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Canelo Álvarez y Eddy Reynoso en conferencia de prensa

Canelo Álvarez y Eddy Reynoso pronostican quién ganará entre Román González y el Gallo Estrada

La noche se hizo extensa, los periodistas esperaban. Para nueve minutos de combate Canelo tardó casi dos horas y media hasta bajar a la conferencia de prensa

La fiesta de Canelo en Miami se alargó. Primero la kilométrica entrada que puso de pie al público en el Hard Rock Stadium con J Balvin, luego una vez concluida su noche de estrella de rock, inició el eterno desfile de fotos con el héroe, aunque en esta ocasión su oponente había sido aplastado como hormiga, indefenso por su limitado boxeo. La noche se hizo extensa, los periodistas esperaban. Para nueve minutos de combate Canelo tardó casi dos horas y media hasta bajar a la conferencia de prensa. Caras largas, rostros desesperados, mientras el coloso de Miami quedaba como una caja vacía y los ecos de los presentes resonaban como si fuera un cuarto acústico.

El reloj marcaba las 1:30 de la madrugada cuando aterrizó en el salón para ser interrogado por el periodismo. “Disculpen que las pruebas de doping hicieron tardar la situación”, fueron las primeras palabras del defensor de los cetros mundiales en las 168 libras del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) y Asociación Mundial de Boxeo (AMB).  Habló de sus críticos, que todos desean un pedacito de él, reflejó ser un boxeador disciplinado y estudioso de su oponente cuando dio una explicación de Billy Joe Saunders, reiteró en muchas ocasiones su anhelo de unificar los cuatros títulos de esa categoría y escribir su nombre en la historia, pero sobre todo, exhibió ser un boxeador con horario de oficinista: “el próximo lunes 8 de marzo inicio mi campamento. Solo haré unos asuntos pendientes en esta semana”, señaló el peleador más amado y odiado de la actualidad.

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A pesar de la larga espera, Canelo sabe manejarse con el periodismo. Responde en inglés cuando es necesario, alarga sus respuestas y trata de crear un vínculo. No es ese boxeador que ya perdió el piso y le desespera atender a la prensa. En ese ping pong le pregunté sobre su vaticinio en torno al combate del próximo 13 de marzo entre Román González y Juan Francisco “el Gallo” Estrada, sabiendo que su equipo de trabajo y el del oponente de Chocolatito han tenido ciertas fricciones en el pasado. “Va a ser una gran pelea y que gane el mejor, los dos son latinos y que gane el más inteligente”, corto, preciso y, curiosamente, Canelo no dijo “que gane el mexicano” cuando es común que el sentimiento nacionalista termine de cubrir las palabras de los pugilistas.

No obstante, su entrenador Eddy Reynoso amplió mucho más la respuesta. “Va a ser una pelea muy buena creo que Chocolatito está agarrando su segundo aire. En la última pelea se vio espectacular, se vio al chocolatito de antes y la última pelea que hizo el Gallo Estrada dejó mucho que desear, será una pelea competitiva y va a ganar el que haga mejor las cosas y plantee una mejor estrategia”, concluyó el estratega.

Entre aplausos y felicitaciones finalizó la conferencia más allá de las 2 de la madrugada. El Hard Rock Stadium ya era una zona desértica, cobijada por la noche y las palmaditas de vientos fríos titiritaban los cuerpos. Aquí yació Yildirim con 2.5 millones de dólares y Canelo se marchó con sus bolsas cargadas con 30 millones. El eco del público no era de queja, sino de escuchar más música de J Balvin.

Deportes Canelo Álvarez Román González

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