En el exilio lo que más extraña es “el amor del pueblo de Nicaragua”. Carlos Mejía Godoy está casado, tiene ocho hijos y seis nietas, y a sus 77 años “el rancho sigue ardiendo”. No tiene nada que decir a la pareja presidencial, pero sí a los nicaragüenses.
¿Qué olor lo traslada a su infancia?
El del pan saliendo del horno.
¿Sabe cocinar?
Me gusta crear ensaladas.
¿Salud, dinero o amor?
Amor. De ahí sale lo demás.
Si pudiera conocer a cualquier persona, viva o muerta, ¿a quién elegiría?
A Albert Einstein, para aprender de su humildad.
¿Cuál es su músico preferido?
Ennio Morricone.
¿Y su instrumento musical favorito?
Obviamente, mi cómplice: el acordeón.
¿Con quién le gustaría cenar esta noche?
Con Meryl Streep.
¿Montaña o mar?
Mejor un río.
¿Tiene mascota?
La pierna derecha más-cota que la izquierda (ríe).
¿Comida favorita?
El vigorón granadino.
¿Cree en Dios o prefiere al Cristo de Palacagüina?
El de Palacagüina. Es más cercano.
¿Qué cosa lo hace enojar?
La arrogancia.
¿Alguna película que lo haga llorar?
La lista de Schindler.
¿Sin qué invento no concibe la vida?
El lápiz de grafito con borrador.
¿Qué es lo que más extraña de Nicaragua?
El amor de mi pueblo.
Si pudiera hablar con la pareja presidencial, ¿qué le diría?
En este contexto, nada.
Un mensaje para los nicaragüenses.
No los perdonen, porque ellos sí saben lo que hacen.