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Los padres de Ana Rosa Amador Hernández sostienen una foto de ella en un celular. LA PRENSA

Femicidio a la orilla del lago Cocibolca

Un hombre no toleró que la mujer lo dejara y le quitó la vida. Ocurrió en Sapoá, Rivas. Ella está en el cementerio, él en la cárcel. Y la hija de ambos, de 4 años de edad, al cuidado de sus abuelos maternos

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No fue necesario que Liliana Hernández viera el rostro de su hermana para identificarla, fue suficiente con verle el cuerpo desnudo. Ana Rosa Amador Hernández, de 21 años de edad, yacía muerta en el suelo, a la orilla de su cama, en la casita de madera en la que vivía a la orilla del lago Cocibolca, en Sapoá, Rivas.

Una de las piernas descansaba sobre el soporte de madera de la cama, la otra en el piso de tierra. La cabeza estaba tapada con una sábana, pero el cuerpo estaba totalmente desnudo.

Sobre el colchón había una laguna de sangre.

Liliana encontró muerta a su hermana a las 6:00 de la mañana del pasado domingo 13 de febrero de 2022. El cuerpo todavía estaba caliente. Los forenses determinaron que la mataron media hora antes que Liliana llegara.

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El cadáver tenía varias heridas producidas con cuchillo. La estocada que la mató se la propinaron en la boca del estómago. La desangró. También tenía una herida en la parte derecha del cuello tan profunda que los forenses se aburrieron de meterle gasa. Otras cuchilladas se las propinaron en los brazos.

Tampoco fue necesario pensar mucho para darse una idea de quién pudo haberla asesinado. José Rafael Reyes Amador, también de 21 años y marido de la víctima, no estaba en la casa. Andaba huyendo. Una noche antes le había suplicado a Ana Rosa, de rodillas y con lágrimas, que no lo dejara, que sin ella su vida no tenía sentido.

Ana Rosa Amador tenía 21 años de edad y deja en la orfandad a una niña de cuatro años de edad. LA PRENSA/ REPRODUCCIÓN/ ÓSCAR NAVARRETE

Familiares

Ana Rosa y José Rafael tenían la misma edad, pero ella era como tía en segundo grado de él, pues era prima de la madre de José Rafael.

Orlando José Carrillo Amador, de 46 años y padre de Ana Rosa, es un hombre que toda la vida ha trabajado vendiendo pescados y garrobos. Con eso ha mantenido a su familia desde que se unió a Martha Lorena Hernández, de 45 años.

La familia tiene una propiedad a la orilla del lago Cocibolca, en la cual también siembran chagüites, pero realmente viven en el asentamiento Donald Ibarra, de Sapoá, no muy lejos de la costa.

José Rafael, quien es hijo de Rosa Argentina Mercado Amador, sobrina de Carrillo Amador, desde pequeño fue muy unido a la familia de Ana Rosa, al punto que siempre dormía en la misma cama con ella y las hermanas de ella. Y Carrillo Amador le enseñó los oficios de pescar y cazar garrobos. Trabajaban juntos.

José Rafael Reyes (derecha) ya está detenido. LA PRENSA/ TOMADA DE MEDIOS OFICIALISTAS

Embarazada

Hace cinco años, en la parte trasera de la casa de Ana Rosa comenzaron a aparecer pastillas anticonceptivas, pero nadie sabía quién las tiraba ahí.

Luego, Martha Lorena Hernández notó que su hija Ana Rosa andaba rara. Le daban mareos y algunas cosas le daban asco.

La comenzó a cuestionar, pero la muchacha le respondía que no sabía lo que le pasaba. Entonces la madre se la llevó a Mifamilia para hacerle una prueba de embarazo y salió positiva.

Aun así, Ana Rosa insistía en que nunca se había acostado con un hombre.

Martha Lorena no tuvo que pensar mucho. Se dirigió inmediatamente adonde los padres de José Rafael. Todos se negaron. El muchacho decía que no había hecho nada.

