Si el boxeo fuera solo de números Melvin López estaría encaminado a ser el próximo campeón mundial nicaragüense. Tiene 25 triunfos, 16 KOs y una derrota. Tan solo tiene 23 años, pero una vida sobre el ring. No obstante, el boxeo va más allá de matemáticas, implica sacrificios inhumanos, talento y estrategias. Melo decidió estacionarse en la categoría de las 118 libras por comodidad y esa decisión podría haberse convertido en su condena.
Recientemente la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) anunció el combate eliminatorio contra el pugilista de Ghana y, número dos de las clasificaciones, Manyo Plange. El ghanés ya es un veterano de 33 años, pero hambriento de dar el salto internacional. No tiene derrotas, posee 21 triunfos, un empate y 17 KOs. Se ve un peleador mucho más fuerte y más asentado en la categoría, a pesar de ello es muy parejo en nivel al nicaragüense.
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El gran problema de López no es Plange, quien está al alcance. Ganar no será una hazaña, mucho menos una proeza. Su apoderado, William Ramírez, cree ciegamente en su muchacho y le ha dado todas las herramientas para su evolución, sin embargo a veces la ceguera total es perjudicial. No todo es color rosa y parece no entenderlo. En las 118 libras existe una muralla casi impenetrable para un boxeador nuevo. Para que le abran las puertas del trono deberá demostrar ser mejor que muchos en ese nivel y el camino se vislumbra extremadamente empinado. En la Federación Internacional de Boxeo (FIB) y la AMB (como supercampeón) el monarca es el japonés Naoya Inoue, en el Consejo Mundial de Boxeo (CMB) Nordine Oubaali es extremadamente bueno y seguro lo reflejará ante Nonito Donaire y, en la Organización Mundial de Boxeo (OMB), el filipino John Riel Casimero está en otro escalón que el nicaragüense. Al filipino lo colocan como el próximo gran adversario del monstruo japonés.
Y si se buscan otras opciones está el título regular de la AMB, pero el cubano Guillermo Rigondeaux es demasiado difícil de descifrar. Otra historia sería para López en las 112 libras, la misma categoría en la cual Cristofer González podría volverse a coronar por los oponentes accesibles.
Melo ha ganado experiencia a puros martillazos y un nocaut que lo hizo tocar el piso, ha mejorado y es un joven muy disciplinado y dedicado a su vida: el boxeo. No obstante, está frente a una muralla casi imposible de saltar.