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Estafas en las redes sociales: qué hacer y qué NO hacer

Lo que a simple vista es un negocio redondo lo puede estar llevando directo a las manos de estafadores. Facebook y WhatsApp son los nuevos puntos estratégicos de los delincuentes. Los expertos le aconsejan qué hacer si es víctima de una de estas personas inescrupulosas y cómo evitarlas.

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Nicaragua es un país de emprendedores y esta cualidad se ha hecho más visible a raíz de la difícil situación económica que muchas familias atraviesan en la actualidad, debido a la crisis sociopolítica desatada en 2018 y la pandemia del coronavirus.

Al mismo tiempo la necesidad de “buscarse la vida” –como se dice popularmente—, es aprovechada por los delincuentes. Las estafas en línea no son nuevas, pero de unos años a esta parte han proliferado perfeccionando su forma de engatusar a las víctimas.

Estos son tres casos que pudimos extraer de las redes sociales.

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Faltaba una semana para celebrar el Día del Padre, una fecha emotiva que mueve la economía nicaragüense. El año pasado, sin embargo, los centros comerciales lucían desolados a pesar de estar abiertos. La pandemia había deprimido al comercio y muchos negocios tuvieron que cerrar por falta de clientes.

Por esa época Froylan Picado Ruiz, un joven emprendedor de 24 años, estaba a punto de perder su negocio de montaje y decoración de eventos en El Viejo, Chinandega. Tenía pocos meses de haberlo iniciado y para empezar había hecho un préstamo de cinco mil córdobas –que estaba a punto de vencerse—, en la microfinanciera Promujer.

“Buscando soluciones en Facebook encontré una página que ofrecía estuches de regalo para varones. Traían reloj, faja, perfume y un par de gafas de sol. Compré 20. El precio por docena era de 200 córdobas y yo pensaba darlos al crédito en 500. Creí que con eso levantaría mi negocio de nuevo. Me emocioné”.

El 14 de junio Picado habló vía whatsApp con Fanny Gioconda Gutiérrez (dueña de la tienda en línea) y sin pensarlo mucho le depositó cien dólares en una cuenta de Banpro. El acuerdo era que dos días después le llegaría el envío, a través de Cargotrans.

“Ese día me agarró desesperación y llamé. Mi susto fue cuando me dicen que no había nada a mi nombre y que no tenían conocimiento de ese envío”.

Al encarar a la mujer, ella le dijo que no tuvo tiempo ese día y que lo haría al día siguiente. Y así cada vez que la llamaba le daba una nueva excusa. Revisando los grupos ‘Ventas El Viejo’ y ‘Ventas León’ en Facebook se encontró varias denuncias en contra de la msima mujer por estafas muy similares a la que él había sufrido.

“Hablé con otras víctimas de Corinto, León y Estelí. Les hizo lo mismo. Fuimos a poner la denuncia a la Policía, para que el banco revelara los datos de la estafadora. Pero nos dijeron que ese trámite duraba por lo menos seis meses. Eso significaba tiempo y más dinero. Desistimos”.

Modus Operandi

Según el testimonio de Picado y Olga Guadalupe Amoreti Granados, de 18 años, originaria del municipio de Buenos Aires, Rivas –un caso documentado por el periodista rivense Steven Estrada Fuentes el 25 de julio del año pasado—, detrás de la estafadora había toda una banda que aparentemente eran miembros de una misma familia.

El modus operandi de los delincuentes una vez descubierto el robo era acosar y amenazar a los afectados, que casi siempre eran mujeres, a través de mensajes de whatsApp. Las amenazas iban desde difamarlas en las redes sociales hasta el daño físico a ellas y sus familias si proseguían con las denuncias.

En el caso de Amoreti, según la denuncia hecha en redes sociales, compró en línea, a través de Facebook una docena de tennis para niños y sandalias para niñas. Ella hizo el pedido el 17 de julio y lo pagó por medio de depósito bancario. El pedido nunca le llegó y cuando llamaba evadían sus cuestionamientos. Pasados ocho días el encargo no llegaba.

“Vine y hablé con un perfil que al parecer era falso a nombre de Sofía García”, dice Amoreti en su denuncia, “resulta que me estafaron deposité 2 mil 380 córdobas a una cuenta de billetera móvil con engaños. Yo las publiqué en mi perfil y además de robarme me amenazaron en cuentas falsas de Facebook”, dijo la joven.

