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Wilmer Hernández junto a sus pupilos en el gimnasio Tropical Boxing. LAPRENSA/JADER FLORES

De entrenar a Román González a preparar niños: la nueva faceta de Wilmer Hernández

Wilmer Hernández no olvida aquel día en el cual el apoderado de Román González, Carlos Blandón, y el monarca se aparecieron en el sitio donde impartía clases para pedirle que se uniera al equipo

El día después de la primera derrota de Román González con Srisaket Sor Rungvisai, la cual se catalogó como un robo, marcó la sentencia de Wilmer Hernández, quien debutaba como entrenador de Chocolatito tras la muerte de Arnulfo Obando. Ese muchacho que tenía grandes cualidades como pugilista, pero un desprendimiento de retina le truncó su carrera, había alcanzado la cima como adiestrador con el que fuera en su momento el mejor peleador libra por libra del mundo. Todo cambió con esa derrota. Se buscaron culpables y rodaron cabezas. Una de ellas fue la de Hernández, a pesar que el combate de Román había sido electrizante, con una condición física inmejorable durante los 12 asaltos.

Hernández se perdió de ganar alrededor de 25,000 dólares en la revancha como entrenador, pero lo más grave fueron las condiciones en las que se presentó Chocolatito, demolido por Rungvisai.  A partir de ahí encontró un hueco con Cristofer González, siendo parte del equipo que lo coronó contra Daigo Higa, luego trató de consagrar nuevamente a Byron Rojas; sin embargo, se congeló su pupilo y trató en diciembre de 2019 recuperar la corona con el Látigo, terminando noqueado por Julio César “Rey” Martínez. Lo más reciente fue verlo como asistente de Luis Cortez en la esquina del campeón Félix Alvarado en su segunda defensa ante Dejaay Kriel. No obstante, Hernández decidió darle un giro diferente a su carrera.

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Confiesa que siempre ha querido formar a un campeón mundial desde la concepción y por ese motivo entrena ahora a niños. “No es primera vez, pero en esta ocasión lo hago con más empuje porque tengo a mis tres niños, además de unos primos y otros niños que sus padres me los han confiado. Uno aprende a tocar el piso nuevamente y a reinventarse”, indica. Todos los días entrena en el gimnasio Tropical Boxing y el lugar parece una escuela primaria, solo que en el salón hay un ring de boxeo y los cuadernos, lápices y demás útiles son transformados en sacos y guantes de boxeo.

“Uno debe tener paciencia. No fue fácil trabajar de cero. Los tiempos son duros y más allá de esto no tengo otro trabajo. Lo hago por pasión y sobrevivo con algunos ahorros que gracias a Dios guardé. También entreno a dos muchachos profesionales y otros amateurs, uno de ellos es Nicolás Castillo, es un 168 libras y tiene muy buena proyección. Causará mucho ruido en el futuro”, explica.

Hernández será completamente feliz cuando consiga formar a un campeón mundial, es muy agradecido con los que le extendieron la mano en su momento, ha tratado de implementar clases para fitness pero el Covid-19 ha truncado su proyecto. No olvida aquel día en el cual el apoderado de Román González, Carlos Blandón, y el monarca se aparecieron en el sitio donde impartía clases para pedirle que se uniera al equipo. Ese fue el antes y después de su carrera. Por el momento ha vuelto a sembrar para cosechar en el futuro.

Deportes Román González Wilmer Hernández

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