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Estas fueron las fotografías que recibió don Juan Isidro Suárez a su teléfono.

“No fue autosecuestro”, afirma padre de la joven de Mulukukú

Ni fue autosecuestro para quedarse con la recompensa, como se ha dicho, ni fue la Policía quien rescató a Ericka Suárez. Esta es la versión de la familia de la joven en un caso lleno de interrogantes.

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Mulukukú es un pueblo dedicado principalmente a la ganadería. Está ubicado en la Costa Caribe Norte de Nicaragua, a 245 kilómetros de Managua. “Aquí encuentra gente trabajadora y campesinos de bien”, dice el pastor Junior Hernández, quien habita en este municipio donde todos se conocen.

Él conoce a Ericka Suhey Suárez Mendoza, de 25 años, cuyas fotografías, amarrada y amordazada, se hicieron virales en redes sociales y medios de comunicación cuando su familia denunció que había sido secuestrada el lunes 21 de febrero mientras se dirigía a un velorio en la iglesia Voz de Salvación, ubicada en el barrio Las Vegas.

El caso parecía haber quedado resuelto cuando la joven fue liberada y en información extraoficial, la Policía aseguró que se trataba de un autosecuestro, urdido entre Suárez y su exnovio, Holman Quintero Sánchez, para quedarse con los mil dólares que se pedía a la familia por su liberación. Sin embargo, el campesino Juan Isidro Suárez Luquez, padre de la joven, sostiene que su hija fue secuestrada y que la Policía no está haciendo nada para esclarecer el caso.

Mulukukú es un pueblo tranquilo y la mayor parte de la población se dedica a la ganadería. Oscar Navarrete/ LA PRENSA.

Amarrada y amordazada

Ericka Suhey Suárez Mendoza llegaba ocasionalmente a la iglesia donde predica el pastor Hernández. “Nunca fue miembro activa, solo como visitante” asistía, comenta el religioso, quien asegura que también conoce a la familia de la joven, especialmente a su padre, don Juan Isidro Suárez Luquez.

Don Juan fue quien denunció a medios de comunicación el secuestro de su hija cuando el martes 22 de febrero, le llegaron a su Whatsapp dos fotografías de ella: en una aparece amordazada y amarrada contra un árbol y en la otra, está tirada en el suelo de una casa.

“Papito, cuando yo vi esas fotos me asusté. No sabía qué hacer. Salí corriendo a buscar como conseguir ese dinero”, cuenta don Juan.

El remitente era un número desconocido que después de enviarle las fotografías de su hija, lo llamó para pedirle un rescate de mil dólares. Don Juan asegura que no le reconoció la voz y que tampoco sospechaba de alguien en ese momento.

Tres días después la joven regresó a la casa con la familia. La encontraron en medio de la noche cerca de la iglesia Voz de Salvación.

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Medios de comunicación oficialistas, citando a la Policía, divulgaron que supuestamente habían encontrado a la joven con su exnovio Holman Quintero Sánchez en una casa abandonada y que todo se trataba de un plan para extorsionar al padre de la joven. Hasta el momento, la institución policial no ha brindado información oficial sobre este caso.

Sin embargo, su padre niega las versiones de que se haya tratado de una farsa o de un “autosecuestro” planeado por su hija y su expareja para sacarle dinero.

Hasta la fecha, dice don Juan, su hija se encuentra asustada. No quiere salir de la casa ni hablar con nadie. Se encuentra recuperándose de unas heridas que tiene en los brazos, un golpe en una pierna y otros golpes en la cabeza, explica su padre.

La joven Érica Suárez de 25 años todavía se encuentra asustada por lo que le pasó, según su padre. CORTESÍA

La versión familiar

Según don Juan, su hija fue interceptada por dos hombres cuando iba camino a la iglesia a eso de las seis de la tarde al velorio de una señora conocida del pueblo.

Como solamente iba a ir unas horas, don Juan la llamó cerca de las nueve de la noche para saber por qué no había regresado a la casa, pero el teléfono le salía apagado. Decidió ir a buscarla a la iglesia.

Cuando llegó, los asistentes le dijeron que a la iglesia no había llegado y que de hecho no la habían visto en toda la noche.

“Me devolví a la casa a buscar un foco y la comencé a buscar por todo el municipio”, cuenta don Juan. A esos de las una de la mañana regresó a su casa sin haber encontrado a su hija.

El martes por la mañana le llegó un mensaje desde el número telefónico de su hija. Eran las dos fotos y la solicitud de mil dólares por parte de los secuestradores a cambio de la libertad de su hija. “Mi miedo era que me le hicieran algo, que me la mataran o cualquier otra cosa. Uno como padre no puede permitir eso”, expresa don Juan.

El hombre tenía miedo de denunciar públicamente así que anduvo buscando cómo conseguir los mil dólares que le pedían. Primero se fue a pedirle prestado dinero a su patrón, pero le dijo que solo lo podía ayudar con 2,000 córdobas y de poco a poco, don Juan logró conseguir 112 dólares.