Amoreti realizó el depósito a nombre de Fanny Gioconda Gutiérrez García supuesta hermana de Sofía, ambas decían ser de Ocotal, Nueva Segovia. Ellas enviarían el producto a través de agencias de envío nacional.

“Quiero hacer público esto que me pasó, a la vez con temor, de manera que lo que me pasó a mí, no le vuelva a pasar a las demás personas. Cometí un error. Era la primera vez que compraba en línea”, señaló la denunciante el año pasado.

Además de ser estafada, en su testimonio también alega que fue víctima de difamación. Cuando ella las divulgó en su perfil de la red social, ellas reaccionaron señalándola en grupos de venta como prostituta e intentaron vaciar su tarjeta bancaria.

En el caso de Picado, él narra que le enviaban fotos de su casa con mensajes como: “No sabes lo que te puede pasar”. “Pero nunca les demostré miedo. Llegaron a la ridiculez de pedirme que trabajara con ellos en su banda”.

Estafadora fue víctima

Una de las víctimas que pidió no ser identificada, le facilitó a este diario dos números de teléfonos celulares, que pertenecen a los presuntos estafadores. Uno tiene prefijo de Costa Rica y el otro es nicaragüense.

LA PRENSA se contactó con las personas a cargo de esos números vía WhatsApp. La llamada al número costarricense la respondió Fanny Gioconda Gutiérrez. Pero en su versión ella también fue víctima de dos personas inescrupulosas que usurparon su identidad y su negocio para cometer las estafas.

“Eso pasó hace aproximadamente un año. Pero antes quiero decirle que no crea todo lo que la gente publica. Es verdad que en 2018 yo tenía un negocio en línea y nunca tuve problemas. Yo me fui del país por problemas personales. Mi récord de policía sale limpio. Simplemente cuando uno está chavalo cae, porque apenas tengo 23 años, verdad, y cuando uno es imbécil uno cae. Yo por lo que tenía que pagar por decir así, ya quedé bien con esas personas. Se les regresó su dinero que tampoco era mucho. Pusimos un abogado y se solucionó eso. No entiendo por qué un año después vienen de nuevo con esto. Yo trabajo duro en Costa Rica”, alega la imputada.

Gutiérrez asegura que tiene pruebas de que el dinero ya fue regresado y que un juez determinó su inocencia. Su versión de los hechos es que una supuesta amiga quedó a cargo de sus tarjetas del banco cuando ella emigró. Ésta, junto con su pareja, abusó de su confianza y utilizaron su nombre para cometer las estafas.

LA PRENSA pidió los nombres de estas personas que ella señala, el número del expediente del caso o el nombre del juez que lo conoció, pero Gutiérrez dijo que no podía dar más información. “Seguramente están fuera del país. A mí déjenme en paz. Simplemente hemos sido acosados y víctimas”.

En el número nicaragüense nos respondió alguien que dijo llamarse Yarexi Rodríguez. Ella defendió a su amiga corroborando la historia.

“Yo conozco a Fanny y creo que usted sabe que ella primero entró a inteligencia de la Policía y después se pasó a Medicina. Los culpables estuvieron detenidos, porque usurparon una cuenta. Hacen billeteras móviles de cualquier persona. A usted misma le pueden hacer una estafa a su nombre. Averiguan número de cédula y datos de cualquiera y lo hacen de un número particular. Estuvieron detenidos y los dejaron libres por falta de pruebas. A una muchacha de Bluefields le sacaron 7 mil 300 dólares”.

Rodríguez fue enfática en afirmar que su amiga es honesta, que gana bien y que se fue del país hace años. “No creo que Fanny esté en eso”.

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Recomendaciones legales de dos expertos

estafas en las redes socialesComprar en línea es jugar a la lotería, porque primero hay que pagar y luego esperar a que llegue lo que compraste. En ese momento hay que sospechar que se trate de una estafa. También se presenta el problema, en el caso de la comida, que llega revuelta o algo que no pediste. O en el caso de la ropa, te llegan tallas cambiadas.