Al final tuvo que admitirlo.

Como era familiar de ellos y lo querían por ser un muchacho sencillo, respetuoso, los padres de Ana Rosa aceptaron la relación sin problemas y ya la pareja quedó viviendo junta.

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Nació una niña que es el vivo retrato de su padre. Se llama Ana Victoria y hoy tiene 4 años de edad.

José Rafael y su suegro salían a pescar y a cazar garrobos, furtivamente, porque esto último es prohibido. Luego, Ana Rosa era muy buena comerciando el producto. Así sostenían a sus familias.

“Se dejaban, volvían. Se dejaban, volvían”

Ana Rosa y José Rafael discutían constantemente. “Se vivían peleando, pero solo de boca. Nada de golpes”, comenta Martha Lorena Hernández.

“Te voy a meter tu pijazo”, le decía él. “Sí, metémelo”, respondía ella. “Él le daba y ella se lo regresaba. Pero al ratito ya estaban contentos”, cuenta la mamá de ella. “Para ella eso era una broma”, agrega.

—¿Eso es amor, vivirse golpeando? —les cuestionaba la mamá.

—Ay, así jugamos nosotros, usted no se meta —respondían ellos.

Luego los pleitos comenzaron a aumentar de intensidad. La pareja vivía en un rancho que el papá de él, Balbino, construyó a la orilla del lago Cocibolca, en un terreno que le pertenece a Carrillo Amador. Y de repente Ana Rosa comenzó a irse a la casa de sus padres, dejando solo a José Rafael en el rancho.

El lugar donde fue encontrada muerta Ana Rosa Amador. LA PRENSA

Después, José Rafael llegaba para llevársela de nuevo al rancho. Y así estaban. “Se dejaban, volvían. Se dejaban, volvían”, explica Martha Lorena.

Los problemas se intensificaron cuando a José Rafael se le salió de control la adicción por las drogas. Hacía de todo por consumir piedras, crack.

Vendía las cosas de la casa y cuando no hallaba qué vender, pues no tenían muchas cosas de valor, salía a prestar dinero argumentando que la niña estaba enferma.

“Le voy a mandar tu cabeza en una caja a tu mamá”

El viernes 11 de febrero de 2022, Ana Rosa salió a escondidas del rancho y se fue a la casa de sus padres, decidida a no volver más con José Rafael.

Un cuñado de Ana Rosa le vio un golpe en el rostro a ella, inflamado. “Cuñada, si usted se vino es porque su marido le metió su golpe, porque esa cara mire cómo viene”, le dijo. “Usted es loco, cuñado”, respondió ella.

Después Ana Rosa confesó que José Rafael la amenazó de muerte y le dijo que le cortaría la cabeza y que en una caja se la iba a mandar a su mamá.

“Es lo que te venía diciendo. Desde hace rato te vengo diciendo que lo dejés”, le dijo Martha Lorena.

El miedo también estaba reflejado en la niña, quien escuchaba todas las amenazas que el papá le hacía a su mamá.

Al día siguiente, sábado, José Rafael llegó a traer a Ana Rosa. Como siempre ocurría, él esperaba que la mujer regresara con él, pero ella no quería hablar con él.

Momentos en que sacan el cadáver de Ana Rosa del rancho que está a la orilla del Cocibolca. LA PRENSA/ CORTESÍA

José Rafael recurrió a sus suegros, pidiéndoles que convencieran a Ana Rosa para que hablara con él.

Como no logró el objetivo, y al ver que Ana Rosa se alistaba para ir a una fiesta, José Rafael comenzó a llorar. “Tráiganme a la Ro, que no me deje, que quiero hablar con ella. Sin ella mi vida no es nada”, gritaba de rodillas.

“Vos solo locura sos. ¿Qué es lo que te decía yo? El amor se acaba, según el amor que le des a tu mujer. Siempre te he dicho, tu mujer y tu hija o el vicio. ¿Qué preferís? ¿Cómo le vas a decir a la chavala que me ibas a mandar la cabeza de ella en una caja?”, le dijo la suegra.

