Aunque el papel de las mujeres en el desarrollo de Nicaragua ha estado relegado a un segundo plano durante siglos, la historia del país se ha visto marcada por los logros de muchas de ellas. En ocasión del Día Internacional de la Mujer, LA PRENSA hace un breve recorrido por la vida de 10 mujeres que se destacaron siendo pioneras en distintas áreas.
Josefa Toledo
Josefa Emilia Toledo de Aguerri nació en Juigalpa, Chontales, el 21 de abril de 1866 y murió el 27 de abril de 1961. Es considerada la primera feminista de Nicaragua, debido a la labor como educadora que ejerció con pensamiento avanzado para los estándares establecidos a principios del siglo XX.
Durante 1923-1925 fue nombrada miembro del Consejo de Educación y directora general de Instrucción Pública, siendo otorgado por primera vez este cargo público a una mujer. Sin embargo, se le removió del mismo por ser considerada una mujer “muy independiente y cuestionadora”.
Toledo dirigió varios centros de educación públicos, fundó su propio colegio y también la Escuela Femenina de Prensa. Además, publicó la “Revista Femenina Ilustrada”, que daba espacio a las denuncias sociales para las mujeres de esa época que querían expresar sus opiniones sin censura alguna.
Doña Chepita, como se le llamaba de cariño, además fue maestra de varias mujeres que luego también harían historia en el país.
Conchita Palacios
Concepción Palacios obtuvo el título de médica cirujana en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en 1927, convirtiéndose en la primera mujer en graduarse de medicina en Centroamérica.
Según la descripción de algunos académicos, Palacios era una mujer fuerte, determinada y curiosa, destacando con sus calificaciones y también por sus cuestionamientos e ideas progresistas. Todo esto le valió la expulsión de su centro de estudios. Fue Josefa Toledo quien se hizo cargo de Palacios y la apoyó en las gestiones para que la joven continuara su formación académica y lograra obtener su título de bachiller.
Tras cursar el bachillerato, Palacios se vio influenciada por la pasión con que su madre se dedicaba a la medicina natural y encontró su vocación al servicio, decidiendo así estudiar medicina. En 1918, se matriculó en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, en León, siendo la primera mujer que se atrevía a estudiar medicina.
Ante las dificultades que pasaba en Nicaragua, por las críticas de la sociedad, decidió buscar una beca para continuar sus estudios y lograr culminar su carrera en México. En 1920, ingresó a la Escuela Nacional de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México, donde se terminó graduando.
Durante sus estudios en México, Conchita Palacios se sintió identificada con la lucha de Sandino. Regresó a Nicaragua con su título de doctora cirujana en 1928 y se involucró en actividades políticas. En 1929, fue encarcelada por órdenes del presidente José María Moncada, por colaborar de manera activa en la causa sandinista. Posteriormente se exilió y regresó hasta finales de 1979, después del triunfo de la Revolución Popular Sandinista.
A pesar de regresar a Nicaragua no pudo integrarse de manera activa al nuevo proyecto de reconstrucción del país ni desarrollar los planes personales que se había propuesto, debido al desgaste de los años y una leucemia detectada desde 1971. Falleció en Managua, el 2 de mayo de 1982. En septiembre de ese mismo año, el gobierno inauguró el Complejo de Salud Central de Nicaragua con su nombre.
Ángela Saballos
La escritora, periodista, diplomática y relacionista pública Ángela Saballos fue una de las primeras mujeres en ejercer el periodismo en Nicaragua. En 1969 se convirtió en la primera reportera que laboró para el Diario LA PRENSA.
Graduada con honores en periodismo en la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, en 1970, Saballos se ganó su lugar en el área de prensa escrita, para la que únicamente laboraban hombres. En aquel entonces, la única mujer cercana a la redacción de LA PRENSA era Rosario Murillo (hoy vicepresidenta y vocera del régimen sandinista), quien era secretaria de Pedro Joaquín Chamorro y Pablo Antonio Cuadra. Fue Murillo quien le dijo a Saballos que todo el plan para que ella entrara a trabajar se llamó “Operación Eva”.