Los nicaragüenses deben saber que existe una ley de protección de los derechos de las personas consumidoras y usuarias, la Ley 842. En ella se contemplan las sanciones para los negocios que incurran en este tipo de faltas. En el caso de los restaurantes algunos han recibido multas de hasta cien salarios mínimos. La instancia a la que deben acudir primero es la Dirección General de Protección de los Derechos de las Personas Consumidoras y Usuarias, DIPRODEC.
Marvin Pomares, coordinador nacional del Instituto Nacional de Defensa del Consumidor, INDEC.

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Hay varias instancias para recurrir. En estos casos en el ámbito civil la instancia sería Procompetencia (un tribunal administrativo de orden público y autónomo, que es el órgano encargado de aplicar la Ley 601), ellos ven los casos de estafas por artículos de mala calidad o productos vencidos que denuncian los clientes.

En el ámbito penal existe la figura del fraude. Cuando una persona ha sido defraudada con un bien o servicio primero se pone la denuncia en la policía y luego pasa a los juzgados. El problema es que estos negocios son informales y escapan del ámbito legal. Es muy riesgoso comprar en estos lugares.

La Ley 1042, ley de ciberdelitos, si bien es cierto es inconstitucional en algunos de sus aspectos contiene otros que bien pueden ser aplicados a este tipo de situaciones. Ante la denuncia de la población se puede acusar, a través de esta ley.

Normalmente, en la policía hay dos opciones para poner la denuncia: puede ir personalmente o hacerlo en línea. Ellos le llaman para que presente sus pruebas. Si hay un banco involucrado, la información bancaria del denunciado solo se le puede dar a la policía. Todo el proceso puede durar de 2 a tres meses dependiendo de la gravedad y de las pruebas que se puedan presentar.

No sabría decir en qué porcentaje han incrementado este tipo de delitos, a través de las redes sociales. Ese dato solo lo maneja la policía, pero en el gremio de abogados sí hemos percibido un mayor número de denuncias de fraude sobre todo en Facebook.
Marvin Bonilla, miembro de la Asociación de Abogados de Nicaragua, Aboganic.

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¿Qué hacer antes, durante y después de una estafa?

 

 

En los tres casos mencionados, los errores que se cometieron empiezan por confiar excesivamente en desconocidos o gente a la que se tiene poco tiempo de conocer. Estas son las recomendaciones que dan, generalmente, las instituciones bancarias y expertos en seguridad informática:

Antes

  • Verifique que la dirección electrónica inicie con ‘https’ que significa Protocolo Seguro de Transferencia de Hipertexto, por sus siglas en inglés. Quiere decir que ese sitio es seguro y que sus datos están protegidos. Generalmente todas las instituciones financieras o negocios que se dedican al e-commerce utilizan ese protocolo. Desconfíe si falta la ‘s’.
  • Cuando vaya a comprar algo que le ofrecen en Facebook tiene que observar que las fotos de los productos sean originales, tomadas con el celular, que no aparezcan en otros comercios o contengan marcas de agua. También revise la fecha de creación de ese perfil y los comentarios debajo de las fotos.
  • Antes de pagar en línea cotice. Revise que el precio que está pagando por ese producto no sea ni demasiado alto ni demasiado bajo, porque podría tratarse de una estafa. Recuerde que, si algo es muy bueno para ser verdad, generalmente es una mentira.

Durante

  • Mientras esté tratando con el vendedor intente obtener la mayor cantidad de información posible. No le entregue sus datos hasta estar seguro de que el trato es genuino. Verifique que el perfil es real.
  • Cuando se trate de compras en efectivo nunca vaya a direcciones ubicadas en casas particulares o sitios que no conoce bien. Pida recoger su mercancía en lugares públicos y céntricos. Si no está seguro no dé la dirección de su casa para que le entreguen el producto.
  • Si no está conforme con la calidad del producto que le están entregando, no lo pague. No está obligado a hacerlo. No se deje intimidar.

Después

  • Vaya a la Dirección General de Protección de los Derechos de las Personas Consumidoras y Usuarias (DIPRODEC), adscrita al Ministerio de Fomento, Industria y Comercio (MIFIC). Ahí le indicarán el procedimiento a seguir. El trámite dura 15 días.
  • En caso de que DIPRODEC no pueda ayudarle, el caso pasa a la Dirección de Resolución de Conflictos (DIRAC) en el poder judicial. Ahí intentarán que ambas partes lleguen a un acuerdo.
  • Agotadas las dos primeras instancias, el último recurso es hacer la denuncia en la Policía y demandar por la vía civil en los juzgados.

 

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