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Nidia Chavarría (izquierda) creó la Fundación Fe y Lucha en Jinotega para apoyar a las mujeres con cáncer y a personas con otros padecimientos. LA PRENSA/Cortesía

La mujer que tuvo dos tipos de cáncer de seno y ahora dedica su vida a acompañar a pacientes con la enfermedad

Aunque el cáncer desapareció del organismo de Nidia Chavarría Rivera, no lo hizo así de su vida. Cuenta cómo fue padecer la enfermedad, el proceso de recuperación y ahora cómo ayuda —en medio de una pandemia— a otras mujeres con cáncer

A Nidia Cecilia Chavarría Rivera no le gusta que le digan sobreviviente, prefiere que la llamen superviviente de cáncer porque para ella supervivir es dar la lucha. Durante siete años batalló con dos tipos de cáncer de seno. Lo hizo con dolor, temor a la muerte y falta de atención médica oportuna. Hoy ya no tiene cáncer pero sigue luchando contra la enfermedad acompañando a otras mujeres que la padecen.

Las molestias propias de la enfermedad, dice Nidia, empezó a sentirlas en febrero de 2013, pues ya había experimentado anteriormente otras molestias que no le advertían la posibilidad de que fuera cáncer. “Una noche de tantas me sorprendió ver mi seno izquierdo un tanto enrojecido, con un ligero aumento de tamaño, y con mucha picazón superficial; consulté a un médico amigo y me respondió que podía ser algún tipo de alergia. Intranquila, traté de seguir con mis actividades normales, hasta que una noche no aguantando estos síntomas, quise revisarme más detenidamente, fui sorprendida (cuando) al sostener mi seno este expulsó una cantidad de un líquido un tanto viscoso, casi sólido, en mayor cantidad que una gota”, cuenta.

Nidia no dudó en acudir al hospital después de ese episodio. Aunque ella es originaria de Jinotega, en ese momento estaba viviendo en Managua y el hospital Manolo Morales era el centro hospitalario que le quedaba más cerca. Llegó pero de ahí fue remitida al hospital Bertha Calderón. Durante tres meses se enfrentó al ir y venir en ese hospital, fue atendida por cinco ginecólogos diferentes y asegura que ninguno de ellos le diagnosticó que tenía cáncer.

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“Nunca se me hicieron pruebas tampoco, nunca se me hicieron las pruebas que se utilizan y que son básicas, elementales, para diagnosticar un cáncer como es un ultrasonido de mama, una mamografía, una biopsia dirigida por ultrasonido. Es más, de los cinco ginecólogos ninguno me hizo un examen clínico, examen clínico se le llama al tacto que hace el doctor a la paciente en la parte afectada. Solamente me tocaba narrar a cada uno de ellos con quince o días diez de diferencia toda la sintomatología que había pasado para que al final me preguntaran: ‘¿siente dolor?’; y cuando yo respondía que sí me decían: ‘no se preocupe, tranquila, no es cáncer’”, relata la mujer de 48 años.

Nidia batalló contra dos tipos de cáncer de seno durante siete años. LA PRENSA/Cortesía

En medio del temor de escuchar que tenía cáncer, decidió solicitarle a los últimos tres ginecólogos que la atendieron un ultrasonido, la última ginecologa, dice, le respondió que se lo haría porque así ella lo pedía, pero no porque lo necesitara. Nidia decidió regresarse a Jinotega en busca de una respuesta inmediata y aunque ahí le realizaron un ultrasonido no obtuvo un diagnóstico completo, solo la orientación de la radióloga de que la enviaría de emergencia a oncología. “Con eso es suficiente para uno entenderlo”, dice.

Nidia recibió el diagnóstico de cáncer de seno cuando le realizaron una biopsia excisional, que se realiza a través de cirugía abierta, en el antiguo hospital Fernando Vélez Paiz, donde había sido remitida. Los resultados revelaron que tenía cáncer ductal in situ en su seno izquierdo. El trato en este lugar fue bueno, pero tuvo que ser remitida al hospital Bertha Calderón, donde ya había vivido un calvario, para recibir el diagnóstico completo.

La escena fue la misma: Nidia tuvo que enfrentarse a ocasiones en que no era atendida y le pedían que regresara al siguiente día. “Es un maltrato psicológico decirle a una paciente ‘ya no podemos atender hasta el día de mañana’, cuando uno anda con la necesidad imperante de que te atiendan, sabés que el cáncer te está comiendo segundo a segundo. Ese día me sentí la persona más ignorante del mundo porque estaba luchando contra un gigante que no le conocía (…) creo que ese es el calvario que viven el 98 por ciento de las personas que padecimos o padecemos cáncer, el desconocer la enfermedad es fundamental para sobrevivir o para morir por este mal”, señala.

