La mala planificación deportiva del Diriangén le estaba pasando factura a Bernardo Laureiro. La nómina sobrepasó el límite de extranjeros —permite cinco y llevó a siete— y la institución decidió sacrificar al volante uruguayo, el mejor jugador del 2020 con 15 goles y 14 asistencias sumando el Clausura y Apertura, mandándolo a préstamo a un equipo de Segunda División para inscribir en su lugar al colombiano Yohn Mosquera.
Mosquera llegaba al Cacique desde el Real Estelí con la “cláusula del miedo” que le impedía enfrentar a su exequipo en cualquier instancia, pero la dirección técnica del equipo lo colocó como intransferible, junto a otros cuatro, a excepción de Laureiro, quien el sábado le dio el éxito al Diriangén contra el Real Estelí con el gol más rápido en la historia de los torneos cortos: 39 segundos oficialmente.
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En Diriamba, la inesperada salida de Laureiro se esparció a la velocidad de las redes sociales. Dos horas después de conocerse las intenciones del club, el plantel y las personas más cercanas a ellos conocieron el movimiento pretendido por la directiva. “Pusieron a escoger al entrenador (Flavio Da Silva) quiénes eran los extranjeros con los que contaba y los mencionó en este orden: los brasileños Robinson Luiz y Maycon Santana, el hondureño Marel Álvarez, Mosquera, el argentino Jonathan Pacheco y Laureiro”, aseguraron los conocedores del tema.
La propuesta de la directiva del Diriangén fue mandarlo cedido seis meses a un equipo de Segunda División y renovar un año más. El HyH Sébaco, subcampeón del ascenso, se movió rápido y tenía prácticamente arreglada la llegada de Laureiro; sin embargo, el uruguayo le comunicó a los dirigentes que no aceptaba su oferta y la única manera de salir del club era cancelarle los seis meses de contrato restante.
Los directivos cambiaron de parecer y respetaron la decisión de Laureiro. Finalmente, el sacrificado fue el argentino Pachecho, quien llegó a préstamo por seis meses a la UNAN, actual campeón de la Segunda División. En la cúpula del Diriangén nadie quiso hablar o dar la cara respecto al tema. Alberto Castro, el gerente del equipo hasta el 1 de febrero, no contestó mensajes ni llamadas, tampoco su sustituto Herberth Cabrera, quien calló de la misma forma que el técnico Flavio Da Silva, quien había descartado a Laureiro y el sábado le dio su tercer triunfo —ocho empates y cinco derrotas— en 16 clásicos nacionales.