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La comandante guerrillera Mónica Baltodano se encuentra en el exilio, huyendo de la persecución de Daniel Ortega. LA PRENSA/ ARCHIVO/ ÓSCAR NAVARRETE

Mónica Baltodano: “Esa imagen última, de Juan Orlando Hernández enchachado, les angustia a los Ortega”

En entrevista con la revista DOMINGO, la comandante guerrillera explica que la dictadura está condenando a presos políticos para asegurarse impunidad, ya que le tienen miedo a un tribunal internacional. Agrega que, si el pueblo se descuida, los hijos asumirán el poder siempre con el control de las armas y las instituciones

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La comandante guerrillera Mónica Baltodano sintió fuertemente la muerte de Hugo Torres, quien además de compañero de lucha fue su amigo.

Desde el exilio, Baltodano habló con la revista DOMINGO sobre el miedo que Daniel Ortega le tuvo a Torres, aún ya muerto, y no permitió que el Ejército lo honrara como era debido.

Baltodano, de 68 años de edad, también analiza el temor que le tiene Ortega a un tribunal internacional y la captura reciente del expresidente hondureño Juan Orlando Hernández lo tiene angustiado.

Para la exguerrillera, no se debe confiar en Ortega para un proceso electoral ni tampoco para un diálogo, sino que se deben unir pequeños esfuerzos de la población para debilitar más al régimen. No tiene confianza en el Ejército, sumiso a Ortega a cambio de favores, ni en Estados Unidos, de quien dice que solo responde a sus intereses.

¿Qué sensación le deja la muerte de Hugo Torres?

Es una demostración del nivel de odio extremo al que ha llegado la dictadura contra los que se oponen a su régimen. Hugo dio muestras de estar enfermo después de terribles condiciones en la cárcel. No tuvo atención oportuna. Murió como preso político de Ortega. No informaron nada ni aún después de muerto. El Ejército no le hizo las honras a las que estaba obligado por ser un general en retiro. Ni el pésame dieron. Aún ya muerto, Ortega le tuvo miedo.

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¿Cómo la vivió?

Sentí dolor, indignación, rabia. Hugo, además de compañero de lucha contra las dos dictaduras, era mi amigo. Nos gustaba platicar y reírnos juntos y compartíamos intereses comunes, como la importancia de la memoria histórica.

Se está condenando a los reos políticos ahorita. ¿Qué cree que pasará con ellos?

Con esas condenas, Ortega está buscando cómo posicionarse para lo que a él más le interesa: conseguir impunidad para él y su familia. El resto no le importa. Ortega tiene terror a terminar condenado en un tribunal internacional, o preso en una cárcel en el exterior. Su afán de atornillarse en la silla presidencial tiene el propósito de ganar tiempo y buscar esa negociación en la que para él la participación de los norteamericanos es esencial. Pero no debemos olvidar que los presos deben salir porque no han cometido delitos y porque esas imitaciones de juicios son nulas de nulidad absoluta.

Se acaba de ver cómo capturaron al expresidente hondureño Juan Orlando Hernández. ¿Qué pensó?

Es el espejo en que se ven tiranos y corruptos. En el caso de Ortega, el temor a ser llevado ante la justicia por sus delitos y crímenes le hace aferrarse al poder de forma enfermiza, obsesiva, compulsiva. Él y sus compinches están persuadidos que fuera del poder solo les espera la cárcel. Por eso a sangre y fuego quieren perpetuarse en el poder.  Pero la justicia no se puede evadir para siempre. Esa imagen última, de Juan Orlando Hernández enchachado, les angustia.

¿Cuánto tiempo más de vida le ve a la dictadura de Ortega?

No tengo la bolita mágica, pero el tiempo va a depender de la capacidad que tengamos los nicaragüenses de descubrir todo el potencial de acciones de resistencia que se pueden desarrollar desde cada cuadra, caserío, cada pueblo y comunidad. Y, por supuesto también, de la capacidad de las organizaciones y liderazgos más reconocidas por la gente de consensuar un diagnóstico y estrategias conjuntas, sin tratar de uniformarnos. Es decir, acciones conjuntas, pero a la vez bateo libre de acuerdo a la especificidad de las distintas agendas y banderas.

