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La pirámide de la libertad

Podría parecer una pérdida de tiempo hablar de libertad en algunos países latinoamericanos, pero la verdad es que la luz se necesita más, precisamente donde y cuando está más oscuro.

Esta idea se advierte en la obra del sociólogo, politólogo y escritor de origen español, Carlos Malo de Molina, autor del libro El mercado de las ideas, en el cual —dice su presentación—, hace “una férrea defensa de la democracia universal y todo lo que esto conlleva, como derechos humanos, libertades y valores, para hacer de la tierra un mejor lugar para los 7,700 millones de habitantes, tanto en todos los países como en las estructuras internacionales”.

Carlos Malo de Molina ha sido asesor de renombrados políticos de signos ideológicos opuestos, como el comunista Santiago Carrillo y el expresidente conservador José María Aznar, en España. Así como de los expresidentes de Panamá y República Dominicana, Martín Torrijos y Danilo Medina, respectivamente.

Actualmente asesora a sectores de la oposición venezolana en el tema de la transición democrática.
El experto político español radicado en América Latina ha elaborado una Pirámide de la Libertad sostenida en el concepto de que “Sin libertad no hay democracia, es más, hay opresión, dictadura, persecución y criminalidad contra el pueblo. Sin libertad los mercados no existen como tal, son ineficientes, injustos, desordenados y antisociales. Sin libertad no hay justicia, todo funciona al servicio y beneficio de los dictadores y tiranos. Sin libertad tampoco hay felicidad”.

Malo de Molina pone en la punta de su pirámide a la libertad “como valor supremo hacia donde todas las sociedades deben dirigirse”. Y hacia abajo coloca a los valores de la democracia, los derechos humanos, la igualdad, la economía de mercado, la honestidad y la fraternidad. “Todos estos valores —dice— son parte fundamental e imprescindible de la libertad”.

Además incluye en cada uno de estos valores sus elementos constitutivos, como, por ejemplo, en la democracia las elecciones libres y la independencia de poderes; y en la honestidad, la transparencia, castigo de la corrupción y cumplimiento de la ley dando el ejemplo.

“Entre todos los valores de los distintos niveles de la Pirámide de la Libertad —explica su autor— hay una continua interacción de unos con otros, siempre se debe actuar con respeto a la libertad individual, a la democracia, la igualdad, equidad, el respeto y cumplimiento de los derechos humanos, la justicia, honestidad y eficiencia de gestión económica y realizarlo en el tiempo oportuno, puesto que una adecuada decisión mal gestionada, muy costosa económicamente o dilatada en el tiempo, puede convertirse finalmente en no tan positiva o incluso negativa o no aportar ninguna solución”.

En algunos países de América Latina eso podría parecer una utopía, deseable pero inalcanzable. Sin embargo, las personas humanas deben soñar y luchar por convertir sus sueños en realidad. Como dice Carlos Malo de Molina: “Es nuestro deber trabajar para avanzar hacia el mejor desarrollo de la libertad integral del mundo”. Y ante todo del país de uno, agregamos nosotros.

Editorial derechos humanos libertad Nicaragua
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