A menos de 100 días de que se cumpla el plazo de la Organización de Estados Americanos (OEA) para que el régimen haga cambios en el sistema electoral de Nicaragua, Daniel Ortega sigue ignorando esa demanda nacional e internacional en pleno año electoral.
El CSE de Nicaragua es una institución controlada por el partido gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), que encabeza Ortega. Es por eso que los opositores exigen cambios antes de entrar de lleno al proceso de las elecciones que se realizarán el domingo 7 de noviembre.
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La esperanza de la oposición es que el régimen orteguista se vea obligado a anunciar algunos cambios al sistema electoral en mayo, que es cuando se vence el plazo que le dio la OEA a Ortega para hacer reformas que garanticen un proceso electoral libre, justo y transparente.
Sin embargo, Daniel Ortega no ha dado ni una solo señal de que vaya a ceder alguna garantía, en cambio, la represión policial contra los opositores se mantiene intacta, la ciudadanía no puede salir a protestar ni puede manifestarse de ninguna manera contra el régimen.
Discurso repetitivo
En su discurso de este lunes, en conmemoración del 87 aniversario de la muerte del general Augusto C. Sandino, Ortega habló 53 minutos.
Su intervención transcurrió entre intensos y repetidos ataques a Estados Unidos; se perdió en sus recuerdos de la Guerra Fría que acentúan su condición senil; envió un mensaje de solidaridad a su homólogo venezolano, Nicolás Maduro, y entre todo eso hizo un ardiente llamado a cesar las guerras en el mundo, aunque en Nicaragua la Policía y los fanáticos sandinistas asedian y reprimen a los opositores.
Particularmente en este discurso, Ortega exigió la vacuna contra el Covid-19 para los países en vías de desarrollo como Nicaragua. Sin embargo, desde que se anunció el primer oficial de contagio en el país, a inicios de marzo de 2020, Ortega ha minimizado la pandemia y nunca aplicó medidas nacionales para evitar los contagios masivos del virus.
En su afán de minimizar la pandemia y aparentar que en el país todo está normal, el régimen orteguista, a través del Ministerio de Salud, reporta cifras irrisorias de muertes y contagios, que contrasta con los reportes independientes de grupos de médicos y especialistas.
El último reporte del Ministerio de Salud (Minsa) refiere un acumulado de 6,347 casos de enfermos de Covid-19 y 171 muertes por el virus. Mientras que el informe independiente del Observatorio Ciudadano Covid-19 en Nicaragua señala que el país acumula 12,777 casos sospechosos de Covid-19 y 2,951 muertes sospechosas desde que inició la pandemia hasta el 3 de febrero.
Sin medidas nacionales frente al Covid-19
Nicaragua es uno de los pocos países del mundo que no implementó ninguna medida nacional para contener los contagios masivos del Covid-19, ni siquiera suspendió las clases presenciales en los momentos en que se reportaban más enfermos y muertes de personas con síntomas de Covid-19.
En cambio, el régimen orteguista nunca ha dejado de promover las actividades masivas y actos partidarios. También despidió a médicos en plena pandemia, porque se quejaron de la falta de equipo para protegerse de los contagios.
Ortega, de 75 años, saludó a los asistentes irrespetando el distanciamiento social y sin portar mascarilla, dos de las principales recomendaciones de los especialistas en salud ante la pandemia.