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LA PRENSA

Fachada del diario LA PRENSA después del bombardeo de la Guardia Nacional en 1979. LA PRENSA/Archivo.

Vieja costumbre de dictadores, intentar callar a La Prensa

LA PRENSA, el diario de los nicaragüenses, ha dejado de circular por razones políticas al menos una docena de veces desde su aparición el 2 de marzo de 1926: cinco cierres ocurrieron en tiempos de Somoza García y dos más con Somoza Debayle. En las dos etapas de gobierno sandinista, el diario ha sido obligado a cerrar en cinco ocasiones.

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Han pasado diez días desde que Nicaragua se quedó sin los dos medios impresos de circulación nacional que le quedaban: LA PRENSA y Diario HOY, ambos productos pertenecientes a editorial LA PRESA S.A.

La dictadura orteguista, a través de la Dirección General de Aduanas (DGA), primero retuvo el papel que se utiliza en la impresión de periódicos. Y luego ejecutó un asalto policial a las oficinas ubicadas en carretera norte con la intención de acallar a dos de los pocos medios independientes que se atreven a criticarla.

La última portada impresa de LA PRENSA, fechada el 12 de agosto del 2021, destaca como único titular a seis columnas: “La dictadura retiene nuestro papel, pero no puede ocultar la verdad”. Esa línea señala al responsable y resume la causa de su repentino cierre.

LA PRENSA
Así debe lucir la bodega cuando hay suficiente papel para imprimir el diario. LA PRENSA/Oscar Navarrete.

El embargo de la materia prima de LA PRENSA no es una estrategia nueva del gobierno encabezado por Daniel Ortega y Rosario Murillo para intentar doblegar a sus directivos. La misma acción fue ejecutada a finales de 2018 cuando la dictadura dio una orden similar para evitar el funcionamiento de la rotativa y desmoralizar a sus periodistas.

El cierre duró año y medio. Y ese fue el segundo de los tres períodos más largos en que el periódico ha dejado de circular en su versión impresa, porque las noticias continuaron saliendo en forma digital. Al igual que ahora.

Jaime Chamorro Cardenal, quien fue director de LA PRENSA desde 1993 hasta su fallecimiento este año, dijo en su libro “Frente a dos dictaduras” publicado en 1987: “El embargo de papel fue una de las medidas extremas adoptadas por el FSLN para tratar de destruir a LA PRENSA desde el propio inicio de la llamada Revolución Sandinista”.

La diferencia entre los cierres forzados por el orteguismo en los 80, 2019 y el actual son los cargos imputados por delitos de defraudación aduanera, lavado de dinero, bienes y activos que penden sobre la cabeza de su gerente general Juan Lorenzo Holmann.

Viernes 13 de agosto de 2021, el día que la policía orteguista se tomó las instalaciones del diario. LA PRENSA/Oscar Navarrete.

Holmann fue retenido por un destacamento policial dentro de las instalaciones del periódico desde el mediodía del viernes 13 de agosto y trasladado en la madrugada del sábado 14 a las celdas de la Dirección de Auxilio Judicial (DAJ), nuevo Chipote. Ahí permanecerá por lo menos 90 días, según resolución judicial, mientras dure la supuesta investigación.

Él es uno de los cinco miembros de la familia Chamorro, propietaria del diario, que se encuentra encarcelado. Nadie ha podido hablar con él desde ese día.

‘Tacho viejo’ odiaba a La Prensa

Los ataques a LA PRENSA inician en 1933, cuando el presidente de turno Juan Bautista Sacasa ordena su primer cierre. Luego vino otro que duró tres días en 1934 y otro más que duró un día, al año siguiente.

Los motivos siempre fueron políticos y relacionados con la cobertura de noticias vinculadas a la lucha del general Augusto César Sandino culminando con su muerte. Pero detrás de esas órdenes de cierre quien estaba en realidad era Anastasio Somoza García, ‘Tacho viejo’.

El entonces general sentía una fuerte animadversión contra Pedro Joaquín Chamorro Zelaya, director y accionista del diario desde 1930. El padre del mártir de las libertades públicas, Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, nunca dejó de señalar los atropellos cometidos por el fundador de la dinastía somocista.

Al convertirse en presidente ‘Tacho viejo’ no tardó en demostrar su descontento hacia la línea editorial de LA PRENSA y en 1940 mandó a encarcelar a su director y ordenó un nuevo cierre de tres días.

Al contrario de lo que esperaba el dictador, lejos de intimidar a Chamorro Zelaya y a su equipo de periodistas este cierre hizo que volvieran a su labor de informar con más fuerza.

Cuatro años después, harto de las críticas de LA PRENSA que lo señalaban de corrupto y criminal, Somoza García de nuevo mandó a cerrar el diario. En esa ocasión el cierre duró un año y diez meses hasta mediados de 1946.

El 08 de mayo de 1953, el titular de La Prensa destacó la defensa del pueblo de Managua al edificio del rotativo cuando turbas somocistas intentaron asaltarlo. LA PRENSA/Archivo.

La venganza de ‘Tachito’

A partir de 1952, Pedro Joaquín Chamorro Cardenal de 28 años de edad asume la dirección de LA PRENSA, y continúa informando las atrocidades del régimen.