Tras tres intentos por ingresar a la Fundación Ortiz Gurdián, que acompaña y ayuda a mujeres con cáncer de seno, Nidia fue admitida en el programa donde pudo recibir la atención necesaria, así como las 18 quimioterapias que fueron parte de su tratamiento. Mientras estaba en el programa, en agosto de 2014 se enteró que tenía no solo un tipo de cáncer, sino dos, y que estos estaban en etapa avanzada.

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Cinco años después de que se le realizó su última quimioterapia, Nidia recibió el alta médica del programa de la fundación. En septiembre del año pasado, mientras le realizaba su última revisión, el doctor le dijo: “Felicidades, ya estás de alta, ya no hay cáncer en tu cuerpo”. “Un día lloré por un diagnostico y hoy lloro porque Dios me hizo supervivir. A mí no me gusta que me llamen sobreviviente de cáncer, a mí me gusta que me digan superviviente y así me hago llamar, porque sobrevivir el cáncer es el resignarme a que vivís pero sin ninguna esperanza ni propósito. Supervivir es cuando das la lucha, cuando Dios te permite vivirla con un objetivo”, asegura.

Durante la pandemia, Nidia junto a la Fundación ha apoyado con kits de higiene a los pacientes que apoyan. LA PRENSA/Cortesía

Trata con la enfermedad día a día

Aunque el cáncer desapareció de su organismo, no lo hizo de su vida. Mientras estaba en tratamiento con la enfermedad, Nidia creó la Fundación Fe y Lucha Jinotega, que se dedica a acompañar a pacientes de escasos recursos económicos que se enfrentan a padecimientos como el cáncer. Reciben apoyo en el diagnóstico y tratamiento. Esta fundación actualmente atiende a 35 personas con cáncer tanto mujeres, como hombres y niños.

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En su rutina diaria hablar con los pacientes ocupa una parte fundamental: se asegura que estos asistan a sus citas médicas, está pendiente si tienen reacciones a los tratamientos y en ocasiones hasta los acompaña a realizarse exámenes de laboratorio o a las consultas.

Vulnerables ante el Covid-19

Y desde hace unos meses, al igual que el mundo, esta mujer ha tenido que modificar su estilo de vida y establecer protocolos para evitar contagiarse de Covid-19. La diferencia es que ella, al haber tenido cáncer, entra al grupo de mayor riesgo si llega a contraer el coronavirus. Su sistema inmunológico aún está afectado y débil. Asimismo, los pacientes con cáncer a los que su fundación atiende se enfrentan a otro riesgo: las visitas a los hospitales, que son los lugares de mayor contagio.

Sobre las medidas que ha tomado, Nidia asegura que para movilizarse utiliza un traje químico cuando debe estar fuera de su casa, mascarillas N95, guantes, botas de plástico encima de los zapatos y trata de mantener el distanciamiento. Cuando debe acompañar a los pacientes, trata de no permanecer mucho tiempo en los hospitales y evitar las aglomeraciones. Al salir de los hospitales, Nidia ya se ha cambiado una muda de ropa y ha desinfectado y guardado en bolsas de plástico grueso y en una caja de cartón su traje, se ha desinfectado las manos. El paciente con el que viaja también ha hecho el mismo proceso y se sube a un vehículo que ha sido dividido con una especie de lona para protegerlos. Nidia dice que al llegar a su casa, se quita la ropa y pasa directo al baño para continuar con su trabajo.

Así se moviliza Nidia junto al equipo de la Fundación y los pacientes en un vehículo. LA PRENSA/Cortesía

La doctora Verónica Avilés, cirujano mastólogo, explica que el cáncer de mama, al ser una enfermedad crónica, las personas que la padecen siempre van a ser más vulnerables que el resto de la población, así mismo explica que las mujeres que ya no tienen cáncer el riesgo es menor, pero siguen siendo vulnerables.

“En este tipo de pacientes que tienen una condición oncológica, que están además en tratamiento oncológico y si se contagian con el virus, pues obviamente la enfermedad se comporta de una manera muchísimo más agresiva impactando de manera negativa y muy grave en cuanto a su evolución, recordar que las pacientes oncológicas son pacientes con un sistema inmunológico comprometido que van a responder de una manera muy pobre desde el punto de vista de sus defensas, entonces el virus que tiene un comportamiento bien agresivo pues obviamente les impacta a ellas de manera muy negativa”, señala Avilés.

