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Adrián Meza. LA PRENSA

Académico Adrián Meza: “Tarde o temprano la protesta universitaria va a tomar escenario”

Adrián Meza considera que las universidades están siendo sometidas a la estatización por parte del régimen de Daniel Ortega, y no descarta que los estudiantes vuelvan a liderar una nueva rebelión como la de 2018

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Desde 1991, Adrián Meza Soza se ha dedicado a la vida académica. Primero como rector en la Universidad Popular de Nicaragua (UPONIC), y luego en el mismo cargo en la Universidad Paulo Freire (UPF). Actualmente, ambas están ilegalizadas y confiscadas por el régimen de Daniel Ortega.

Meza Soza conoce bien el sandinismo, dice. Militó en el Frente Sandinista desde su juventud hasta que se separó tras el pacto con el Partido Liberal Constitucionalista (PLC). Como lo conoce, prefirió hacer caso a las advertencias de un viejo amigo que le dijo “vamos por vos”, y por eso está exiliado en Costa Rica.

En esta entrevista nos habla sobre su exilio, sobre la posibilidad de que la UPF continúe funcionando desde Costa Rica, la situación de las universidades bajo la bota opresora de Daniel Ortega, y sobre la inminente respuesta de los estudiantes universitarios que ya se insurreccionaron una vez, y de los que Meza considera, lo harán de nuevo “tarde o temprano”.

¿Por qué decidió salir de Nicaragua?

El clima de hostilidad contra la universidad Paulo Freire ya se venía configurando desde nuestros primeros pronunciamientos en el marco de la crisis del 2018 alrededor del reclamo por el tema de los derechos humanos, el tema de la persecución particularmente a los jóvenes universitarios, el tema de las graves violaciones que fueron certificadas por organismos internacionales. Y a nosotros nos pareció que como universidad estábamos en la obligación de pronunciarnos, de llamar a la cordura, de que el gobierno rectificase en un camino que evidentemente era un camino de desastre para el país, y en ese contexto también teníamos estudiantes que estaban vinculados a las revueltas de abril de 2018.

También los estudiantes que se fueron al exilio nos pidieron expresamente que configuráramos un programa de estudios para ellos. Lo hicimos. Y finalmente, como todo mundo sabe, capturaron a una estudiante nuestra, Samantha Jirón. La universidad se pronunció por ese tema y luego el dos de febrero con el cierre de las universidades nosotros nos pronunciamos. Indicamos que era un tema de ilegalidad absoluta. En ese contexto, yo recibí señales muy claras de que estaba discutiéndose la posibilidad de mi detención, y como Nicaragua es muy pequeña, tuve la suerte de que un viejo compañero mío con el que estuve en la guerra me avisara y me dijera: “Mirá, vamos por vos”. Yo consulté inmediatamente con mis hijos y con mi esposa y la decisión de la familia fue que saliera del país. Salí por puntos ciegos en la frontera el viernes en la madrugada.

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¿Cuál sería el motivo del régimen para encarcelarlo a usted?

En Nicaragua vos no necesitas hacer algo para que el gobierno te tome como objetivo. Solo necesitas dos cosas: pensar y decir. La lógica de pensamiento nuestro ha sido siempre alrededor de los derechos de los ciudadanos. Yo tengo una larga trayectoria como abogado laboralista en defensa de trabajadores, incluso con centrales de ellos (sandinistas). Además de eso, los pronunciamientos de la Paulo Freire no gustaban. Provocaban escozor.

¿De los funcionarios de la universidad, solamente usted salió?

No, obviamente hemos asegurado la salida de otros funcionarios cuyos nombres omito.

¿Por qué cree que el régimen de Ortega se está yendo en contra de las universidades?

Yo creo que hay que ver esto en un contexto más amplio. El modelo político en Nicaragua viene forzando la estatización de la educación superior por una razón histórica. Los estudiantes universitarios siempre han sido semilla de rebelión. Los estudiantes de la universidad de Múnich en la época de Hitler, por ejemplo, los estudiantes de la plaza de Tlatelolco en México en 1968, masacrados por el régimen, y para nadie es un secreto que en Nicaragua las protestas de 2018 la encabezaron primeramente los estudiantes. El sector estudiantil tiene esa lógica de rebeldía, y eso lo saben quienes están al frente del modelo político, porque muchos de ellos pasaron por ahí. Ellos saben lo que un estudiantado universitario en rebeldía puede producir en la conciencia de un país. Veo un panorama difícil, pero esperanzador.

¿Por qué esperanzador?

Porque si alguien tenía alguna duda de la direccionalidad política del modelo nicaragüense, yo creo que a estas alturas ya debería de tenerlo absolutamente claro. Por otro lado, el estudiantado nicaragüense no va a ser callado por el cierre de las universidades privadas, porque ahora, ese estudiantado que estaba en las universidades privadas y está en las universidades públicas, el caldo del cultivo es más efervescente, de tal forma que yo tengo muchas expectativas de lo que va a pasar en Nicaragua en los próximos meses, porque también la sociedad está asombrada de estos hechos y el discurso de la administración gubernamental es débil. Los argumentos que han planteado en materia legal se caen por sí solos. Yo tengo una perspectiva optimista. Claro, va a ser una batalla dura, compleja. Espero, confío y hago votos porque no haya violencia. La violencia política no resuelve los grandes conflictos en que nos encontramos independientemente que haya gente que crea que esa es la única alternativa. Yo no creo eso.

