El viernes 18 de febrero corriente, LA PRENSA publicó la información de que el Gobierno de Estados Unidos (EE. UU.) está considerando quitarle a Nicaragua la cuota azucarera que le corresponde por el tratado de libre comercio DR-Cafta, y reasignarla a otro país centroamericano.
La información no ha sido producción de LA PRENSA, fue difundida por la agencia de noticias Prensa Asociada (AP) que dijo haberla obtenido de un funcionario estadounidense que pidió anonimato.
Según la información de marras, esa medida sería parte de nuevas sanciones del Gobierno de EE. UU. al régimen de Daniel Ortega. Pero, particularmente tendría el propósito de obligar al fuerte empresario azucarero nicaragüense, Carlos Pellas, a reaccionar contra el régimen orteguista.
Eso es absurdo. En primer lugar Carlos Pellas no es un líder político, y en segundo término, si ese despropósito se hiciera realidad los grandes perjudicados serían ante todo los trabajadores de la producción y comercialización azucarera. Pero además, el país en general y todos los nicaragüenses serían dañados por la pérdida de un mercado del azúcar tan importante como es el de EE. UU.
El gerente general del Comité Nacional de Productores de Azúcar, Mario Amador, este lunes 21 de febrero habló en un programa matutino de Radio Corporación y dijo que no es tan fácil que se tome una medida como esa. Explicó que no tendría sustento legal, aunque reconoció que “EE. UU. es una potencia y puede hacer lo que quiera”.
Amador recordó el comportamiento cabal del empresariado independiente de Nicaragua, desde el estallido sociopolítico de 2018, abogando por una solución democrática de la crisis nacional.
Precisamente por eso están presos cuatro prominentes líderes empresariales, pero esto no es entendido por una parte del sector político opositor, que injusta e incorrectamente ataca a los empresarios privados independientes echándolos en un mismo saco con el régimen. Aparte de que algunos de los detractores son de mentalidad socialista y detestan a los capitalistas.
Ahora bien, aunque sea una gran potencia EE. UU. no puede ni debe hacer lo que quiera. Mucho menos debe perjudicar a un gran sector de trabajadores y sus familias, y en general a toda la nación, con una medida descabellada como sería cancelar la cuota azucarera del país o cualquier otro rubro de exportación de Nicaragua al mercado estadounidense.
No es posible que quienes dictan las políticas externas de EE.UU. en casos como el de Nicaragua, sean tan ciegos que no puedan ver el gran daño colateral a inocentes que causan medidas como la que comentamos.
Como tampoco pueden ignorar que donde quiera que imponen sanciones económicas, por muy drásticas que sean, los gobernantes de los países sancionados siguen viviendo en la opulencia mientras la masa de gente indefensa sufre las consecuencias y se hunde en más miseria.