Si algo tiene Dennis Martínez cuando habla sobre beisbol es hacerlo con mucha propiedad. Una carrera de 23 años en las Grandes Ligas respalda sus palabras, pero sobre todo no trata de caer bien, sino de articular lo que considera correcto con relación a un tema y exponerlo. Es el caso de Jonathan Loáisiga en esta primera entrega.
Estoy en la casa del Presidente en Miami, Florida. Su hogar es el reflejo de toda una vida de trabajo. La propiedad es grande y cómoda, con piscina y muchos cuartos, salas de estar por doquier y en su patio cabe un campo de futbol. Para vivir en un país donde cada centímetro de tierra vale oro, Dennis se da el lujo de respirar aire fresco a sus anchas. “A veces en la mañana cuando corro me encuentro a David Ortiz. Vive al frente”, señala el primer lanzador latino con un juego perfecto.
En esta serie de trabajos sobre los jugadores nicaragüenses en la élite, empezaremos con las palabras de Martínez sobre Jonathan Loáisiga, este martes con Erasmo Ramírez y JC Ramírez; hasta finalizar con Cheslor Cuthbert.
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¿Qué opinión tiene de Jonathan Loáisiga?
A Jonathan Loáisiga le vi la misma perspectiva mía, solo que con más potencial a él porque tira más fuerte, yo llegué a tirar unos dos lanzamientos de 93 o 94 millas por hora en toda mi carrera, mi promedio era entre 90 y 92, pero tenía un lanzamiento que se movía, que era el sinker. Loáisiga tiene mayor proyección, además cuenta con la misma curva que yo tenía, la cual me encantó, pero he visto que ha perdido confianza y eso es porque empezás a pensar en que si la tirás demasiado, te la van a descifrar. Yo la tiré desde mis inicios hasta mi retiro porque era mi mejor arma, era el pan y mantequilla de mi repertorio. Así que él la minimizó para que no se la vieran, pero más allá de eso tiene armas para ser un gran lanzador abridor.
¿Si tiene más herramientas y potencial que usted, por qué entonces no se ha establecido?
Los pícheres pasamos por diferentes momentos y más cuando sos joven, creemos que todo es a base de fortaleza, nos ponemos brutos, palabra que se usa mucho en el mundo del beisbol. De joven querés ponchar a toda costa, cuando lo principal es sacar out, no importa cómo sea. Si pasa el ponche está bien, pero lo fundamental es que no te hagan conexiones fuertes, sino a terreno cubierto.
También el mánager ha señalado que Jonathan usa muchos lanzamientos y termina perdiendo a bateadores con conteo a su favor…
Es porque quiere ponchar y el ponche se convierte en el eje de sus lanzamientos. Con el tiempo irá experimentando, aprendiendo y mejorando. Si querés ser abridor, debés minimizar ahorrar lanzamientos para poder profundizar en la segunda parte de los partidos. Para eso debés estar enfocado mentalmente en tu plan. Mi meta era lanzar 12 lanzamientos por episodio y así iba poco a poco hasta conseguirlo. Hacer 125 disparos en un juego de nueve entradas era un buen juego.
Ahora le piden cinco o seis entradas a un abridor…
Por eso mismo, uno debe formarse el plan. Ahora los cácheres tienen el scouteo y las indicaciones del coach de picheo. Piden cosas que antes no las hacíamos, como la curva con caída en la parte delantera del pie o en la trasera. En mis tiempos eso no existía. Me parece hasta tonto porque uno no controla el quiebre de una curva, uno la tira y espera que reviente. El único lanzamiento controlable es la recta, la cual es la mejor arma si la domaste. En mi caso, la usaba afuera contra derechos, la de cuatro costuras, mientras que la de dos costuras la utilizaba en la parte de adentro: al zurdo se le corría y al derecho le entraba. Ese picheo lo usaba en conteo a la defensiva con 0-2, se la tiraba en medio pero sabía que al momento del plato haría un movimiento y rompía bates porque los bateadores esperan la recta por ahí, cuando la ven hacen swing pero ya es tarde.
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¿Qué futuro le augura a Loáisiga?
En una ocasión tuve chance de platicar con él y le expliqué el funcionamiento de algunos picheos. Le quise ayudar, pero perdió contacto, me imagino que no puede o no quiere o no tiene tiempo, al final cada quien se debe encontrar uno mismo y en el beisbol el pícher debe definirse para no depender de otra persona. Hay que reflejar carácter de qué sos capaz de hacer y tener el coraje o la valentía de defenderlo, para que siempre salga a relucir. A mí nadie me decía qué podía o no hacer porque me conocía, era mi principal crítico y cuestionador. Si Dios me había dado un talento, entonces debía demostrarlo, antes trabajarlo y hacerlo efectivo. Me preocupaba mucho y estudiaba a los bateadores. Hubo dos veces que el cácher me decía qué hacer y tirar, por hacer caso me agarraron a palo, luego mostró carácter y hablé con Earl Weaver, el mánager, y le dije que me dejara lanzar como podía hacerlo, si me daban palos me regresaría a Nicaragua o a tirar a cualquier lado. De mala gana me dijo que sí: tiré blanqueada. Eso reflejó lo que podía hacer. En estos tiempos el cácher te orienta todo, el pícher se convierte solo en una máquina que recibe órdenes. El problema es que al día siguiente los titulares son que perdió el lanzador, no el receptor, por eso uno debe decidir.
Solo a los grandes pícheres los dejan hacer eso…
Porque vos te ganás eso, das a entender que podés y Jonathan debe demostrarse y decir: Me gustaría que me den la oportunidad de lanzar un juego en el entrenamiento a mi manera, pero no lo hacen, tienen miedo porque por decir al coach o mánager se enfaden. Si se molestan que lo hagan, pero exhibís carácter e independencia.