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CONTENIDO EXCLUSIVO.En una situación de dictadura como la que vive Nicaragua, buscar la verdadera unidad de los sectores opositores es un asunto de sobrevivencia. Pero a pesar de la demanda ciudadana que pide a gritos la unión de los bloques opositores, en el país existen grupos que no llegan a acuerdos a un poco más de ocho meses de programadas las elecciones generales y en medio de la represión policial que amenaza a todos por igual.
Por el contrario, siguen surgiendo alternativas de “unidad”, la más reciente, anunciada el viernes 19 de febrero, una amalgama entre personajes conservadores y liberales.
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Hace tres años, en medio de la represión armada contra las protestas civiles, diversos sectores del país lograron formar una alianza nombrada Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia en el fallido diálogo nacional con Ortega, pero en menos de tres años esa organización sufrió varias deserciones y se alejó del proceso unitario con otros bloques surgidos a raíz de las protestas de abril.
Los tres bloques de la oposición
En el actual contexto actual y de cara a las elecciones hay tres plataformas llamando a la unidad opositora por separado: la Coalición Nacional (CN), la Alianza Ciudadana y Unión Republicana (Unir), anunciada recientemente por el presidente del Partido Conservador, Alfredo César Aguirre.
La CN reúne a diez sectores y organizaciones, entre estas dos partidos políticos, movimientos políticos sin personalidad jurídica, organizaciones civiles, estudiantiles, campesinos, familiares de víctimas, grupos en el exilio, entre otros.
La Alianza Ciudadana es un acuerdo entre la Alianza Cívica —que se separó de la CN— y el partido Ciudadanos por la Libertad (CxL). Esta plataforma está conformada por sectores similares a los que tiene la CN, pero con la particularidad de integrar al sector empresarial del país, lo que para algunos críticos es la causa de que este bloque no logre coincidir con la CN.
La Coalición y la Alianza Ciudadana tienen más coincidencias que diferencias en sus establecimientos y principios, entre estos restablecer la democracia en Nicaragua, reformar el sistema electoral y la restitución de todas las libertades públicas.
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De manera singular, la CN ha hecho reiterados llamados a la Alianza Ciudadana para dialogar, pero esta última no le ha dado respuesta.
El pasado 18 de febrero, Oscar Sobalvarro, miembro de la Comisión de Diálogo Político de la Alianza Ciudadana, dijo a LA PRENSA que pronto darán una respuesta, en alusión a la carta enviada por los voceros de la Comisión de Buena Voluntad (CBV), que hace gestiones para unir a los bloques opositores.
Sin embargo, el sábado 20 de febrero era el último día para esperar respuesta de la Alianza Ciudadana y no hubo.
¿Pero cuáles son las razones que impiden la unidad?
El politólogo Guillermo Incer Medina valoró que la imposibilidad de lograr la unidad radica en los intereses del “gran capital”, que maniobra en la Alianza Cívica para buscar una unidad, pero bajo sus intereses. Incer dijo que el sector privado tiene un “afán” por controlar la salida de la crisis política y humanitaria que hay en el país desde 2018, y con ese objetivo “han querido operar detrás de las organizaciones de las que son partes y eso ha hecho más lento el proceso de unidad”.
“Muestra de ello es la salida de la Alianza Cívica de la Unidad Nacional, la salida de la Alianza Cívica de la Coalición Nacional, y la reticencia ahorita de la Alianza Ciudadana de acercarse a otros sectores de oposición”, valoró el politólogo.
Aguerri dice que es intolerancia
José Adán Aguerri, expresidente del Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep) y representante del sector privado en la Alianza Cívica, ve a quienes culpan al sector empresarial de la crisis que vive el país como “grupos que siguen viviendo en el pasado”, “intolerantes” y “encerrados en sus esquemas ideológicos”.
“Lo importante es continuar trabajando a la par de todos los sectores como lo hemos venido haciendo desde abril del 2018, con un objetivo en común que es la justicia, la democracia, la seguridad y el progreso del país. Entramos separados al primer diálogo y salimos juntos a todos los sectores”, expresó Aguerri.
LA PRENSA/Roberto Fonseca
Aguerri destacó el hecho de que hay uniformidad en que se necesita una alianza o plataforma electoral relevante y considera que eso es lo que va a prevalecer.
“Hay uniformidad en una mayoría de la población que compartimos un objetivo común, que es cambiar al gobierno actual por la vía democrática. Ya se logró una vez. Podemos hacerlo dos veces. En donde hay diferencias todavía es en cómo se tiene que estructurar esta alianza o plataforma y qué se tiene que priorizar”, aseguró el representante del sector privado.
Carlos Tünnermann Bernheim, vocero de la Comisión de Buena Voluntad —creada precisamente para gestionar la unión de toda la oposición—, consideró que la unidad se rompe cuando hay grupos que quieren tener el protagonismo sobre los otros y entonces entran en conflicto todos los demás.
