Carlos Buitrago se dirigió a la báscula con un físico definido, muy seguro de marcar por debajo de la categoría (108 libras). Detuvo la báscula en107.8, mientras el campeón de la Organización Mundial de Boxeo (OMB), Elwin “la Pulga” Soto, marcó 107.4. Se evidenció a dos peleadores sin sufrimientos, con mucha serenidad y evitando ser intimidados por el oponente con la mirada. El primero se arropó en la Bandera de Nicaragua y el otro en su corona mundial.
Este viernes (7:00 p.m.) Chocorroncito tratará de quitarse los demonios internos, y más que convencer a alguien más, buscará como convencerse así mismo que tiene las herramientas suficientes para destronar a La Pulga. En su álbum de recuerdos estarán sus pifias con Merlito Sabillo, CP Freshmart, Ángel Acosta e Hiroto Kyoguchi en su carrera por la corona. En cada pelea que iba pasando se miró peor que en la anterior, como si para él la experiencia no pesara más allá de un número en su récord.
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No es ningún misterio lo que debe hacer Carlos Buitrago si quiere romper su maldición. Se lo han dicho en cada una de sus peleas: tirar golpes, arriesgar el físico, tener iniciativa y demostrar coraje. Todos esos elementos combinados le dieron a Félix Alvarado la clave de su hazaña ante Randy Petalcorin. Aprendió de la paliza que le dio Kazuto Ioka, entregó el alma en Argentina contra Juan Carlos Reveco y encontró su tesoro en Filipinas.
Técnicamente Chocorroncito es superior a la Pulga, pero eso no sirve de nada si no se demuestra en el ring. Soto noqueó a Ángel Acosta siendo inferior en calidad, mientras Buitrago cayó noqueado en Puerto Rico por el mismo rival. El campeón mexicano ha demostrado tener suficiente coraje para cubrir todos sus defectos. En su única defensa contra el filipino Edward Heno, reflejó sus limitaciones y hasta tocó la lona, pero se levantó a tirar golpes sin pausas y los jueces lo recompensaron: giró el combate para conseguir una decisión unánime.
Buitrago ha tenido la suerte de contar con su papá, el Halcón Buitrago, en su carrera y una familia unida que lo respalda, critica constructivamente y, sobretodo, le extienden la mano aún en el fango. No obstante, es tiempo de su eclosión y deje de ser un Chocorroncito y se haga mayor, extendiendo las alas, mudando de piel y aplicando las herramientas que desde joven lo convirtieron en un prospecto. Soto saldrá claramente como favorito para vencerlo en las dos vías: nocaut o decisión. La opción del nicaragüense estará en si tiene la capacidad de exponer una versión que nunca se ha visto a nivel internacional, apretando los dientes y lanzando sus combinaciones como un autómata sin miedo a quedarse sin combustible. ¿Lo conseguirá?