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La mujer tras la corona, la historia de Ana Marcelo Molina

Cuando participó en su primer concurso de belleza ni siquiera sabía usar tacones. Desde que comenzó su reinado la han atacado en redes sociales y televisión. Cuando volvió de Miss Universo, puso en su cuenta de Twitter el emoticón de un payaso, ¿qué significaba?

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Cuando escuchó “¡Nicaragua!”, se llevó las manos a la boca para ocultar la sorpresa, pero sus ojos la delataron. Estaba entre la sorpresa y la emoción. Se santiguó y volteó a ver a sus compañeras. Ana Marcelo entraba al top 21 de las mujeres más bellas del concurso Miss Universo 2021.

Algo similar le ocurrió cuando ganó Miss Nicaragua en agosto de 2020, cuando al borde de las lágrimas fue coronada. Pero esta vez la experiencia la hizo controlarse y sonreír.

Esta es parte de la historia de una muchacha que llegó a los concursos de belleza sin querer y reconoce que todavía hay cosas del mundo de las pasarelas que son nuevas para ella, pero sobre todo para su familia.

La han atacado en redes sociales y en televisión por su origen, la han señalado de falsa y de solo ser una “carita bonita”, pero al mismo tiempo se ganó una legión de seguidores incondicionales que hace mucho tiempo no tenía una reina de belleza en Nicaragua.

Las abuelas

Doña Nicolasa y doña Florencia son para Ana sus pilares familiares. LA PRENSA/CORTESÍA

La noche del 16 de mayo se vivió intensamente en la casa de Fátima Centeno. En cientos de televisores y dispositivos móviles en Nicaragua y el mundo estaba su sobrina, a la que crio como su hija desde que esta tenía cuatro años.
Fátima, de 53 años, se dedicó gran parte de su vida a palmear tortillas para sacar adelante a su familia.

Cuando Ana ganó Miss Nicaragua, la reina de belleza subió a sus redes sociales una fotografía que llamó mucho la atención.

En un cuarto de paredes desnudas y suelo de tierra. Dos señoras posan sonrientes junto a su nieta. La primera es una abuela de cabello muy canoso, gruesos lentes, que con chinelas, calcetines y un suéter para el frío está sentada en una silla de plástico mientras tiene puesta la corona de Miss Nicaragua. La segunda señora algo más joven, de falda larga y mirada tranquila, posa tímidamente.

Son Nicolasa Centeno, de 70 años, abuela de Ana Marcelo y la bisabuela doña Florencia, que hay días en que dice tiene 90 años y en otros afirma que tiene 86.

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Miss Nicaragua 2020 creció en una casa rodeada de mujeres. Ahí aprendió a hacer tortillas y rosquillas para ayudarle con la venta a su tía Fátima.

“Vivíamos a coyol quebrado, coyol comido”, reconoce.

Paradójicamente, este origen humilde ha sido puesto en duda desde medios de comunicación ligados al Frente Sandinista, quizás porque durante las protestas de abril de 2018 Ana publicó videos y mensajes relacionados a las protestas estudiantiles. Pero a esos ataques ella le quita importancia.

Perú y Corinto

Sus primeros cuatro años los pasó en Corinto. LA PRENSA/CORTESÍA

Son más de las cuatro de la tarde de un día caluroso en Managua. Ana Janssy Marcelo Molina ha pasado de entrevista en entrevista todo el día. Sabe que en las redes sociales hay muchos chismes sobre ella y datos que son verdad y otros que son mentira, pero ella se ríe y dice que no le pone mente a eso.

Por ejemplo, hay rumores de que se operó la nariz, también hay gente que asegura que nació en Estelí y otros que no se creen que nació en Corinto, municipio del departamento de Chinandega, el 7 de noviembre de 1996.

Además: Así fue el regreso de Ana Marcelo luego de participar en Miss Universo 

A su madre, Carla Molina, siempre le encantó la cocina, por lo que se fue desde Estelí al puerto para aprender el arte de los platillos con mariscos. Trabajando en un restaurante conoció a Ángel Marcelo, un peruano que llegó buscando suerte a Nicaragua a inicios de los años 90. Llegó procedente de la ciudad de Chimbote, en la región de Áncash.

