El preso político Hugo Torres Jiménez, de 74 años de edad, quien se encontraba encarcelado desde junio de 2021 acusado de cometer supuestos delitos contra el Estado, falleció el 12 de febrero en un hospital capitalino, según informaron las autoridades.
Hugo Torres era un prominente personaje político de Nicaragua, inclusive histórico. Sin embargo, sus restos mortales fueron sepultados en un ambiente íntimo familiar, sin tributarle las honras fúnebres que merecía por sus hazañas militares y sus hechos políticos del máximo interés nacional; lo cual fue por su propia voluntad, como lo informaron sus hijos en una nota pública de duelo.
Hugo Torres Jiménez, excomandante guerrillero y general retirado del Ejército Popular Sandinista (ahora llamado Ejército de Nicaragua), fue un héroe de la revolución sandinista, en particular de la guerra revolucionaria que derrocó al régimen de la familia Somoza.
Él participó en primera fila de los dos actos de guerra más grandiosos que ejecutaron los sandinistas en su lucha contra el somocismo: los asaltos y secuestros colectivos en la residencia de un ministro somocista y el Palacio Nacional, en 1974 y 1978, por los cuales los guerrilleros obtuvieron cuantiosas cantidades de dinero y lograron la liberación de todos los presos políticos de entonces. Uno de los mayores créditos políticos de Hugo Torres Jiménez fue haber liberado a Daniel Ortega, con una de aquellas audaces acciones militares.
Pero la revolución sandinista que liberó a Nicaragua de la dictadura somocista no produjo la democracia con sus atributos esenciales de libertades para todos, elecciones libres periódicas y alternabilidad en el poder, Estado de derecho con separación de poderes y justicia independiente, etc. Por el contrario, impuso una nueva dictadura, revolucionaria y de orientación socialista, pero dictadura al fin.
Hugo Torres se convirtió en un disidente del Frente Sandinista después de que este perdió el poder en las elecciones de 1990. Se hizo entonces un valeroso luchador por la democracia que la revolución sandinista de 1979 le negó a Nicaragua. Es que revolución y democracia son excluyentes por su propia naturaleza, solo en algunos casos raros de la historia alguna revolución desembocó en la democracia.
Al morir siendo un preso político —y aunque su fallecimiento se haya debido a una enfermedad común— Hugo Torres se hizo acreedor de una condición excepcional: Él fue un héroe de la revolución y ahora es también un héroe de la democracia, por la cual luchó durante las últimas tres décadas de su vida.
Sin embargo, en una nación extremadamente polarizada políticamente, como es Nicaragua actualmente, no todos le reconocerán a Hugo Torrres esa doble dimensión heroica. Para los partidarios del régimen del cual se distanció y convirtió en acérrimo adversario, debe ser un traidor. Y en las filas de la oposición habrá quien le niegue la condición de héroe, porque los agravios que causó la revolución sandinista a muchos nicaragüenses no se han podido olvidar. Y por los acontecimientos de los últimos años las heridas se han reabierto y vuelto a sangrar.
Sin embargo, no es posible negar el hecho de que el excomandante guerrillero y general retirado Hugo Torres Jiménez consagró la segunda parte de su vida a luchar ejemplarmente por la democracia, de manera cívica y pacífica como corresponde procurar el cambio democrático.
Cabe mencionar que durante esa etapa democrática de su existencia, Hugo Torres fue un colaborador de las páginas de Opinión de LA PRENSA. De manera que enviamos a sus familiares y a sus compañeras y compañeros de ideales y de partido, el sentido pésame de El Diario de los Nicaragüenses.