Después de seguir periodísticamente la carrera de Román González durante seis años consecutivamente y escribir un libro sobre su vida, La luz de La Esperanza, me resulta cobarde (aunque respeto a los que lo hacen) no brindar una visión de quién y cómo ganará la pelea. Lo más salomónico es decir 50 y 50. Y aún es más complejo tomar partido cuando te toca entrevistar y conversar con todo su equipo de trabajo, sabiendo mi visión de la pelea. Más allá de eso, empiezo por lo más importante: veo ganador a Estrada. Pronosticar un nocaut o una decisión es jugar a la lotería y, aprendí desde niño, lo peligroso que es tentar al azar.
El campamento
Ignoro cada detalle del campamento de ambos peleadores y hemos escuchado y leído las declaraciones del entrenador y preparador físico de Román González aduciendo la gran condición obtenida, pero no puedo dejar a un lado que es la primera pelea desde 2014 (sin incluir la segunda pelea de Rungvisai) en que Chocolatito no hace un campamento completo de tres meses, sino entrenó arduamente entre siete y ocho semanas. La última vez que hubo cuestionamientos sucedió una tragedia: el nocaut de Rungvisai en 2017 con Sendai Tanaka al frente y, aunque el contexto es completamente diferente, en su retorno cuando destronó a Khalid Yafai encontró fuerzas desmedidas con basto tiempo, el cual incluyó una pelea de preparación en Japón ante Diomel Diocos y, en la última reyerta contra Jiga González entrenó por cuatro meses. No obstante, es entendible tomar el combate y exigirse al máximo cuando ganás un millón de dólares.
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La categoría de las 115 libras
Si la revancha contra el Gallo hubiese ocurrido con Román en las 112 libras mi vaticinio sería a ojos cerrados y las manos en el fuego por Chocolatito. En esa categoría destrozó a Akira Yaegashi, quien no volvió a ser el mismo tras esa batalla, liquidó a Edgard Sosa, demolió a Brian Viloria y ocupó como una noche de práctica a McWilliams Arroyo. Ahí no había ningún gallo capaz de cantar más alto que Chocolate. Sin embargo, en las 115 libras su movilidad y velocidad disminuyeron y, su capacidad de provocar destrucción también menguó, además que su gran defensa se mantuvo, pero se vio agrietada cuando tenía que hacer más sacrificios para sacar las peleas. Ahí sus oponentes le hicieron daño: Carlos Cuadras, Srisaket Sor Rungvisai y Jiga sin tener nombre le faltó el respeto en varios momentos del combate, asimismo Román fue incapaz de liquidarlo.
La noche de este sábado
Mi visión de ver a Estrada como favorito no es porque sea mejor peleador que Román, sino el momento el cual atraviesa. Derrotó a Rungvisai demostrando cuán inteligente es manejando un combate, soportó el intercambio con Cuadras y además lo terminó noqueando. El Gallo ha realizado cuatro peleas en total con Cuadras y Rungvisai (dos contra cada uno) y solo ha resbalado en una ocasión, otro reflejo de lo bien establecido en esta división.
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Y si nos vamos directamente a lo boxístico, no hay ningún as bajo la manga. Chocolatito saldrá a embestir y Estrada tendrá dos opciones: pararse a intercambiar o ceder como en la primera pelea (a partir del quinto asalto) e iniciar el contragolpe, algo que finalmente le terminó costando el combate, pero extendió su vida sobre el ring ese 17 de noviembre de 2012. Esta pelea no será igual, después de ese combate el Gallo no ha vuelto a pelear en 108 libras, lo hizo una sola vez en su carrera, y si boxeadores sin la calidad de Estrada fueron capaces de lastimar a Román en las 115 libras, no existe nada que me hace pensar que el Gallo no lo hará.
Ojalá gane Román
El interés de un triunfo de Chocolatito va más allá de ser nicaragüense. He tenido la oportunidad de estar en varias coberturas y es fácil entender su significado para los pesos pequeños. Ni el Gallo ni Rungvisai ni Ancajas e Ioka pudieron llenar el vacío que dejó el nicaragüense cuando parecía haberse retirado. Un triunfo de Román mantiene viva estas divisiones y le seguirá abriendo las puertas a muchos otros pesos pequeños que estaban en el ostracismo. Chocolatito provocó la resurrección de los focos de una categoría en el olvido y podría tambalearse con su partida.
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