Se enamoraron y tuvieron dos hijas. Ana es la mayor, aunque tiene una tercera hermana por parte de su mamá.

Ana Janssy solo vivió los primeros cuatro años de su vida en Corinto.

Tiene vivos en la memoria monumentos del puerto como el reloj del parque central, el enorme lagarto que para entonces estaba en exhibición en ese mismo parque. Ahora solo quedaron unas cuantas tortugas. También se acuerda del mar y del mercado “donde comía rico”.

“Recuerdo un incendio que hubo en una farmacia muy cerca de donde vivía, por el instituto. Mi mamá me sacó rápido porque pensaba que iba a llegar hasta donde nosotros”, describe con precisión.

Esos fueron años felices para ella. Hasta que sus padres se separaron y ambos se fueron de Nicaragua en direcciones distintas. Ángel Marcelo, el peruano, se fue a España, mientras que Carla Molina se fue rumbo a Guatemala.

Ninguno se llevó a Ana, que quedó a cargo de su tía Fátima.

Su familia son principalmente mujeres. LA PRENSA/CORTESÍA

Este es quizás uno de los temas que más incomoda a Miss Nicaragua 2020. Cuando menciona ese capítulo de su vida, su gesto cambia y compara el adaptarse a una nueva ciudad a lo que significa pasar por una ruptura familiar.

“Adaptarme a Estelí fue como cuando uno está pequeño y tus padres se separan. No lo sentís tanto”.

Ahora dice que nunca se imaginó que sus primeros cuatro años de vida en Corinto, la iban a marcar tanto.

“Mi tía me cuenta que lloraba por Corinto. Todo era muy diferente. Allá andaba en la arena con short y fue pasar a Estelí, todo es diferente. Pero como estaba pequeña se me fue pasando”.

La primaria la hizo en el Colegio Sotero Rodríguez y la secundaria en el Guillermo Cano. Cuando era niña quería ser médica, pero más tarde descubrió que le gustaba la química.

Sus primeros trabajos fueron en su casa. Comenzó vendiendo helados, gelatinas y chocobananos. Tenía 12 años y no le daba pena dedicar sus tardes a esto. Vendió frutas en una mesita afuera de su casa y hasta le pidió a su abuela que le enseñara a hacer coyolitos para ofrecerlos en las pulperías cercanas.

Ana no entiende todavía por qué ha sido blanco de una campaña en su contra solo por contar esta parte de su vida en la que se despertaba a las tres de la mañana para acompañar a su tía al molino, palmear tortillas hasta que saliera el sol y luego salir a venderlas.

Sus estudios los realizó en Estelí. Desde la primaria hasta la universidad. LA PRENSA/CORTESÍA

“Me daba miedo que me vieran como una víctima, que no lo soy. Me daba miedo por eso contar mi historia”, dijo en una entrevista.

En lugar de ocultar esta parte de su vida, los organizadores de Miss Nicaragua lo han potenciado con fotografías y videos y en entrevistas internacionales es un tema por el que casi siempre le preguntan.

“No sabía usar tacones”

Es verdad, y lo confirma con una sonrisa. La primera vez que Ana Marcelo participó en un concurso de belleza no sabía usar tacones. Siempre fue buena estudiante y salió con 15 años de la secundaria.

Al inicio quería estudiar Ingeniería química, pero se decidió por la agroindustrial en la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI). Ahí, durante el primer año, fue que sus amigos casi que la empujaron a apuntarse en el certamen de la Chica UNI.

Hasta llegar a la universidad nunca le habían llamado la atención los concursos de belleza. LA PRENSA/Cortesía

“Yo ni tacones sabía usar y gané la chica UNI. Después, cuando casi tenía los 17 me llamaron de Miss Teen para hacer el casting”.

En un primer momento no quería, porque era un mundo desconocido, pero una amiga la animó y su familia la apoyó. Así comenzó todo.

