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El exterminio de la sociedad civil 

ice el diccionario de la lengua española que exterminar significa “acabar del todo con algo”. Eso, precisamente, es lo que está haciendo el régimen con la sociedad civil de Nicaragua, solo este jueves 17 de marzo canceló la personería jurídica de 25 organizaciones no gubernamentales (ONG).

En lo que va del presente año, el poder legislativo del régimen ha liquidado a 63 organismos de la sociedad civil. Y desde 2018, cuando ocurrió el estallido social y político, 132 ONG han sido exterminadas, sobre todo las más importantes, fuertes y dinámicas.

Por otra parte, el diccionario define la sociedad civil como el conjunto de ciudadanos “considerados desde el punto de vista de sus relaciones y actividades privadas, con independencia del ámbito estatal”. 

En realidad, los organismos de la sociedad civil, también llamados no gubernamentales (ONG), son asociaciones de ciudadanos que quieren hacer una labor social de manera  independiente del Estado, de los partidos políticos y de los  poderes fácticos.

Ellos realizan sus actividades sin ánimo de obtener beneficios particulares. Ejecutan diversos emprendimientos de interés social y humanitario, como la  educación cívica de los ciudadanos, promoción de la gobernabilidad democrática, protección de la libertad de expresión y de prensa, y defensa de los derechos humanos y obras de caridad, entre muchos otros.

La sociedad civil atiende necesidades sociales y ayuda a resolver problemas humanos que el poder estatal no cubre ni soluciona. Y por eso las ONG son apoyadas y respetadas  por los gobiernos democráticos. 

Además, debido a la gran importancia de su función social, las ONG son reconocidas  y protegidas por los  organismos internacionales como las Naciones Unidas y la OEA. Y reciben financiamiento de entidades públicas y privadas que reconocen la importancia de los programas humanitarios, caritativos o cívicos de las ONG nacionales o locales. 

Son  los regímenes autoritarios los que hacen lo contrario: prohíben  o limitan el funcionamiento de las ONG, incluso reprimen hasta con la cárcel a sus líderes y activistas.

Es que en el autoritarismo se aplica la vieja regla fascista de que todo debe ser hecho o controlado por el Estado, que nadie debe tener iniciativas propias de interés social ni realizar acciones al margen del aparato estatal, ni siquiera aquellas de interés humanitario. 

Tal es el caso, para citar un doloroso ejemplo, del organismo Operación Sonrisa que fue liquidado por el régimen esta semana. Esta ONG es integrada por médicos y personal de apoyo, que voluntariamente  prodigan tratamiento quirúrgico a niños de condición humilde que sufren el defecto congénito de labio fisurado y paladar hendido, popularmente llamado labio leporino. Pero fue liquidada sin piedad.

Los regímenes autoritarios son enemigos de la pluralidad social y de las acciones humanitarias, del mismo modo que adversan el pluralismo político. Solo admiten la existencia de aquellas ONG que son manejadas por sus partidarios y agentes. Del mismo modo que, en lo político, aparte del partido oficial solo aceptan la existencia de grupos apéndices y colaboracionistas.

Editorial Naciones Unidas OEA
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