Entonces usted prevé que haya un nuevo levantamiento como en 2018

Yo pienso que tarde o temprano en Nicaragua, la protesta universitaria y la protesta estudiantil va de nuevo a tomar escenario. ¿Bajo qué circunstancias o en qué condiciones? No lo sabemos. El estudiantado universitario es el de la sorpresa. Cuando todos pensamos que el estudiantado estaba totalmente amordazado, sin ninguna conciencia, sin ninguna perspectiva del país, de repente los muchachos dieron un ejemplo increíble, que a ellos les costó 46 vidas en una semana. Del 18 al 26 de abril (de 2018), la juventud universitaria nicaragüense entregó 46 vidas.

¿No le parece que un nuevo levantamiento podría provocar la pérdida de más vidas?

Yo quisiera que no. Yo quisiera que el gobierno hubiese aprendido la lección. Nicaragua es un país donde el pueblo tiene mucha paciencia para muchas cosas, pero si le matas estudiantes, ahí la cosa cambia. Un indicador de eso es el 85% de abstención (en las pasadas elecciones). La gente está diciendo “ya no”. La gente está llegando a un límite de paciencia. Ellos saben lo que ocurre en Nicaragua cuando la gente pierde la paciencia.

¿Cree que más universidades puedan ser ilegalizadas?

Me parece que sí porque la tendencia es la estatización. Él va a dejar algunas universidades como para muestra. “No, no, no. Si hay educación superior privada”. Sí, pero el porcentaje de estudiantes que estaban en universidades privadas se va a reducir dramáticamente.

El gobierno dice que va a garantizar que los estudiantes terminen sus carreras

No estoy seguro de que el Estado tenga la capacidad para dar respuesta a esa complejidad que tienen más de 30,000 estudiantes que tienen una lógica distinta a la lógica de la universidad pública. El estudiante nuestro cuestiona, pregunta, reclama, en el marco de sus derechos, pero lo hacen. Ellos (gobierno) han logrado que los estudiantes de las universidades públicas adopten una actitud de mayor mansedumbre.

El CNU ha dicho que los aranceles que pagaban los estudiantes eran muy altos y no correspondían con la realidad del país

Los aranceles que cobraban las universidades confiscadas, la gran mayoría cobraba aranceles por debajo de los 40 dólares. En el caso de la Paulo Freire, el arancel promedio era de 32 dólares mensuales y los programas subsidiados pagaban menos. Entonces tampoco es cierto que esta sea una campaña contra las universidades de los ricos, al contrario, esta es una campaña contra las universidades de los pobres con pensamiento crítico. En la UPONIC se graduaron más de 2,500 militantes del Frente Sandinista en la década del noventa. La gran mayoría de los jueces, magistrados y policías que ellos tienen se graduaron de la UPONIC. El director nacional de la Policía (Francisco Díaz), graduado de la UPONIC. Vayan a ver quiénes se graduaron de la UPONIC, de la Paulo Freire y de las otras universidades confiscadas

Eso que dice la presidenta del CNU, Ramona Rodríguez, de que los estudiantes de las universidades privadas confiscadas van a pagar aranceles, a mí sinceramente me sorprende porque si crearon universidades públicas para asumir a los estudiantes de las universidades confiscadas, entonces quiere decir que nuestros estudiantes se convierten en estudiantes de universidades públicas, y ¿por qué ellos van a tener que pagar y no van a pagar los estudiantes de la UNAN? ¿Para qué quieren esos recursos extraordinarios? ¿Qué cuentas van a rendir?

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¿Queda algo de la Universidad Paulo Freire?

La universidad nuestra no reconoce en absoluto la validez de lo actuado, por una serie de razones, desde el hecho de que ninguno de los diputados tiene mandato para ejercer legítimamente el Poder Legislativo, hasta la violación elemental de la ley 147 y la ley 704 que regula la calidad universitaria, aparte de los tratados centroamericanos que también fueron violentados. Nosotros no reconocemos ese acto y todas las universidades con las que nosotros tenemos relación nos han confirmado que van a seguir trabajando con nosotros.

¿Cómo va a continuar trabajando la universidad si el régimen les confiscó todo?

El recinto está confiscado, pero es que hoy la universidad no es de muros y paredes. Si hay algo que la Paulo Freire aprendió en el marco de la pandemia y en el marco de la crisis de 2018 es a trabajar en línea. El último año y medio, todos nuestros estudiantes estaban trabajando en línea. Por eso es que para nosotros es relativamente fácil, una vez que nosotros resolvamos el tema de la legalidad en Costa Rica, reabrir con esta nueva lógica.