Él respondió: “Perdóneme, no vuelvo a decir”.

Luego, se dirigió al suegro pidiéndole que le ayudara con la muchacha, pero Carrillo Amador le expresó: “Yo no tengo que ver nada en eso”.

Una de las cuñadas abogó por él. “Pobrecito, mirá como llora. Que vaya la Rosa a hablar con él”, dijo.

Finalmente hablaron.

La familia vio que mandaron a comprar unas tajadas y ella le dio de cenar a él. Otra de las hermanas de Ana Rosa vio que se estaban besando. “Ve, yo por eso no me meto”, indicó. “Ideay, pues está bueno. Si ya se contentaron está bueno”, dijo la mamá.

La pareja se despidió. Ana Rosa se quedó en casa de sus padres y José Rafael se fue al rancho a la orilla del lago.

Más noche, Ana Rosa se fue a la fiesta y regresó después donde sus padres.

La fatalidad

Antes de las 5:00 de la mañana del domingo 13 de febrero de 2022, nadie sabe por qué, Ana Rosa se levantó diciéndole a su mamá que le cuidara a la niña que quedaba dormida, porque iría al rancho a traer el resto de su ropa.

A esa misma hora, el papá, Orlando José Carrillo Amador, se estaba levantando en el rancho y salió para la casa, dejando ahí a su yerno José Rafael.

Padre e hijas no se toparon en el camino, porque él se vino por dentro, en el monte, mientras que ella se fue por el pueblo.

Liliana, hermana de Ana Rosa, señala hacia donde está la cueva donde fue capturado José Rafael Reyes Amador. LA PRENSA

Poco antes de las 6:00 de la mañana, en una moto, a la casa de los padres de Ana Rosa llegó Erick Nelson Caracas, un hombre que tiene ganado cerca del rancho y a diario pasa por ahí, diciendo que en el rancho había una mujer que se estaba muriendo, pero que no sabía quién era.

“La Rosa”, gritaron todos.

Erick se asomó y vio desde afuera del rancho que estaba una mujer desnuda y la vio como “boqueando”. Pero él tuvo miedo y prefirió ir a avisar a la familia sin verificar quién era la mujer moribunda.

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Liliana fue la primera en salir para el rancho. Cuando llegó, su hermana ya estaba muerta.

La familia pensó que el asesino de Ana Rosa también la violó porque estaba desnuda, pero los forenses dictaminaron que hubo relaciones sexuales, pero no forzadas. La verdad de lo que pasó solo la sabe el asesino.

“Ya sé que mi mamá está muerta, la mató Chepe”

Durante la vela, la familia de Ana Rosa trató de ocultarle a la niña que su mamá está muerta. Pero ella les dijo: “Ya sé que mi mamá está muerta, la mató Chepe”. La niña agregó que se lo había escuchado muchas veces a su papá, de que mataría a su madre.

La niña le dice Chepe a José Rafael porque para ella su papá es su abuelo materno.

El lunes 14 de febrero, el Día del Amor y la Amistad, Martha Lorena Hernández estaba cumpliendo 45 años de edad. No hubo celebración porque anduvo enterrando a su hija Ana Rosa.

Orlando José Carrillo Amador se fue a hablar con Balbino Reyes, el padre de José Rafael, y le dijo: “Entrégame a tu hijo. Yo sé que vos sabes dónde está. Si vos no me lo entregás, aquí va a pasar algo más”.

Balbino Reyes asintió y le dijo que iría a dejarle comida a su hijo, que lo siguieran.

En una cueva que está en la costa del lago Cocibolca, no muy lejos de donde está el rancho donde asesinaron a Ana Rosa, José Rafael fue capturado por la Policía.

Está siendo juzgado en Rivas y bajo prisión preventiva, acusado por el femicidio de Ana Rosa Amador Hernández. La hija de ellos quedó al cuidado de sus abuelos maternos.

La Prensa Domingo Femicidio Rivas

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