A la muerte de Tacho viejo y Luis Somoza Debayle la dictadura queda en manos de Anastasio Somoza Debayle, ‘Tachito’.

El último de los Somoza en el poder mandó a la Guardia Nacional irrumpir en las oficinas del diario. El edificio permaneció tomado durante 11 días en enero de 1967, para evitar que se publicara la verdad sobre la masacre de la avenida Roosevelt. La medida no surtió efecto. LA PRENSA informó del hecho días después.

El descontento popular que desató la muerte de Pedro Joaquín Chamorro Cardenal el 10 de enero de 1978 hizo imposible que el dictador siguiera gobernando Nicaragua. Pero no podía irse sin dar el último golpe.

Así quedó La Prensa después de ser bombardeada en 1979. LA PRENSA/Archivo.

Aquel 11 de junio de 1979 nadie esperaba la furia que la guardia desató contra el periódico de la carretera norte. En la calle no había un alma y no se veía correr un solo vehículo.

Según versiones de testigos de la época, un avión militar dejó caer seis bombas que iban dirigidas a la rotativa. De las 11 personas que estaban adentro ninguna resultó herida, pero sí murieron seis niños que se encontraban refugiados en la iglesia Santa Faz en el barrio Costa Rica, donde fueron a caer algunos explosivos.

Al mismo tiempo una tanqueta Sherman se acercó sobre la pista. Algunos creyeron que pasaría de largo rumbo al aeropuerto, porque los guardias somocistas habían comenzado a huir, pero se detuvo justo frente a la entrada del diario. Apuntó a la fachada y la destruyó con una sola detonación.

Después de aquel ataque, LA PRENSA estuvo cerrada durante casi un mes hasta agosto de 1979.

Las turbas en los 80

Con el triunfo de la revolución popular sandinista se pensó que en Nicaragua nunca más habría dictadura. Pero en la década de los 80 se instauró un nuevo modelo de represión que opacó los 40 años de somocismo.

En 1980 el sandinismo intentó cambiar la línea editorial de LA PRENSA. Fue entonces que Xavier Chamorro Cardenal hermano de Pedro Joaquín, renuncia a la directiva y junto a un grupo de trabajadores invierten sus liquidaciones para fundar El Nuevo Diario.

Turbas llegan a La Prensa el 06 de agosto de 1986. LA PRENSA/Digitalización Yury Salvatierra M.

Esa ruptura ocasionó duras manifestaciones contra el periódico opositor, encabezadas por los sindicatos sandinistas que lo tachaban de “vende patria”, obligando su cierre durante más de un mes.

Luego vinieron dos días de amonestación en 1981. Y el 25 de junio de 1986, Daniel Ortega ordena  “un cierre indefinido” que duró hasta el primero de octubre de 1987. El segundo período de cierre más largo desde la fundación del diario.

Daniel Ortega en 1985. LA PRENSA/Archivo.

Las turbas llegaban hasta la entrada del periódico cada semana y dejaban mensajes amenazantes pintados sobre las paredes del rotativo. La causa que alegó en ese momento el FSLN para justificar el cierre fue la guerra.

Violeta Chamorro Barrios cuando era directora del diario en 1989. LA PRENSA/Archivo.

Doña Violeta Barrios de Chamorro, entonces directora del medio de comunicación, publicó ese año un artículo en la revista Foreign Affairs titulado: “La muerte de LA PRENSA”. En él denuncia el cierre del diario y la mentira del FSLN sobre el supuesto deseo de paz que le vendía al mundo.

“No podemos creer en ninguna de sus propuestas para negociar la libertad de prensa. La libertad de prensa no es negociable, es un derecho de todos los nicaragüenses y no el patrimonio de su gobierno”, menciona en tono lapidario el artículo.

LA PRENSA, somos todos

No habían pasado ni 24 horas del último cierre a LA PRENSA cuando miles de voces comenzaron a inundar las redes sociales con mensajes de apoyo al medio de comunicación y repudio al régimen. Tal y como ha ocurrido en otros hechos injustos contra la libertad de expresión.

La lluvia de solidaridad hacia el diario más antiguo de Nicaragua impulsó una serie de medidas para sobrevivir. La primera de ellas fue reducir el formato tradicional del periódico tanto en tamaño como en número de páginas. Esto lo ha hecho dos veces en los 95 años que lleva de vida y en las dos ocasiones Daniel Ortega estaba en el poder.

La segunda medida y la más severa ha sido reducir el número de colaboradores. Y en tercer lugar quedarse operando en formato digital.

Don Jaime Chamorro (q.e.p.d.) el 07 de febrero del 2020, cuando llegaron las primeras bobinas de papel que tenía secuestradas el régimen orteguista. LA PRENSA/Oscar Navarrete.

Sin embargo, ninguno de los periodistas que trabajan en LA PRENSA duda de las palabras proféticas de Jaime Chamorro Cardenal a Rosario Murillo en 2019: “Este diario va a llegar a los cien años”.

Y el legado del mártir de las libertades públicas sigue desafiando a los dictadores: “Mientras haya una máquina de escribir, un papel, un micrófono, una plaza pública, un balcón o un espacio para hablar aunque sea en la celda de una cárcel, seguiremos denunciando a los inmorales”.

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