Desde el año de 1964, cada 1 de marzo se celebra en Nicaragua el Día Nacional del Periodista. El presidente de la República y el Congreso Nacional de esa época, mediante ley determinaron esta fecha para tal celebración, conmemorando que el 1 de marzo de 1884 fue fundado el Diario de Nicaragua, primer periódico de diaria circulación en la historia nacional.
Los periodistas que promovieron la iniciativa de instituir el Día Nacional del Periodista, y las autoridades del Estado que la hicieron Ley de la República, la concibieron para que la gente de prensa festejara alegremente. Pero este año, igual que los anteriores, los periodistas no pueden festejar en su día nacional, porque las condiciones de su trabajo nunca antes fueron tan precarias, difíciles y riesgosas como ahora.
Varios medios de información han sido cerrados y sus instalaciones físicas ocupadas por la fuerza policial, incluyendo las del Diario LA PRENSA, que además tiene a tres de sus directivos encarcelados y procesados por delitos que no han cometido. Varios periodistas más también están presos en la misma condición y muchos otros han debido exiliarse para escapar de la persecución.
Cabe aclarar que los periodistas que no pueden celebrar son los independientes, los que arriesgan el físico y su libertad personal buscando la verdad y ofreciendo la información veraz, fidedigna, contrastada y verificada que merecen el público y los ciudadanos; los que por ser independientes son los auténticos periodistas de acuerdo con la naturaleza ética de la profesión de informar y orientar.
Pero, a pesar de todas esas dificultades los periodistas no son una especie en vías de extinción. Por el contrario, su función es más necesaria y relevante cuando desde las esferas de los poderes autoritarios y a través de las redes sociales se difunde abundante información falsa y engañosa. Y la gente sabe que solo puede confiar en la información que bridan los periodistas profesionales.
En estos días, precisamente, en el contexto de la guerra de agresión imperialista de Rusia contra la Ucrania democrática, se están generando del lado ruso y sus pocos aliados “campañas masivas de desinformación y manipulación informativa”. Así lo ha denunciado el encargado de las relaciones internacionales de la Unión Europea, Josep Borrell, en un artículo publicado ayer en este Diario.
LA PRENSA también es atacada por esta campaña malévola. En estos días se hizo circular en las redes sociales una publicación falsa utilizando de manera abusiva y mañosa el logo de LA PRENSA, atribuyéndole haber dicho en un editorial que lo que está haciendo Rusia contra Ucrania lo debería hacer Nicaragua contra Costa Rica y Colombia.
Sin duda que el propósito de semejante falsedad es confundir y engañar, pero también fomentar en Costa Rica la xenofobia contra los nicaragüenses. Sin embargo, quienes leen y conocen a LA PRENSA no pueden ser engañados.
La posición de LA PRENSA ha sido y es clara y firme. En la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania estamos con el heroico pueblo ucraniano. Y con respecto a Costa Rica, LA PRENSA fomenta la hermandad entre ambos pueblos y agradece a la nación y al gobierno costarricense su solidaridad con Nicaragua y su generosa acogida a los exiliados y perseguidos nicaragüenses.