Gerardo Molinares, director de la compañía de teatro Tecum Umanii que dejó de funcionar por la crisis sociopolítica y la pandemia, al igual que su escuela, dice que volverá al escenario a montar sus obras de cambio social junto a su elenco, “si las condiciones políticas cambian” a partir de las elecciones generales de noviembre de este 2021.
“El teatro tiene que continuar”, expresa animado por sus deseos de regresar, por lo que en esta pausa ha estado “explorando nuevas modalidades de hacer teatro, pero no comercial”, para que la compañía se reactive y continué con su perfil de generadora de cambios sociales.
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Todavía recuerda la última presentación que hicieron en La Dalia, Matagalpa, con apoyo del Instituto de Investigación y Desarrollo (Nitlapan) de la UCA, en noviembre del 2019. “Con esta se cerró el telón, era una obra sobre emprendedoras, violencia patrimonial y económica de las mujeres”, dice.
Por igual se vieron obligados a cerrar la Escuela de teatro Tecum Umanii, en Madrid, Jinotega y Matagalpa. “Teníamos una red de 13 teatros; les dábamos seguimiento y hacíamos encuentros; dejó de funcionar desde el 2018”, explica.
Entre septiembre y octubre del 2019 viajó a Honduras donde impartió talleres de capacitación a un grupo de actores y actrices de la compañía de teatro La colmena del sur. A partir de la pandemia decidieron suspender sus actividades como compañía de teatro Tecum Umanii.
Regresó a su vivero en La Praga
En estos dos últimos años de crisis y de pandemia, Molinares ha regresado a su vivero La Praga, situado en el 137 kilómetros, carretera, Tuma, La Dalia, Matagalpa. En este refugio trabaja con dos personas más, quienes le ayudan en la siembra y cuido de plantas forestales, frutales y ornamentales.
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En tanto su elenco de actores y actrices regresaron a sus trabajos alternativos o buscaron nuevos para sobrevivir, cuenta Molinares, quien explica lo que hacen ahora:
“Salvador Torres cultiva la tierra y tiene sus vacas; Pedro Hernández vendió una parcela que tenía y se dedica a la carpintería; Isaac Ulloa, vendió una parcela y tiene un taller de ebanistería; Julio Dávila trabaja en su parcela y siembra granos básicos; Lenin López trabaja en electricidad y está en una banda de músicos”.
En tanto, Osmari Gadea trabaja en su parcela con su familia; Vianelis Tercero, está desempleada; Kenia María Palacios emigró a Costa Rica; y Dallana Padilla, trabaja en una farmacia en Waslala. La tragedia también salpicó de dolor al grupo: la actriz Elisa Flores, vendía ropa usada, estaba embarazada y fue asesinada en Ayapal, San José de Bocay, Jinotega.
Momentos de gloria y boicot a sus obras
Molinares también repasa los momentos de gloria de la compañía sobre el escenario. Estos fueron en 2013 cuando realizaron una gira por Centroamérica con la obra De macho a macho, de su participación en la bienal de teatro, y cuando lanzaron la obra Emprendedoras.
Este mismo año también entraron en conflicto con directivos del Teatro Nacional Rubén Darío, por la misma obra, ya que aborda el machismo en todas sus esferas, incluyendo el institucional. Ese mismo día un grupo de mujeres leyeron un comunicado criticando al régimen.
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Con la pieza teatral, Si se fugan los cerebros que no se fue el mío, hicieron una gira por el país, pero la mayor parte de las presentaciones fueron “boicoteadas por grupos de choque y motorizados” del gobierno, explica Molinares Dormus. Al final optaron suspenderla por seguridad del elenco.
“Prohibiciones desde 2009” de los operadores políticos
Dos años después, en 2015 hicieron presentaciones de la obra Amada amor y tuvieron dificultades porque operadores políticos del FSLN no les permitieron que la presentase. Intentaron llevarla al teatro municipal de Matagalpa pero el alcalde Sadrach Zeledón, la prohibió, dice el actor.
Al año siguiente lograron hacer algunas presentaciones en otros lugares. “Este acoso y prohibiciones lo hemos venido sufriendo desde el 2009”, precisa.
Una de las obras se llamó Funerales en El Porvenir, que trata sobre el abuso del poder y corrupción. Explica que fue prohibida por la Promotora de Desarrollo Cooperativo de las Segovias ( Prodecoop), de Estelí. También fue prohibida en cooperativas de Matagalpa y Jinotega, afines al Gobierno, precisa.