¿Y usted cómo cree que se puede salir de ella?

Solo el pueblo salva al pueblo. Se tiene que transitar por un proceso en que unos grupos, aunque al principio no sean muy numerosos, asuman los riesgos para romper la dinámica de terror actual, que lleva a la inmovilidad, no solo grupal sino personal. Es lo que se llama la masa crítica, concepto aplicado de la física a la sociología. Ya hemos experimentado eso en 2018. Yo no creo en procesos electorales con los dictadores arriba. Hay que salir primero de los dictadores y luego organizar elecciones libres.

¿A la oposición cómo la está viendo?

Todavía dispersa y desarticulada. Buena parte de los coordinadores están presos o en el exilio. Hay esfuerzos para crear nuevas plataformas de articulación, tratando de superar los sectarismos, los enfoques ideologizados, las exclusiones a priori. Creo que debemos ser capaces de construir un amplio movimiento por la democracia, la justicia y la libertad. Para mí hay un tema que es central despejar. ¿La ruta es esperar las elecciones? O ¿la ruta es la organización de una resistencia continuada que vaya minando las bases y pilares del régimen, que vaya preparando a la población para nuevas movilizaciones que exijan la renuncia del dictador?

“Él (Daniel Ortega) y sus compinches están persuadidos que fuera del poder solo les espera la cárcel. Por eso a sangre y fuego quieren perpetuarse en el poder.  Pero la justicia no se puede evadir para siempre. Esa imagen última, de Juan Orlando Hernández enchachado, les angustia”.

Mónica Baltodano, comandante guerrillera.

¿A quiénes se puede identificar como opositores hoy en día?

La oposición es la mayor parte de la población nicaragüense. Pero este pueblo aún no encuentra cauces para expresarse. La dictadura impone el terror. También el pueblo espera que las organizaciones más visibles se unan. Pero yo creo que pronto la gente va a entender que no hay que esperar que se dé esa unidad para resistir. La resistencia cívica deberá seguir expresándose en pequeños actos, realizados desde cada persona, desde cada hogar. Unirse a gente de confianza, células pequeñas. Sin esperar los grandes llamados. Y no nos olvidemos de los problemas cotidianos de la gente de ahí saldrán las próximas luchas, y saldrán nuevos liderazgos creíbles, para juntar al pueblo en las jornadas que darán al traste a esta dictadura.

¿Qué consecuencias cree que tendrán todos los cierres de organismos que está haciendo Ortega?

Se van a empeorar las condiciones de la gente, por el cierre de muchos programas sociales. La dictadura cree que se fortalece, pero más bien se debilita porque se incrementa la molestia contra ellos. ¿Por qué lo hace? Para controlar. Pero el control supone exclusión de muchos. Eso afecta incluso a sus propias bases. Es significativo lo que ha pasado en Cusmapa, por ejemplo (pobladores se tomaron escuela Fabretto para evitar que fuera confiscada).

Igual está pasando con las universidades.

Ortega tiene terror a la acción estudiantil porque conoce su potencial movilizador. Ortega y Murillo piensan que, pisoteando la autonomía universitaria, nombrando a los rectores y profesores e imponiendo a UNEN en cada recinto, van a impedir que los estudiantes se organicen y protesten. Igual hace con los institutos. Porque también los estudiantes de secundaria son un potencial. No nos extrañemos si cierran también colegios. Pero banderas como la autonomía, la libertad, los derechos estudiantiles, serán más bien semillas de nueva indignación y digna rabia.

¿Cree que las bases del FSLN están siendo afectadas con las decisiones del orteguismo? ¿Han disminuido?