Su lugar en el medio lo obtuvo luego de encontrarse en un grupo de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), al que fue invitada por su destacada excelencia mientras estudiaba su licenciatura. Durante su discurso se hizo varias preguntas: “¿Por qué las mujeres no teníamos el mismo derecho que los hombres en periodismo? ¿Por qué en mi país no teníamos las mismas oportunidades de trabajo?”, contó tiempo después, y al finalizar el discurso, recibió ofertas de trabajo de diversos diarios de Centroamérica y América Latina, incluida LA PRENSA y Novedades (el periódico de Somoza). Sin embargo, optó por LA PRENSA, ya que se oponía al somocismo.
Saballos se convirtió en una de las mujeres más respetadas dentro del gremio. La periodista ha tenido una larga trayectoria profesional, en la que ha dirigido sus propios programas de televisión y de radio y ha sido columnista en distintos diarios.
Violeta Barrios de Chamorro
En 1990, Latinoamérica vio surgir a la primera presidenta electa del continente, rompiendo las barreras de género y ocupando un lugar preponderante en la política, que estaba únicamente ligada a los hombres. El 25 de febrero de ese año, Violeta Barrios de Chamorro fue electa presidenta de la República de Nicaragua.
Barrios de Chamorro ascendió a la Presidencia en medio de un periodo complicado para Nicaragua, ya que el país se encontraba económicamente en quiebra y sufriendo los estragos de la guerra de los años ochenta. Durante su gobierno, le tocó batallar también contra el asedio de Daniel Ortega, quien advirtió que su partido, el Frente Sandinista, gobernaría “desde abajo” como oposición.
Durante su campaña electoral, recorrió Nicaragua hablando de perdón y de hermandad, y de la promesa de finalizar la guerra y eliminar el Servicio Militar Patriótico, que finalmente cumplió.
Antes de ser presidenta, formó parte de la primera Junta de Gobierno del país tras la caída de la dictadura de Somoza Debayle, junto con Daniel Ortega. Renunció el 19 de abril de 1980 por considerar que el Frente Sandinista se estaba alejando de su programa original de gobierno y de los ideales de Pedro Joaquín Chamorro, su esposo asesinado. Además, dirigió LA PRENSA cuando el diario estaba bajo la censura sandinista.
Doris Tijerino
Doris Tijerino Haslam nació en el departamento de Matagalpa, el 4 de septiembre de 1943. Ocupó distintas responsabilidades durante la Revolución sandinista y fue la primera jefa de la Policía.
Fue formada en una familia opositora al somocismo. En 1958, entró a la Juventud Patriótica Nicaragüense y, en 1960, al Partido Socialista Nicaragüense. Entre los años 1963 y 1965, Tijerino estudió en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y, en 1966, al regresar a Nicaragua, se integró al Frente Sandinista de Liberación Nacional.
Sufrió tortura y violación durante la dictadura de Somoza, lo que la obligó a exiliarse en La Habana, Cuba, donde permaneció hasta el triunfo de la Revolución Popular Sandinista en 1979.
Francisco Bautista Lara, exsubdirector de la Policía y recientemente destituido como embajador ante el Vaticano, dijo en el documento “Modernización Institucional y Equidad de Género en Policía Nacional de Nicaragua” que efectivamente Tijerino fue la primera mujer jefa de la Policía, en el periodo de 1984 a 1989, bajo un acuerdo que establecía permitir un 35 por ciento el nivel de participación femenina en las fuerzas policiales en total.
Elba Ochomogo
La primera mujer en la historia de Nicaragua en lograr obtener su título universitario fue Elba Ochomogo, quien fue también alumna de Josefa Toledo.
Ochomogo tuvo su título universitario de doctora en Farmacia, en 1922, según la reseña histórica de la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN-León).
Tras su graduación fue incorporada como miembro de la Facultad de Medicina, Cirugía y Farmacia, en representación de la Escuela de Farmacia.
Michele Richardson
Michele Richardson Armengol, nacida en Managua, el 28 de abril de 1969, ha sido reconocida como la única deportista nicaragüense en ganar una medalla de plata en los Juegos Olímpicos de 1984, a pesar de haberlo hecho para el equipo de Estados Unidos, ya que también tiene la nacionalidad estadounidense.
