha pagado por ello, mientras él sigue sosteniendo que es inocente.
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Talcazo
10 de marzo de 2014. El Laboratorio de Criminalística de la Policía Nacional encontró que el polvo blanco ocupado a Milton González, hermano del boxeador Román “Chocolatito” González, era solo “talco”. Días antes la prueba de campo había determinado que el polvo era cocaína.
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Elea Valle
El 12 de noviembre de 2017 el esposo y los dos hijos mayores (de 16 y 12 años) de la campesina Elea Valle fueron torturados, acribillados y enterrados en una fosa común. Han pasado dos años y medio desde la masacre y continúa exigiendo que le entreguen los cuerpos de sus familiares para darles una sepultura adecuada. Mientras tanto, el Ejército sigue refiriéndose a ellos como delincuentes armados.
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Las Jagüitas
11 de julio de 2015. Managua. Policías dispararon “por error” contra el carro de una familia que volvía de la iglesia. Murieron dos niños y una joven. Nunca se conoció para quién realmente estaba dirigido el operativo y el caso quedó en la impunidad.
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#OcupaINSS
22 de junio de 2013. Managua. Turbas orteguistas, con la complicidad de la Alcaldía y oficiales de la Policía, asaltaron un campamento de jóvenes que apoyaban a los ancianos que reclamaban una pensión reducida. Siete vehículos, que juntos sumaban más de 77 mil dólares, fueron robados frente a los policías. A la fecha siguen “desaparecidos” y nadie ha pagado por esos delitos.
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El Carrizo
8 noviembre de 2011. El Carrizo, Madriz. Militantes sandinistas y funcionarios electorales, apoyados por policías y trasladados en camionetas de la Alcaldía de San José de Cusmapa, acribillaron a tres campesinos: don Mercedes Torres y sus dos hijos, Josué y Elmer. Ocho niños quedaron en la orfandad. Cuatro personas fueron condenadas por la masacre a apenas tres años de prisión. En diciembre de 2014 ya estaban libres.