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Henry García pieza clave en el ataque del Estelí. LAPRENSA/REAL ESTELÍ

¡Terror en La Sabana! Apoteósica victoria del Tren del Norte sobre el Herediano

Hubo terror en La Sabana. Desolado y sin público, vacío como un desierto así fue el juego de los ticos, anulados por el empuje de un conjunto que jugaba más allá de sus facultades

El 24 de noviembre el mundo recuerda la muerte de Freddy Mercury, la publicación del Origen de las especies de Darwin, la ejecución del asesino del presidente Kennedy (Lee Harvey Oswald), no obstante, los nicaragüenses fanáticos al balompié no olvidarán la noche en el cual el Tren del Norte logró su mayor gesta deportiva en la historia del club, eliminar a un equipo grande de Costa Rica. Hubo terror en La Sabana. Desolado y sin público, vacío como un desierto así fue el juego de los ticos, anulados por el empuje de un conjunto que jugaba más allá de sus facultades, que soportaba la presión, resistía las embestidas y salía con firmeza al contragolpe, haciendo ver al Herediano como un pequinés, moviendo el rabo entre las pierna para dejarse acariciar y luego ser estrangulado con el único gol del encuentro en los pies del colombiano, nacionalizado nicaragüense, Jorge Betancur.

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En Estelí funcionó todo. Se acoplaron rápidamente al terreno. Cada quien se adueñó de su posición, cuando eran superados  aparecía el relevo, se desprendieron de la responsabilidad de tener la pelota, pero consiguieron la inutilización del juego rival, obligándolos a retroceder en la mayor parte del primer tiempo y empezar de cero. ¡Qué bien se siente no tener la pelota y no estar incómodos! Así estuvo el Tren del Norte. Henry García desbordaba, como un roedor que huyendo de un gato se colaba entre adversarios, armaba jugadas, creaba peligro y fue incidente en las aproximaciones de los norteños. Ese muchacho nacido en Acahualinca se ha bañado en grandeza. En la vida no te determina donde nacés. Ese pequeñito jugador con fragancia de Dior para un país de poco brillo se robó todas las miradas, los elogios y los aplausos desde la distancia. Sencillamente fue el mejor del partido. Y todavía cuando tuvo que defender lo hizo, como una estaca en la cual se tropezaban los del Herediano. Lástima que el travesaño le negó el gol, ese tiro de gracia en el desenlace, pero era abusar como diría Villoro de la “Diosa Chiripa”.

La obra maestra de Estelí la empujó Barrera, y como Atlas sosteniendo el mundo Richard Rodríguez desde la contención, Yohn Mosquera repartiendo patadas desde todos lados, el brasileño Rodrigo Bronzatti y Oscar López firmes como centrales ante el asedio de los atacantes John Jairo Ruiz y Jonathan McDonald, mientras el arquero Romo se convertía en un factor de seguridad.

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Semanas atrás Estelí se mediría a un Herediano mermado por el Covid-19 y no tendría a siete de sus principales jugadores. Sin embargo, Concacaf decidió cancelar el encuentro. La historia hubiese tenía una excusa. Ahora no las hay. Hubo terror en La Sabana, mucho carbón en el Tren y una apoteósica victoria que sabe a todo. Ni Mercury, ni Darwin ni Kennedy, en el norte de Nicaragua solo se recordará el pitido de una locomotora.

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