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Pero la pandemia además ha afectado a los pacientes con cáncer de otras formas: causando retraso en los diagnósticos y en los tratamientos. “Fueron seis meses que nosotros (personal médico) pasamos sin incentivar, sin motivar, a las mujeres a hacerse screening (método para detectar una enfermedad) y ahora nosotros estamos viendo un impacto negativo en el hecho de que las pacientes se están presentando con lesiones que pudieron haber sido advertidas hace seis meses en un estado más temprano. Por otro lado las pacientes que estaban ya diagnosticadas hubo que retrasárseles sus procedimientos quirúrgicos, incluso, algunas de ellas tuvieron que retrasar sus tratamientos desde el punto de vista oncológico pues lo que estaba en prioridad era la atención a los pacientes Covid-19”, sostiene la doctora.

La especialista asegura que desde la parte oncológica en el país se ajustaron a los protocolos internacionales y elaboraron otros para establecer prioridad en algunas condiciones oncológicas y en otros casos para garantizar que los hospitales estuvieran menos congestionados y el riesgo de una sobreinfección por Covid-19 fuera menos posible. Avilés destaca que las pacientes con cáncer de seno han asumido con muchísima responsabilidad esta situación sanitaria y se han cuidado, protegido y aislado.

Ese es el traje de protección que utiliza Nidia Chavarría en tiempos de pandemia. LA PRENSA/Cortesía

Pero la pandemia además ha afectado a los pacientes con cáncer de otras formas: causando retraso en los diagnósticos y en los tratamientos. “Fueron seis meses que nosotros (personal médico) pasamos sin incentivar, sin motivar, a las mujeres a hacerse screening (método para detectar una enfermedad) y ahora nosotros estamos viendo un impacto negativo en el hecho de que las pacientes se están presentando con lesiones que pudieron haber sido advertidas hace seis meses en un estado más temprano. Por otro lado las pacientes que estaban ya diagnosticadas hubo que retrasárseles sus procedimientos quirúrgicos, incluso, algunas de ellas tuvieron que retrasar sus tratamientos desde el punto de vista oncológico pues lo que estaba en prioridad era la atención a los pacientes Covid-19”, sostiene la doctora.

La especialista asegura que desde la parte oncológica en el país se ajustaron a los protocolos internacionales y elaboraron otros para establecer prioridad en algunas condiciones oncológicas y en otros casos para garantizar que los hospitales estuvieran menos congestionados y el riesgo de una sobreinfección por Covid-19 fuera menos posible. Avilés destaca que las pacientes con cáncer de seno han asumido con muchísima responsabilidad esta situación sanitaria y se han cuidado, protegido y aislado.

Doctora Verónica Avilés, cirujano mastólogo. Unidad Multidisciplinaria de Mamas. SAVIM. LA PRENSA/Cortesía

Incentivar el diagnóstico temprano

Sin embargo lamenta que por esta situación se ha retrasado el diagnóstico temprano de cáncer de mama y ha disminuido la demanda espontánea de las pacientes a hacerse estudios de control. “Hay que incentivar a las mujeres a hacerse sus chequeos aún en estas condiciones que nosotros como cuerpo médico estamos tomando todas las medidas de prevención necesarias, en los centros donde se están realizando las mamografías y los ultrasonidos se están tomando todas las medidas de seguridad necesarias con el objetivo de que retomemos la importancia de hacer el diagnóstico temprano del cáncer de mama”, señala.

“Nos está pasando de que muchas pacientes están diciendo ‘doctora voy a esperar que esto pase’ y yo creo que el temor a acercarse a las instituciones pues es válido porque lo que hemos pasado ha sido muy traumático tanto para el paciente como para nosotros como gremio médico, sin embargo yo creo que hay que tomar un poco la responsabilidad que también tenemos para con nosotras mismas, tomar los estudios de control con seguridad y responsabilidad. Este es un importante momento, más ahorita octubre mes de la lucha contra el cáncer de mama y es válido que retomemos la confianza en volver a chequearnos”, agrega.

Por ello, ni Nidia ni su fundación han dejado de dar acompañamiento a estas mujeres, para que no falten a sus citas médicas o a la realización de sus procedimientos pero siempre tratando de cumplir con las medidas que, como grupo vulnerable, deben tomar.

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