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Todavía hay cicatrices sin sanar en la vida de Yamil Acevedo. Pasa el tiempo y cuando se toca la herida vuelve a sangrar. La muerte de su hermano, David “el Terry” Acevedo continúa golpeando a su familia como si hubiera ocurrido ayer.
Casi cinco años han pasado de aquel 14 de noviembre de 2015. “El Terry” murió después de desvanecerse sobre ring en su combate contra Nelson Altamirano. Tres años más tarde, su papá, también David Acevedo, falleció. Sufría cáncer en el colon, pero no quiso tratárselo, decía: “Ya quiero reunirme con mi hijo y salir de esta tortura”. Su mamá aún no puede ver una foto porque se suelta en llanto. Hubo un antes y un después de la tragedia. Y ahora, Yamil quiere volver al ring en honor a ellos.
“No creo que haya sido por la pelea, lo que va a suceder va a suceder. No quiero más boxeo para mis hijos, no quiero saber nada de boxeo”, dijo a LA PRENSA en 2015 el papá de Yamil tras la muerte de su hijo que para entonces tenía 23 años.
Yamil tiene tres años de no boxear. Su última pelea fue antes de la muerte de su papá. Luego se ha dedicado a trabajar y apoyar a su mamá.
Trabaja en un bar como supervisor de seguridad, tiene una niña de dos años llamada Alexa, en memoria del segundo nombre de su hermano (Alexander), si tiene libre se alista y acompaña a su mamá al mercado periférico. “Mi mamá tiene un salón de belleza y la rebuscamos también vendiendo frutas”, relata. El muchacho cumplió 25 años, era el más talentoso para el boxeo y considera que puede tener un segundo aire.
Pelearía con Ricardo Mayorga
Yamil había estado en todas las peleas de su hermano con quien había empezado en el boxeo, pero solo falló en una: la que le provocó la muerte. “Yo me estaba reconcentrando para defender el título Fedecentro por eso no fui, solo estaba mi papá, que lo entrenaba y su pareja”, recuerda. A su hermano le ofrecieron volver al beisbol porque era bueno, pero él decidió seguir boxeando porque en sus metas estaba pelear contra Ricardo Mayorga. En ese entonces Rosendo Álvarez lo promovía en Nicaragua. “Le había prometido la pelea para enero o febrero del año siguiente”, cuenta su hermano.
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David Acevedo (padre) siempre les inculcaba el beisbol, David (hijo) entró, pero a Yamil no le gustó y empezó a boxear, luego su hermano lo siguió y su papá, quien era profesor de educación física los preparaba para sus combates. “Mi papá nunca volvió a ser el mismo. Aunque todos sabemos que nadie tuvo culpa y él le dijo varias veces a mi hermano que dejara de pelear, pero no hizo caso. No obstante, mi papá en el fondo se culpaba por habernos metido al boxeo. Se pudo salvar del cáncer, pero él quería estar con mi hermano y me dolía mucho verlo sufrir así”, confiesa Yamil.
“Al estar a la orilla del ring, mi papá miró cosas que nadie más lo hizo. Eso lo impactó. Yo dejé de pelear tras su muerte. Realmente he tenido un luto de cinco años y ahora quiero honrar la memoria de los dos”, explica el pugilista de 13 triunfos y solo una derrota, la cual fue por descalificación. Yamil estudiaba Farmacia y se estancó en tercer año, también sacó la docencia en Educación Física, pero no tiene trabajo estable. El 18 de septiembre tiene programado su retorno, es un optimista empedernido y con todo y que su mamá no está de acuerdo en su regreso, mira en el pugilismo su salto a mejores comodidades.