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Los presos políticos y la virtud del agradecimiento

El 18 de febrero el régimen anunció la decisión de poner a tres presos políticos de mayor edad y con graves problemas de salud en la condición de casa por cárcel.  Ellos son: el excanciller de la República y exembajador de Nicaragua en Washington, Francisco Aguirre Sacasa, de 77 años de edad; el exvicecanciller y exdiputado liberal, José Pallais Arana, de 68 años, y el exembajador de Nicaragua en Washington y catedrático del Incae, Arturo Cruz Sequeira, también de 68 años de edad.

Seis días después, en la medianoche del jueves 24 de febrero, el Ministerio Público informó que han sido beneficiados con la misma medida los presos políticos Edgar Parrales, exministro y exembajador ante la OEA, de 79 años de edad, y el exembajador de Nicaragua en Perú, Guatemala y Costa Rica, Mauricio Díaz Dávila, de 71 años de edad. 

El régimen ha tomado esa decisión, después de que el preso político Hugo Torres Jiménez, excomandante guerrillero sandinista y general retirado del Ejército, falleció el 12 de febrero en un hospital sin que previamente fuese puesto en libertad o enviado a su hogar, por las graves dolencias que le causaron la muerte. 

Los familiares de presos políticos que el 25 de enero pidieron “establecer lazos de confianza y canales de comunicación entre todos los nicaragüenses” para lograr  la libertad de todos los presos políticos, emitieron el 21 de febrero un segundo comunicado. 

En el nuevo mensaje, que comentamos en este espacio editorial de LA PRENSA, los familiares de presos políticos agradecen el apoyo de “las  asociaciones cívicas, partidarias y gremiales… la disposición siempre humanitaria” de Iglesia católica… y reconocen la “muestra de buena voluntad” del Gobierno, al conceder el régimen de casa por cárcel a algunos de ellos que son “de edad avanzada y salud frágil.”

Como era de esperarse por el ambiente de extrema polarización e intolerancia que hay en la sociedad nicaragüense, el reconocimiento a la “buena voluntad” del régimen expresado por esos familiares de presos políticos ha sido atacado ácidamente por muchas personas en las redes sociales.

Nada hay que agradecer, dicen esas voces, pues los presos políticos están injustamente encarcelados y deben ser liberados todos, de inmediato y de manera incondicional. 

Tienen razón. Pero lo que han hecho esos familiares de presos políticos es expresar el noble y hermoso sentimiento humano de la gratitud. Ser agradecidos es una condición básica para las mejores relaciones humanas, hace que la vida sea mejor o menos ingratos sus rigores materiales y emocionales. “La gratitud no es solo la más grande de las virtudes, sino la madre de todas las demás”, sentenció el sabio Cicerón.

El reconocimiento a la buena voluntad del régimen por el cambio de régimen carcelario de algunos presos políticos que han sido enviados a sus hogares, no lo vemos como un acto en sí. Lo apreciamos como un llamado al régimen para que libere a todos los presos políticos, porque son inocentes. Y que al menos los de mayor edad y más enfermos, y las mujeres, también sean enviados a sus casas bajo con el beneficio de convivencia familiar.

Editorial presos políticos régimen en Nicaragua
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