“Yo estaba dispuesto a pagar ese dinero, aunque fuera en abonos, de poquito en poquito, pero que me regresaran a mi hija sana y salva”, cuenta el hombre. Los secuestradores lo llamaron nuevamente el miércoles y cuando don Juan les propuso pagarles en abonos, le colgaron.

“Ahí entré en miedo, entonces me fui a poner la denuncia a la Policía”, cuenta. Los agentes de la delegación de Mulukukú le dijeron que iban a investigar y que lo pondrían al tanto cuando supieran algo sobre el paradero de su hija. Don Juan no tenía sospechosos, pero recordó que su hija había tenido una discusión con familiares de su exnovio Holman Quintero.

En la tarde de ese miércoles, a don Juan lo volvieron a llamar los secuestradores para decirle que aceptaban su propuesta de pagar el dinero en abonos, pero que la primera entrega debía hacerla esa misma noche.

Según cuenta, los secuestradores lo citaron en un lugar ubicado a una hora de donde él vive, en una comunidad fuera de Mulukukú. Ahí debía llegar a media noche para pagar el rescate de su hija. El hombre avisó a la Policía y les dijo que lo acompañaran para que capturaran a los secuestradores. “No quisieron. Me dejaron solo”, comenta.

A eso de las once de la noche, don Juan se estaba alistando para salir a dejar el primer abono cuando recibió una llamada. “Eran ellos (secuestradores) avisándome que mi hija había sido liberada ahí por la iglesia. Entonces me dejé ir y ahí ya la encontré con la gente”, narra el hombre.

Horas más tarde, en la madrugada, los secuestradores lo volvieron a llamar para preguntarle por qué no había llegado a dejar el dinero. “Yo les dije que no fueran sinvergüenzas que la Policía ya los estaba buscando y que nos dejaran en paz. No fui a dejar el dinero porque no vaya a ser y me dejaban a mi secuestrado y después mandaban a pedir más plata”.

La joven Ericka Suárez después del secuestro. TOMADA DE REDES SOCIALES

Dudas

La mañana del jueves, una fuente policial bajo anonimato confirmó a LA PRENSA que Ericka Suárez había planificado su “autosecuestro” con su exnovio Holman Quintero Sánchez para quedarse con el dinero de la recompensa.

También dijo que la Policía ya había entregado a la joven con la familia y no se sabía si tanto ella como el exnovio iban a ser acusados por algún delito.

Sin embargo, don Juan no acepta esta versión de un “autosecuestro”, y según él, su hija apareció con las manos atadas con una cuerda, lo cual le habría causado heridas en sus manos y muñecas.

“Yo no sé qué gana la gente diciendo que todo era mentira, pero créame que esta es la verdad. Se la estoy diciendo”, indicó el hombre. Según don Juan, su hija le ha dicho que la tenían en una casa “como abandonada”, y que en el patio de esa casa fue donde le habrían tomado las fotos.

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Revista DOMINGO trató de contactar a Holman Quintero Sánchez, el exnovio de Ericka señalado por la Policía de ser su cómplice en el “autosecuestro”, para conocer su versión, pero este no respondió nuestros mensajes.

El pastor Junior Hernández no sabe a quién creerle. “Unos dicen que es verdad, otros dicen que es mentira” lo del secuestro, comenta. Por lo tanto, él prefiere quedarse con lo que pudo presenciar el día que apareció la joven, aunque resalta: “También tengo mis dudas”.

Hernández dice que fue él quien la encontró junto a otros vecinos cerca del templo. Era la noche del miércoles 23 de febrero y se escuchaba un llanto en la calle. Algunos habitantes de los caseríos aledaños, salieron a asomarse tímidamente para ver de qué se trataba y ahí fue donde vieron a Ericka. Estaba tirada en el suelo, sucia y pidiendo ayuda.

El pastor cree que debido al llanto que se escuchaba, alguien llamó a la Policía, pero llegaron horas después, en la madrugada del jueves, hasta que ya la gente la había encontrado y cuando la muchacha ya estaba con su padre y su madre.

“La Policía miente porque ellos decían que la habían encontrado y la entregaron a los padres, pero más bien aquí apareció ella y los que la hallaron fueron los vecinos conmigo. Apareció aquí frente al templo”, recuerda el pastor Hernández.

Una de las cosas que llamó la atención del religioso y que le sigue generado dudas, es que, a pesar de estar en el suelo, la joven “estaba normal. Como que no le había pasado nada y riéndose con una gente”, asegura.

Hernández no habló con ella esa noche, pero se quedó comentando con algunos de los vecinos del lugar sobre las “dudas” acerca del secuestro de la joven.

El pastor afirma que no sabe quién dice la verdad. Él se queda con lo que vio. “La verdad solo la sabe Dios”, insiste.

Hasta el momento, él no ha hablado con la familia de Ericka, porque prefiere que la Policía solucione al caso, pero tampoco se ha visto a la Policía investigando ni tratando de esclarecer qué fue lo que pasó.

“Aquí hay asesinatos. Que matan, violan, roban y nunca hacen nada”, se queja el pastor, quien indica que la tranquilidad de Mulukukú, a veces se ve perturbada por este tipo de crímenes.

La Prensa Domingo Daniel Ortega Mulukukú Nicaragua secuestro

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