“Parece que las dificultades están en las pretensiones hegemónicas de ciertos grupos, que declaran una unión, pero con la idea de ser ellos la fuerza hegemónica o la que toma las decisiones principales. O hay también algunos grupos que piensan en la unión siempre que sea en torno a ellos, es decir, ellos quieren ser el centro de la unión. Me parece que esas son posiciones equivocadas que dificultan más bien la unión”, dijo Tünnermann.
Tamara Dávila, miembro del partido Unamos y del consejo político de la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB, organización dentro del proceso de unidad de la CN), valoró que algunos grupos políticos no están dispuestos a dejar atrás las prácticas de querer “controlar, no consultar, no ceder”.
“Es un problema no entender que este país ya no es el mismo de antes del 2018, y que quienes no nos pongamos en sinfonía de esos cambios y demandas, pues hay facturas que se nos cobran”, expresó Dávila.
Tünnermann y Dávila coincidieron en que también les parece que los grupos que se resisten a unirse no tienen como objetivo principal salir de la dictadura.
Políticos con las mismas mañas
Para la politóloga Carmen Chamorro, esas actitudes de los opositores significan que no han abandonado las prácticas tradicionales de hacer política, lo que, según ella, fácilmente se puede ver en sus discursos.
“Las propuestas que se están haciendo son básicamente populistas, se basan en temas que te pueden hacer más populares, son temas que te van a conseguir votos”, dijo la politóloga.
Chamorro valoró que los políticos olvidaron el cambio que se vivió en 2018. Ese año, el país experimentó una renovación de los espacios políticos, motivada por los grupos autoconvocados que nacieron de la propia ciudadanía que demanda cambios en el país.
En ese contexto surge un primer intento de reunión de los sectores civiles opositores a través de la UNAB.
También ya había nacido la Alianza Cívica, fundada por delegados de los sectores opositores, seleccionados por la Conferencia Episcopal, para que participaran en un diálogo nacional con el régimen de Daniel Ortega y que fueran quienes representaran las demandas ciudadanas para terminar con la crisis que surgió tras la represión armada.
“Se han hecho dos o tres esfuerzos de conformar esta unidad de todos los grupos de oposición, y en primera instancia se creó la Unidad Nacional (UNAB), allí estaban todos los grupos de oposición, (pero) en cierto momento se dividieron y se salió la Alianza Cívica, para juntarse de nuevo y crear la Coalición Nacional, porque no tenían el poder que querían en la UNAB, que podían tener en otro espacio como una organización autónoma”, comentó Chamorro.
“Entonces hay como ciertas contradicciones dentro de los mismos espacios de oposición, donde vemos que cuando organizaciones no tienen la capacidad o el poder de imponer ciertas agendas o liderazgos, se salen y buscan cómo conformar otras plataformas”, explicó.
La politóloga valoró que esta situación lo que hace es dividir y debilitar el trabajo organizativo y generar más incertidumbre en la ciudadanía. “Yo creo que es muy difícil para la gente que no está metida en estos espacios políticos darle seguimiento a tantos espacios, a tanta gente, a tantos movimientos que se crean”, agregó.
Otros grupos que también llaman a la unidad
El presidente del Partido Conservador (PC) y promotor de Unión Republicana (Unir), Alfredo César, ya dejó claro que para él las otras plataformas son fracasadas, por eso él creó su propia opción donde espera que otros se sumen.
El Partido Liberal Constitucionalista (PLC) quedó fuera del proceso de unidad en la Coalición Nacional, debido a conflictos internos entre sus miembros por la presidencia del partido.
Ahora el PLC, en manos de María Haydeé Osuna, también llama a la unidad por separado y asegura que está haciendo diferentes esfuerzos para lograrlo. Osuna dijo el lunes 22 de febrero que hay que tener fe en que la unidad se va a lograr, porque en política nada es imposible.
Crisis desde 2018
Mientras avanza el tiempo, el país sigue sumergido en una crisis que inició el 18 de abril de 2018 con la represión armada contra las protestas civiles por una reforma a la seguridad social y que luego escaló a una demanda por la salida de Ortega del poder. Ese año murieron más de 300 personas por la brutal represión estatal, según documentó la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Los ataques del régimen orteguista también dejaron más de 2,000 heridos y 100 mil personas en el exilio por la persecución y amenazas de la Policía y los simpatizantes de Ortega. Al menos 700 personas fueron detenidas por protestar en 2018 y aunque la mayoría fueron excarceladas en 2019, viven bajo asedio y amenazas. Actualmente existen más de 100 presos políticos por manifestarse o protestar contra Ortega.
Y así, a medida que el régimen continúa sus maniobras de represión y asedio contra los ciudadanos que piensan diferente, los bloques opositores siguen surgiendo por separado.