Evidentemente. Muchos sandinistas fueron parte significativa de la sublevación del 2018. Ortega sigue perdiendo bases por sus acciones barbáricas. Los resultados reales del 7 de noviembre son una evidencia. Así como los sandinistas no orteguistas fueron importantes en abril también lo serán en las nuevas jornadas. El sandinismo que está contra la dictadura, que germina y crece, es crucial, vital, para debilitar y desquebrajar desde dentro los pilares del régimen. Por ello tanto odio de Ortega contra aquellos de origen sandinista.

¿Qué le dicen los últimos discursos de la pareja presidencial?

Están claros que el pueblo no los respalda. Apuestan a recuperarlo en base a migajas, mentiras y vendiendo ilusiones todos los mediodías. Piensan que, por el control total de los medios abiertos de radio y televisión, van a convencer y recuperar bases. Ortega, agazapado, y su vocera en la Edad Media, queriendo convencernos que los nicaragüenses somos tontos y súbditos.

¿Del Ejército qué puede decir?

El alto mando del Ejército, comenzando por (el general Julio César) Avilés, tomaron la decisión de subordinarse totalmente a Ortega y respaldar su proyecto continuista. Reciben a cambio la reelección en sus cargos, libertad plena para sus negocios, institucionales y personales. Tienen una actitud vasalla. Eso explica su mutismo cobarde en el caso de la muerte del general y héroe Hugo Torres. Están socavando la poca credibilidad que le quedaba a la institución armada y con ello empujando al borde del caos al país. Pero sería un error pensar que el cuerpo de oficiales activos y en retiro piensan lo mismo que la cúpula. Seguro una parte de ellos están a la espera de que cambie la situación operativa para actuar.

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Se dice que Ortega estaría armando sucesión con sus hijos. ¿Usted qué ve?

Los hijos de Ortega ya están ejerciendo importantes funciones de poder. Caso emblemático el viaje en que sustituyeron al canciller en Moscú y Pekín. Si se lo permitimos serán sus sucesores, porque está tratando de repetir una dictadura dinástica. Mirá lo que estoy diciendo: si no organizamos y empujamos la resistencia, los Ortega se pueden quedar muchos años, usando el control de las armas y de todas las instituciones.

¿Las reacciones de Estados Unidos hacia la dictadura?

Están tibias. Estados Unidos no tiene principios, sino intereses. Actualmente su prioridad está en Ucrania enfrentando a Putin y en su competencia de hegemonía global con China. Un (presidente Joe) Biden temeroso de perder las dos cámaras del Congreso. A no ser por algunos senadores y representantes, no se hablaría de Nicaragua allá. Y luego Estados Unidos quisiera que los cambios en Nicaragua sean lo más suaves posibles. Si puede dejar a Ortega en su casa, como pasó con Pinochet, lo harían. Ya nos demostró durante once años que nunca le interesó lo que pasaba con la democracia en Nicaragua, mientras Ortega les aseguró estabilidad, estuvieron pragmáticamente tranquilos. Seguramente la visita en estas horas del viceprimer ministro ruso Borisov, anterior viceministro de Defensa, junto al ofrecimiento de más ayuda técnico militar, sean de las cosas que les irriten. Borisov entre otras cosas es un especialista en defensa radioelectrónica y Estados Unidos siempre teme aquello de una base rusa de espionaje radioelectrónico en Nicaragua. A Putin y Ortega les gusta jugar con fuego, según parece.

¿Cómo mira un posible diálogo? ¿Qué condiciones deberían de existir?

Un diálogo con Ortega no tiene ningún sentido. Ya se dialogó dos veces y nada cumplió. Ahí están los acuerdos del 2019, en que participó incluso un representante del papa. Y el mismo papa Francisco sigue guardado silencio frente a los grandes sufrimientos del pueblo nicaragüense, lo que le hace aparecer en connivencia. Si no cumplió con esos acuerdos, ¿qué puede cumplir? Ortega sabe que su mandato es ilegítimo. Lo único que cabe es que se aparte. Tiene que haber libertad de los presos políticos, restitución de todas las libertades, retorno de los exiliados, regreso de todos los organismos confiscados. Todo eso solo se conseguirá sin Ortega y sin Murillo en el poder.

