El trozo de madera calcinado, que fuera el rostro de la imagen de la Sangre de Cristo, fue exhibido en la urna de un pequeño altar colocado a la derecha del Altar Mayor este domingo en la misa solemne celebrada en la Catedral Metropolitana de Managua, a seis meses del incendio que consumió la capilla menor de la Sangre de Cristo y quemó la centenaria imagen venerada por la feligresía católica.
El cardenal Leopoldo Brenes – quien presidió el servicio religioso – lamentó lo que la Iglesia Católica considera un atentado a esta institución religiosa. “A diario lamentamos ese atentado contra la imagen de la Sangre de Cristo, pero como dijo el Papa esta semana, alguien podrá echar al fuego todas las biblias del mundo, pero la palabra no será borrada”, dijo en medio de la ceremonia.
Hace exactamente seis meses, el 31 de julio de 2020, las llamas envolvieron el lugar luego de que – en versión de los primeros testigos y lo que la iglesia sostiene – un desconocido lanzara una bomba molotov en el interior de la capilla donde se encontraba la imagen. La Policía en su informe oficial atribuyó el incendió a la combustión espontánea por acumulación de gases en el interior del lugar y las altas temperaturas, desestimando totalmente los señalamientos de la iglesia.
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“Las personas que planificaron ese atentando pensaron que destruyendo nuestra venerada imagen nuestra fe en Jesucristo se perdía, no, porque nuestra fe no está pegada en la frente con saliva, sino que está grabada en los más profundo del corazón, y lo que está grabado en el corazón nada ni nadie lo podrá apartar, ni robar”, dijo el cardenal Brenes.
Guardan esperanzas para restauración
El cardenal Leopoldo Brenes dijo este domingo que se realizan estudios para la restauración de la imagen de la Sangre de Cristo y se ha enviado material a Guatemala para que se hagan los debidos análisis de valoración de su estado. De acuerdo con Brenes, hay una comisión que trabaja en la restauración de la imagen y se están haciendo coordinaciones con un obispo de Guatemala para tales efectos. Especialistas de Guatemala vendrán a Nicaragua para ver in situ la situación actual de la imagen.
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La imagen
Se hace referencia a que la imagen llegó de Guatemala, pero nadie sabe quién la talló. El escultor quedó en el anonimato. El artista plástico Rodolfo Ocampo lo único que alcanzó a decir a LA PRENSA, recién ocurrió el atentado, es que escultores como los que tallaron la Sangre de Cristo ya no existen “ni en Guatemala”. “Tal vez habrá unos cuantos en México. Muy pocos”, explica.
Sobre la imagen de “la Sangre de Cristo”, la teóloga María López Vigil explicó en una entrevista a Revista Domingo que solo en Nicaragua se le llama así a la imagen de Jesús crucificado y es precisamente la que despierta más devoción y más impacto.
“Es la imagen de un torturado. La muerte en cruz la emplearon en gran escala los romanos, que la consideraban el suplicio más cruel y denigrante que existía. La reservaban para los extranjeros y solo en escasas ocasiones se crucificaba a ciudadanos romanos. Era la pena de muerte que sufrían los esclavos. A los hombres libres se les podía crucificar por delitos de homicidio, robo, traición y, sobre todo, por rebelión política contra Roma”, dijo López Vigil.
“Roma crucificó a millares de judíos cuando Israel era una provincia del imperio. Era costumbre desnudar a los crucificados para así aumentar su humillación. Siglos de historia, de cultura y arte han limpiado de horror la imagen de esta horrenda tortura. Ver en Jesús así, un guiñapo ensangrentado colgado de un palo, como una revelación del amor de Dios resultó un escándalo en la historia de las religiones”, señaló la especialista en temas religiosos en su entrevista con Domingo.
La imagen tiene 382 años de estar en Nicaragua, desde que en 1638 la imagen llegó procedente de Guatemala y la instalaron en un templo llamado Veracruz, ubicado donde hoy está el obelisco dedicado a Darío, detrás del teatro, cuando Managua “no llegaba ni a pueblo” y solo servía como tránsito entre León y Granada, según escribió el religioso Bosco Rodríguez.