Canelo camina relajado. Puede ser su vestimenta suave, Dolce & Gabbana, sus tenis acolchonados lujosos o el frío del collar de oro colgando en su cuello. Sigue caminando. Más de 30 periodistas lo rodean, en los que me incluyo. No importa donde sea, cuando sale a luz pública siente estar en una alfombra roja imaginaria. Se ve a un peleador cargado de opulencia, dándose los lujos imposibles cuando infante y brinda una impresión de seguridad. El mexicano es el rey del espectáculo y lo entiende. No necesita insultar a nadie ni causar polémicas para tener repercusión, tan solo ha conseguido el papel del mesías del boxeo que romperá el récord de asistencia con 70 mil aficionados en el AT&T Stadium, en Arlington, Texas.
Canelo pelea este sábado contra Billy Joe Saunders, un peleador británico de gran nivel en las 168 libras. Es campeón de la Organización Mundial de Boxeo (OMB) y se colocó en el punto de mira de Álvarez, porque tiene como objetivo acaparar todos los cinturones en esa categoría. Canelo tiene dos: CMB y AMB, luego de conseguir el tercero buscaría el cuarto de la FIB, en manos de Caleb Plant. Saunders quiere hacer ruido antes de la pelea por si queda silenciado en el ring. Se quejó de haber firmado una pelea con poco público y ahora tendrá a 70 mil fanáticos, respirándole en el cuello, luego encontró otro pelo en la sopa: el ring. El equipo de Canelo pretendía uno de 18 pies para cortar la movilidad de Saunders, pero el británico se molestó tanto hasta amenazar con cancelar la pelea. Le dieron el gusto y será de 22 pies. Canelo quiere ganar sin excusas.
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Canelo puede ser el tipo de más plata en la sala de la conferencia, pero entiende muy bien el negocio. Primero habla con los grandes medios de comunicación con los derechos de la pelea. Está estipulado conversar cinco minutos, pero se excede, hace sentir importante a las cadenas. Más tarde a tiende a los periodistas de radio y televisión sin derechos y contesta cada pregunta, luego a la prensa escrita. No hay respuestas cortas en Canelo. Dice que noqueará a Saunders para demostrar por qué es el mejor libra por libra, habla de su pegada, su capacidad para acorralar y cortar espacios en el oponente. No oculta estrategia ni deja en incertidumbre a la fanaticada. Y cuando le pregunto en qué lugar coloca al británico entre sus otros rivales, responde con sinceridad: “está en mi top cinco, puede ser el cuarto o quinto”.
Saunders por su parte no quiso contestar ninguna interrogante, se dedicó a gritar cánticos con su amigo Tyson Fury para tratar de intimidar con palabras, porque siente que entre las posibilidades está ser devorado paulatinamente por Canelo en el ring.
Pueden haber mejores peleadores que Canelo, Terence Crawford lo es, pero ninguno entiende tan bien lo que es ser el mejor libra por libra del mundo, ni siquiera Chocolatito lo supo. Eddie Hearn, el promotor del mexicano, le sugirió que aprendiera inglés, escuchó el consejo y lo tomó al pie de la letra. Ahora es bilingüe y dueño del negocio del pugilismo.