Puede sonar a cliché, pero todo fue sin querer. Las marcas la comenzaron a llamar para que fuera embajadora de sus productos, quedó de primera finalista en aquel certamen juvenil y luego dio el salto al certamen nacional.

Arden las redes

—Cuando volvió del concurso internacional una de sus primeras publicaciones en su Twitter fue un emoticón de un payaso, ¿qué significa? —le pregunto.
—Prefiero resérvarmelo (ríe).

Pero dejó entrever que era un mensaje para las personas que desde que fue electa como Miss Nicaragua la han atacada. Aunque asegura que sabe llevar las críticas que recibe, al parecer tenía la espinita guardada.

“Tenía tanto trabajo que no podía estarme enfocando en el chisme que dijo la fulanita. No puedo invertir mi tiempo ni mi energía en eso. Me dijeron que iba a pasear. Así quedaste”, dice en referencia al emoticón que despertó el interés de sus seguidores.

Para Ana Marcelo el tema de la belleza es subjetivo. Lo vivió de primera mano al estar reunida con las mujeres más hermosas de cada país. Con todas las participantes latinas hizo especial contacto, sobre todo con Vanessa Velásquez, la representante de El Salvador, con quien le tocó compartir habitación.

No deja de visitar Estelí y a su familia. LA PRENSA/CORTESÍA

Los expertos en concursos de belleza coinciden en que en la última década estas competiciones se han profesionalizado más. Ir a Miss Universo ya no es solo tener un lindo rostro, una buena estatura y un cuerpo perfecto, ahora se requiere mucha preparación.

Durante diez días las participantes pasaron entre sesiones de fotos, pasarelas, ensayos, conferencias y, sobre todo, uno de los momentos claves es la entrevista a puerta cerrada con el jurado.

“Ahí tenés que decirle al jurado por qué vos tenés que ser elegida como Miss Universo”.

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Las candidatas pasan una preparación de casi un año que en pantalla de televisión son apenas unos cuantos segundos.

Las cirugías estéticas son un tema controversial dentro de la industria del espectáculo y los concursos de belleza. Al respecto Ana Marcelo es tajante y asegura que son algo normal y que siempre y cuando la persona que desea realizarse una cirugía, esté informada y lo haga para su bienestar, ella las mira con buenos ojos.

Ella misma se ha realizado dos cirugías.

—¿Supongo que los labios? —pregunto.
—No, ninguna en el rostro, con la cara no me meto. ¿Te imaginás que me dejen chueca la nariz (ríe)?
—Entonces, ¿cuáles fueron?
—Los senos y las orejas, pero detallitos.

Luego de Miss Nicaragua y Miss Universo, Ana Marcelo dice que tiene muchos planes personales y profesionales, pero no los quiere compartir. Asegura que le gustaría retirarse a los cuarenta años y poner un hostal cerca del mar. “Ese sería un retiro perfecto para mí”, cuenta con una sonrisa. Ahora está enfocada en disfrutar de los últimos días de su reinado y entregar la corona a su sucesora.

Siete preguntas

¿Cuánto tiempo pasa en redes sociales?
Ahora muchísimo. Más de lo que me gustaría.

Comida favorita.
Me gusta mucho toda la comida nicaragüense, por eso digo que el caballo bayo, que lleva de todo.

Si solo pudiera llevarse tres objetos a una isla, ¿cuáles serían?
Un buen libro, una hamaca y mi traje de baño.

¿Sin qué invento no podría vivir?
Sin el celular.

¿Cómo sería su cita perfecta?
Una cena en la playa. No importa si es un mantel en la arena, pero que sea en la playa.

Lo que más le molesta.
La impuntualidad y la irresponsabilidad.

¿Tiene novio?
Sí, desde hace cuatro años.

Las nicas que pasaron

En la historia de Miss Universo solamente cuatro nicaragüenses han pasado a una siguiente eliminatoria.

La primera fue la reina de belleza Beatriz Obregón en 1977, en 2007 Xiomara Blandino, y antes de Ana Marcelo, lo logró Nastassja Bolívar en 2013. Desde entonces no se había generado tanta expectativa alrededor de esta competición.

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