A los cinco años, Richardson inició a nadar, acompañando a su hermano Frank Richardson Jr., que desde los 14 años compitió representando a Nicaragua en el torneo de natación de los Juegos Olímpicos de Montreal, de 1976, en las disciplinas de 100 metros espalda, 200 metros y 400 metros estilo libre.
Richardson y su familia abandonaron Nicaragua durante la guerra civil para residir en Estados Unidos. En ese país, con apenas 12 años, Richardson se integró al equipo Hurricanes de Miami, Florida, logrando establecer marcas estatales y nacionales en su categoría.
En 2017, 33 años después de los Juegos Olímpicos en los que Richardson obtuvo su medalla, se inauguró en Managua un complejo de piscinas olímpicas con su nombre.
Vilma Núñez de Escorcia
La reconocida defensora de los derechos humanos Vilma Núñez de Escorcia, fundadora del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), nació en Acoyapa, Chontales, el 25 de noviembre de 1938.
Esta defensora y activista de los derechos humanos es sobreviviente de la masacre estudiantil del 23 de julio de 1959.
La fundadora del Cenidh se describió en una entrevista con la revista Magazine como una mujer apurada, demasiado exigente e impaciente, porque aseguró que espera que siempre las cosas estén en el momento, debido a que es “absolutamente puntual”.
Su legado sigue vigente y es notable que su lucha, acompañada de su consigna “derecho que no se defiende, derecho que se pierde”, permanecerá vigente hasta los últimos días de su vida, pese al asedio y la represión que la dictadura Ortega Murillo ha mantenido contra ella y su centro.
Lottie Cunningham Wren
En 2020, Lottie Cunningham Wren fue galardonada con el Nobel Alternativo de la fundación sueca Right Livelihood Award, por su destacada labor como defensora de los pueblos indígenas y promotora de justicia.
A sus 20 años, Cunningham cursaba el segundo año de enfermería en la escuela Ruth C. S. Thaeler, en su comunidad Bilwaskarma, Waspam Río Coco, en la Región Autónoma de la Costa Caribe Norte de Nicaragua, pero debido a la guerra civil, en 1979, su centro de estudios fue clausurado y sus estudios se vieron interrumpidos.
Entre diciembre de 1981 y enero de 1982, ocurrió la llamada Navidad Roja, a cargo del Ejército Popular Sandinista, que desalojó a alrededor de unas 20 comunidades miskitas de la Costa Caribe Norte y los reubicó en otros territorios, controlados por el EPS, por lo que Cunningham se vio obligada a desplazarse forzosamente de su comunidad. Luego llegó a Managua, donde culminó su carrera en la Universidad Politécnica de Nicaragua (Upoli).
A pesar de las amenazas que ha recibido Cunningham Wren, presidenta del Centro por la Justicia y Derechos Humanos de la Costa Atlántica de Nicaragua (Cedhjucan), nunca ha abandonado su labor como abogada, ambientalista y defensora de los derechos indígenas y afrodescendientes.
María Teresa Fernández
De la mujer agricultora se habla muy poco, a pesar de la importancia del liderazgo de las mujeres campesinas en el campo agrícola. María Teresa Fernández, presidenta de la Coordinadora de Mujeres Rurales de Nicaragua, se encuentra a la cabeza de la lucha que junto a otras mujeres han llevado durante años para ganarse un lugar como productoras de la tierra, y dejar de ser llamadas “la mujer del productor” o “la esposa del campesino”.
Además de defender la lucha de las mujeres rurales, Fernández ha batallado por la creación de la Ley 717, Ley creadora del Fondo para Compra de Tierras con Equidad de Género para Mujeres Rurales (aprobada el 5 de mayo de 2010) y se ha mantenido junto a las mujeres campesinas, rurales y productoras para conquistar un espacio que desde años atrás soñaron imposible.
En entrevista con el Diario LA PRENSA, en 2020, Fernández destacó que el papel que desempeña la mujer rural y campesina es desconocido por la sociedad. Sin embargo, las Naciones Unidas aseguran que las mujeres rurales representan una cuarta parte de la población mundial y estas trabajan como agricultoras, asalariadas y empresarias. A pesar de ello, menos del 20 por ciento de los propietarios de tierras en todo el mundo son mujeres.