La cantautora nicaragüense Katia Cardenal, junto a sus hijos, rescatan del olvido tesoro musical del Dúo Guardabarranco de los años ochenta grabado en casetera y lo digitalizan; estas 22 canciones las darán a conocer en las plataformas musicales en dos volúmenes: Inéditas I y II.
Este pasado 8 de febrero, la cantautora dio a conocer en las redes sociales el sencillo Ángel de luz, con el cual festejó el 41 aniversario de fundación del dúo.
Lea además: Luis Enrique Mejía estrenará en concierto virtual el Día Internacional de la Mujer: Canción de amor para Eva
Recordó que el próximo 8 de marzo se cumple un año más de la muerte de Salvador Cardenal, integrante del dúo. Su vida y legado serán recordados con el lanzamiento del primer álbum de Inéditas, el viernes 5 de marzo. El segundo álbum será lanzado el 5 de junio, Día Mundial del Medio Ambiente.
El Dúo Guardabarranco
“La primera vez que nos presentamos en público”, recuerda fue el 8 de febrero de 1980. Salvador Cardenal, de 18 años, acababa de regresar de Panamá, donde estudiaba para ser sacerdote. En tanto ella, de 16 años de edad, era estudiante y cantaba en el coro del Colegio Teresiano.
En casa comenzaron a cantar y al escucharse se sorprendieron. Fue cuando Salvador le propuso formar el dúo. Katia pensó que era broma y sonaba raro. Luego le propuso el nombre de Dúo Guardabarranco, porque es un ave que ama la libertad, dado que en cautiverio muere.
Sus padres Salvador Cardenal y su madre Leyla Barquero también cantaban a dúo en la casa. “Ellos fueron una gran inspiración para nosotros, lástima que nunca los grabamos”, dice.
Le puede interesar: Cómo Netflix logró hacerse con los derechos de la historia de Anna Delvey, la falsa millonaria heredera de Nueva York
Salvador conoció al promotor musical Wilmor López y le contó que compuso una canción en dúo para la alfabetización llamada Hoy ha llegado el momento. La grabaron y se la pasaron para que la transmitiera en Radio Nicaragua. Luego se fueron a alfabetizar y cuando ponían la radio en las mañanas la escuchaban. Este fue su inicio, recuerda Katia.
Cuando regresaron se dedicaron a ensayar y cantar otras nuevas canciones en colegios, sindicatos y en otros espacios del país. Su madre se encargaba de grabarlas. En 1982 los llamó Luis Enrique Mejía Godoy y grabaron en Enigrac (Empresa Nicaragüense de Grabaciones Culturales) su primer disco, Un trago de horizonte.
Desde 1983 hasta 1985 no volvieron a grabar, por lo que sus canciones quedaron grabadas en la casetera, pero este valioso tesoro musical ha sido rescatado y digitalizado.
En 1985, fueron invitados por Jackson Browne, un cantautor y músico estadounidense, y lograron grabar su segundo disco, Si buscabas.
Ese mismo año Katia se marcha hacia Honduras, está en desacuerdo con las políticas culturales. En ese país, en 1986, nace su hija Nina (Alfonsina), al año siguiente regresa a cantar con Salvador.
Para esa época, Rosario Murillo desde la ASTC (Asociación Sandinista de Trabajadores de la Cultura) controla las expresiones artísticas. El Ministerio de Cultura, que había sido dirigido por Ernesto Cardenal, ha sido cerrado.
En tanto el dúo, desde 1987 hasta 1989, sigue componiendo y cantando desde su independencia. Precisamente de estos años son las canciones del segundo volumen de Inéditas.
En los años noventa, logran conseguir apoyo de daneses y noruegos, y sale a la luz su tercer disco Días de amar. Tras la muerte de Salvador en 2010, decidió rescatar la música y buscó el apoyo de Marcelo Cruz, de Camaleón Producciones.
Los guardó en una computadora y cuando se marcharon del país a mediado del 2018, Nina, su hija, se los llevó en su equipaje, salvándole una vez más del olvido. Nina también ha sido la guitarrista de Katia desde el 2008 y su acompañante en numerosos conciertos.
Sus hijos Alex y Siddhartha le han apoyado en la producción y diseño; Ricardo Weelock, en la masterización. Esta iniciativa de rescate musical contó con ayuda de sus amigos y fans.
Sobre las letras de las 22 canciones del dúo y escritas por Salvador y algunos amigos, dice que estos no son “panfletos de la revolución”, que son “atemporales” porque mantienen su vigencia en el tiempo; “filosóficas, sociales y espirituales”, sobre la justicia e igualdad.
Aclara que el disco no contiene canciones sobre el medioambiente, pero su “poesía siempre está llena de verde”. Y que dos de sus canciones son románticas, Yo te amo y Vengo como la lluvia. Esta última canción fue cantada en el Festival Gastón Pérez, en 1985.