¿Y los registros, sellos y toda la información académica de los estudiantes?

El registro ellos (gobierno) se lo tomaron, entonces ellos son responsables ante nuestros estudiantes por esos registros. Nosotros aquí estamos abriendo nuevos asientos registrales. Estamos preparándonos para instalar toda la institucionalidad de la universidad, su área académica, de extensión universitaria, de investigación, su mapa de relaciones internacionales. Ya anunciamos que ahora en abril arranca el ciclo anual de diplomado técnico desde Costa Rica. No nos vamos a detener porque ellos se hayan quedado con el edificio.

¿Qué va a pasar con los estudiantes que ya están por tramitar su título?

Ellos tienen que tomar una decisión. O sus títulos llevan la firma del rector de la nueva universidad llamada Ricardo Morales Avilés, o sus títulos llevan la firma del rector de la Universidad Paulo Freire. Ahora, yo no me resisto, ni me niego a validar un título emitido en esas condiciones, siempre y cuando nosotros tengamos la posibilidad de verificar que eso no lleva ninguna ilegalidad.

¿Cómo valora el trabajo del CNU?

Yo creo que los colegas del sector público están en la encrucijada de su vida. Muchos de ellos yo los conozco personalmente y tenían una trayectoria efectiva dedicada a la academia, la ciencia. Ahora están intervenidos, amordazados, en una condición sumamente lamentable, lo cual es distinto al funcionario que está ahí con una clara lógica política, aprovechándose de la coyuntura, que ha sido promovido no por sus méritos, si no por su lealtad al estatus político al que se sumó la universidad pública. Ahí hay conflictos sordos entre funcionarios y académicos de verdad. Ese conflicto está ahí, sigue acumulando tensiones y tarde o temprano va a estallar.

¿El Frente Sandinista pudo infiltrarse en la Paulo Freire?

Esa es la ironía. Nosotros desde el punto de vista político practicábamos una lógica pluralista. Nosotros tenemos un programa para estudiantes exiliados, pero también teníamos un programa para maestros de secundaria que eran militantes de ANDEN, y todos ellos son sandinistas, pero encontraron en la universidad una oportunidad para estudiar una carrera de ciencias de la educación para maestros empíricos pagando nada más 17 dólares y ese fue un acuerdo que suscribimos con ANDEN. En el consejo universitario de la universidad hay oficiales del Ejército retirados con pensamiento sandinista, y nunca tuvimos problemas. El problema no es si el sandinismo logró penetrar en nuestra universidad, es que en nuestras filas había sandinistas, como había azul y blancos, socialcristianos, liberales. Esa es una universidad, con lógica de convivencia respetuosa alrededor de la idea que cada quien tiene.

¿Cómo reaccionaron esos funcionarios de pensamiento sandinista con la ilegalización de la universidad?

No tengo idea. No tuve la oportunidad de hablar con ellos. Tuve 48 horas para salir (de Nicaragua)

Ya han pasado más de cinco días desde que salió, ¿no ha hablado con ellos?

No he tomado contacto con ellos para evitarles perjuicios.

Usted fue sandinista, ¿le han expresado algo desde ese partido?

Lo que me asusta es que cienes, debo decirlo, decenas de militantes sandinistas con los que yo viví mi vida de sandinista me han llamado, me han escrito, me han puesto su casa a la orden. Eso sí me sorprendió un poco. A pesar de todo el esfuerzo que han hecho algunos sectores radicales de la administración pública de pintarme como conspirador, acusándome de lavado de dinero. Esa reacción yo la veo natural de los sectores más radicalizados del estamento sandinista del país, pero hay muchos más que tienen un pensamiento distinto.

Adrián Meza está buscando la manera de legalizar a la UPF en Costa Rica y que siga funcionando desde este país. LA PRENSA

Plano Personal

Adrián Meza Soza tiene 62 años. Es abogado de profesión, especializado en derecho laboral y tiene una maestría en docencia universitaria.

Desde 1991 se ha dedicado a la vida académica. Fue decano de Derecho en la UPONIC y posteriormente rector de esa universidad. Luego fue nombrado rector de la Universidad Paulo Freire. Ambas fueron ilegalizadas esta semana por el régimen de Daniel Ortega.

Viene de una familia de panaderos. “Vos podés ser abogado, académico, profesional, doctor, pero si no sabés hacer galleta simple, en la familia es como que estás mal”.

Está viviendo su segundo exilio. Tenía ocho años cuando su familia se fue a México a finales de los sesenta huyendo de la dictadura de los Somoza. Volvió a Nicaragua en los setenta y fue dirigente estudiantil en la UCA en 1975 hasta que se integró al Frente Sandinista.

Combatió en San Judas para la insurrección y el triunfo en 1979. Dice haber sufrido la derrota electoral de 1990, pero fue hasta 2001, cuando supo del pacto entre el FSLN y el PLC que decidió renunciar a su militancia.

La Prensa Domingo Daniel Ortega FSLN Nicaragua universidades

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