Román González en sus inicios se había convertido en una figura en Japón. Parecía ser un exterminador de pugilistas del país del sol naciente. Venció a Hiroshi Matsumoto antes de ser campeón y, se coronó retirando al mejor de las 105 libras de aquel entonces, Yutaka Niida, destrozándolo en cuatro asaltos. Posteriormente en su segunda defensa le dio una paliza al excampeón Katsunari Takayama. Y los japoneses tenían una espina clavada, querían conseguir a un pugilista con la capacidad de vencer a Chocolatito. Y es ahí donde apareció por vez primera Naoya Inoue.
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Actualmente, Chocolatito no se imagina pelear contra el Monstruo Inoue. “Él va volando a otro peso, se siente más fuerte y es difícil que lleguemos a enfrentarnos”. Lo del púgil asiático es como un cometa que viaja a la velocidad de la luz, su desarrollo ha superado cualquier expectativa y se vislumbra como la próxima gran estrella del boxeo mundial. Chocolatito lo tiene claro, no quiere arriesgarse a enfrentarse con alguien aún más pegador que Rungvisai, ya no pretende tocar la fría lona en la recta final de su carrera.
Demasiado peligroso
El Monstruo japonés con cuatro peleas ya era campeón de Japón y con cinco combates era campeón del mundo. Dos reyertas posteriores y ya había saltado de las 108 a las 115 libras, aniquilando a Omar Narváez, un sólido y veterano monarca argentino. Por su lado, Chocolatito seguía triunfando y, la primera vez que le dicen de Inoue como un posible rival, fue cuando estaba en las 112 libras, luego de una de sus mejores presentaciones ante Akira Yaegashi, cuando le arrebató el cetro del Consejo Mundial de Boxeo en Japón.
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Pasó el tiempo y en 2015 inició a calentarse el combate. Para 2016 ya todo estaba trazado para esa pelea: Román vs. Inoue. Chocolatito saltó a las 115 libras y se consagró como tetracampeón. En teoría su primera defensa sería contra Inoue, quien había asistido al combate. “Me ofrecieron la pelea, pero lo que pagaban era muy poco. Por eso la rechazamos”, aseguró González tiempo después. Así fue como terminó enfrentando a Srisaket Sor Rungvisai en Nueva York y no al japonés. A partir de esa derrota, catalogada como un robo, se acabó la pelea. “Ya no tengo nada más qué hacer en las 115 libras, me voy a las 118”, expresó en sus redes Inoue.