La frase trillada de los boxeadores: “no hay rival pequeño” es mentira. Sí los hay y por montones. En ese bolsón entra el oponente de Román González para este viernes: Israel “Jiga” González (25-3-0, 11 KOs). Chocolatito (49-2-0, 41 KOs) tiene claro que no quiere sorpresas en la categoría que le puso el mundo al revés y el porvenir oscuro, cuando en la primera defensa del título del CMB, hace tres años, Srisaket Sor Rungvisai lo destronó y, en la revancha, le apagó las luces. Por ese motivo prefirió una escogencia relajada, un contrincante con todos los elementos necesarios para que muestre su dentadura, saque el brillo de su presente y se proyecte otra vez como un dios de los pesos pequeños para la revancha en el siguiente año contra el Gallo Estrada.
Jiga González no ha mostrado nada en sus 28 peleas como para dudar de Chocolatito. Su boxeo no es nada espectacular y no hace nada bien, sino a medias. En sus declaraciones dice ser un peleador de contragolpe y que se faja en algunos momentos del combate. ¡Suena interesante! El gran problema radica en que como chocador aparece con una carrocería de papel y un motor de viento y como estilista tiene la velocidad de una scooter. Es ese peleador indeciso y confundido encontrando un estilo, el cual no lo hallará contra un tetracampeón curtido y con un golpeo incesante que no te deja ni pensar, te va liquidando minuto a minuto hasta verte tirado en la lona.
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Por el pasado de Jiga y de Chocolatito, se puede esperar un desenlace similar al de Edgar Sosa (KO en 2), Moisés Fuentes (KO en 5) o Diomel Diocos (KO en 2). Fuentes y Sosa todavía tenían mucho más peso por haber llegado a ser campeones mundiales, mientras que Jiga ha caído en sus dos intentos: primero contra Jerwin Ancajas y luego ante Khalid Yafai en Montecarlo. Y aunque el boxeo no es un cálculo matemático, lo cómodo que se vieron sus rivales hace creer que así estará Chocolatito para desplegar sus largas combinaciones e ir minando poco a poco su cuerpo hasta la explosión final. Para vencer a Román se necesita la pegada de Rungvisai o un estilo depurado como el del Gallo, y lo siento por Jiga y su hambre de título, sin embargo, ese valor intangible se ha visto aplastado por la calidad de sus oponentes en el cuadrilátero.
Chocolatito decidió hacer una pausa, enfrentar a alguien ya descifrado y sin ningún impacto. Aquí no hay ninguna incógnita, más allá de jugar a la ruleta para atinarle en qué round caerá el azteca. Chocolatito está encaminado al nocaut 42 de su carrera.