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Consternación en la sociedad científica e intelectual de Nicaragua

Gran consternación ha causado entre los científicos, creadores culturales e intelectuales en general, la decisión del régimen de liquidar la Academia de Ciencias de Nicaragua.

Esto es parte de una campaña general de exterminio de la sociedad civil, de las organizaciones no gubernamentales que han venido trabajando de manera independiente en los ámbitos humanitarios, inclusión social, defensa de los derechos humanos, promoción educacional y científica, y formación de ciudadanía democrática.

Cada cancelación de una ONG es un golpe mortal a la sociedad civil, a la gente de abajo que no tiene protección gubernamental y trata de defenderse organizándose y realizando sus propias tareas de interés social.

Todas las ONG son importantes y necesarias. Sin embargo, algunas son más por la sensibilidad humanitaria de sus funciones. Tal es el caso de las organizaciones de la sociedad civil que defienden los derechos humanos, protegen a los niños abandonados y a mujeres víctimas de la violencia machista, y las que promueven el progreso social cultural y científico.

La Academia de Ciencias de Nicaragua fue creada en julio de 2006 y se constituyó legalmente en marzo de 2009. Es una prestigiosa institución que congrega a eminentes personalidades científicas e intelectuales, en condición de miembros de número, miembros honorarios y miembros correspondientes.

Los principios y valores de la Academia de Ciencias de Nicaragua, consignados en su página web oficial son: libertad, justicia y equidad, autonomía, pluralidad, honor e integridad, humanismo, unidad, verdad, excelencia, iniciativa, liderazgo, creatividad e innovación.

Se comprende entonces por qué esta comunidad de científicos nicaragüenses no es del agrado de quienes detentan el poder. Pero es que, además, la Academia de Ciencias se ha solidarizado moralmente con el pueblo nicaragüense en su aspiración de libertad y democracia. Tres de sus miembros, la doctora María Luisa Acosta (presidenta de la institución) y los doctores Carlos Tünnermann y Ernesto Medina, participaron en los diálogos nacionales de 2018 y 2019 en los que se buscó, infructuosamente, soluciones pacíficas, cívicas y democráticas a la crisis sociopolítica nacional.

Este jueves, el doctor Medina dijo a LA PRENSA, a propósito de la cancelación de la personería jurídica de la Academia de Ciencias de Nicaragua, que es “una barbarie” y demuestra que al régimen “no le interesa ver a la ciencia como una parte fundamental para la educación y desarrollo del país”.

El doctor Medina reconoce la existencia del Conicyt (Consejo Nicaragüense de Ciencia y Tecnología). Pero aclara que “está conformado por miembros que meramente no son especialistas en la rama (científica), sino que son afines al régimen orteguista”. A lo cual se debe agregar que el Conicyt está adscrito o asignado a la vicepresidenta Rosario Murillo.

En conclusión, la liquidación de la Academia de Ciencias significa poner fin a la poca investigación científica que se hacía en Nicaragua, con escasos recursos. Es una regresión cultural e intelectual en un país que penosamente ocupa el penúltimo lugar en las Américas en materia de progreso material y espiritual, pero es el tercero en despotismo gubernamental.

Editorial Daniel Ortega Nicaragua personerías jurídicas
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