Chocolatito está llorando. Llora muchacho, el público te entiende, entregaste hasta el último suspiro, te convertiste en un guerrero, no retrocediste, reflejaste la grandeza en el cuadrilátero, tambaleaste a tu oponente hasta casi tumbarlo, empezaste abucheado por tu color político, con las banderas al revés, sin embargo convenciste hasta a tu más ácido detractor. No tuviste piedad, te desplegaste en la tarima como en tus mejores tiempos, metiste al Gallo en el pentagrama de las cuerdas, te fajaste en el centro del ring y, cuando debías tragar saliva y resistir las embestidas lo hiciste con un tesón inigualable. Llora muchacho, las lágrimas limpian, demuestra que los inmortales del boxeo sienten. Esta noche en Dallas no hay silencio lapidario ni esquina de sarcófago, Chocolatito no ha muerto, tan solo fue víctima de otro fallo descarado.
Puede interesarte: El Gallo Estrada muestra la bandera de Nicaragua con el escudo invertido previo a su pelea contra Chocolatito
Juan Francisco Estrada venció por decisión dividida a Chocolatito. Un juez lo vio ganar 115-113, otro a Román de la misma manera, pero un ciego anotó 117-111. En mi tarjeta Román estaba encima por dos puntos. Había perdido el primer asalto por empezar frío como en la primera pelea, se recuperó en el segundo asaltó y se apoderó del cuadrilátero en el tercero y cuarto episodio. Román hizo retroceder a Estrada, Chocolatito imponía el ritmo. El rey había resucitado llevando a las cuerdas a Estrada y apretando los dientes cuando recibía el contragolpeo de un corajudo Gallito.
El mexicano y, ahora campeón de las 115 libras del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) y Asociación Mundial de Boxeo (AMB), tenía cómo responder y sometió a un intenso castigo a Chocolatito. La pelea giró bruscamente. El Gallo no solo sacó el quinto y sexto asalto, sino que atacó sin misericordia en el séptimo, sin duda había sido su mejor round del combate. González tambaleó, la cabeza se le fue hacia atrás pero no cedió un centímetro.
El nicaragüense regresó a comandar el escenario del octavo al décimo y cerró como un meteorito extinguiendo a los dinosaurios. En ese cierre de la pelea Chocolatito tuvo al borde del nocaut a Estrada, pero ese Gallo sacó una tercera pierna y otro pulmón para sostenerse, porque hasta los ojos se le voltearon cuando Román lo estremeció con el volado de derecha y luego la izquierda en corto. Más tarde llegó el fallo, doloroso e injusto para Chocolatito.
El grito de los fanáticos era de robo. Román González fue abucheado a su entrada al ring, pero salió aplaudido. Un guerrero de su clase consiguió convencer al público, demostró no estar ni viejo ni acabado ni mucho menos cerca del retiro. Chocolatito sacó todo el tiempo fuerzas de donde no las había, exhibió su florete con la mano derecha y aunque en su récord sumará la tercera derrota, ganó respeto y grandeza.
Llora Román, llora… acabas de demostrar que tu ocaso es un nuevo amanecer. Entretanto Estrada le cumplió la promesa a su tía, quien lo cuidó cuando su mamá murió por una maldita leucemia.