¿Y la economía del país?

Ortega sigue sacando buenas notas con los organismos financieros internacionales, porque la macroeconomía la sigue manejando con una gran disciplina neoliberal, acompañada de un policiaco control social. Como en el Chile de Pinochet. Pero otra cosa es la microeconomía. La vida real de la gente. Seguimos siendo el país más pobre en tierra continental. Tenemos los peores salarios en Centroamérica, por eso vienen las maquiladoras. La mayor parte del pueblo subsiste en el subempleo, el campo está sin créditos, los campesinos salen a otros países como cortadores. El crecimiento del PIB (Producto Interno Bruto) sigue dependiendo del consumo impulsado en primer lugar por las remesas, la inversión extranjera directa y las exportaciones que dependen de buenos precios internacionales, como el oro, que pasó a ser el principal producto de exportación el año pasado.  Mientras tanto la deuda externa ha crecido exponencialmente.

Mónica Baltodano con Carlos Mejía Godoy (centro) y Hugo Torres (derecha) durante la campaña presidencial del MRS en 2006. LA PRENSA/ CORTESÍA

Plano personal

Mónica Salvadora Baltodano Marcenaro es Comandante Guerrillera de la Revolución Sandinista. Fue viceministra de la Presidencia y ministra de Asuntos Regionales. También fue miembro de la Dirección Nacional del FSLN y dos veces diputada del Parlamento. Actualmente es historiadora y autora de cuatro volúmenes de Las Memorias de la Lucha Sandinista.

Sus tres hijos están exiliados, así como ella y su esposo.

Empezó en la política desde que tenía 15 años, durante la dinastía somocista. “Fuimos a protestar por la libertad de Doris Tijerino y en solidaridad porque había denunciado que la violaron en la cárcel”, explicó en 2021 a la revista DOMINGO.

Tiene 68 años y es madre de cinco hijos. Lleva 41 años junto a su esposo Julio López Campos.

Es autora de cuatro libros y ha dedicado los últimos años de su vida a recopilar la historia de la lucha antisomocista. Tiene una licenciatura en Ciencias Sociales y una maestría en Derecho Municipal.

Ingresó al Frente Sandinista en 1972 realizando trabajo organizativo en León y dos años más tarde pasó a la clandestinidad. En julio de 1977 fue capturada por la Guardia Nacional de Somoza. Sufrió prisión y torturas.

En 1980 recibió el grado honorífico de comandante guerrillera, y en 1986 recibió la orden Carlos Fonseca. Entre 1982 y 1990 fue viceministra de la Presidencia y ministra de Asuntos Regionales. Fue diputada por el FSLN (1997-2002) y por el MRS (2006-2012).

Le gusta leer y salir a caminar, aunque a partir de abril de 2018 tuvo que dejar de hacerlo “por miedo a los paramilitares”, dice. En el exilio ha retomado sus rutinas de ejercicio.

La Prensa Domingo Daniel Ortega Mónica Baltodano Rosario Murillo

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COMENTARIOS

  1. Hace 3 años

    Monica Baltodano, a vos tambien te esperan las chachas y las cadenas, por pinatera, asesina y ladrona. El pueblo de Nicaragua no olvida todos tus crimenes bajo la sombra del poder de los ochenta. Hasta este dia no has devuelto el collar que te robastes y encontrates en una de las casas que pinateates y la propia duena te lo pidio en una conferencia que estabas dando publicamente y te hicistes la loca. A ustedes los sandinistas NI OLVIDO NI PERDON. No me explico como la Prensa les da cobertura en sus paginas a saqueadores y asesinos como ustedes . La justicia del pueblo los alcanzara mas temprano que tarde, cuando caiga la criminal dictadura de los ORMU…..El Pueblo de Nicaragua nos les cree mas…..Destruyeron a Nicaragua.

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