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Iglesia exhorta a no perder la esperanza

El Consejo Presbiteral de la Diócesis de Granada, de la Iglesia católica de Nicaragua, se pronunció ante el encarcelamiento y acusación judicial contra un eminente y muy querido sacerdote de la ciudad de Boaco. En el mensaje, suscrito por el obispo de Granada, monseñor Jorge Solórzano, se exhorta a sacerdotes y católicos laicos, y al pueblo en general, “a no dejarse llevar por el desaliento, ni perder la esperanza… en estos tiempos difíciles”.

Se refiere el documento al párroco de la iglesia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, en Boaco, monseñor Leonardo Urbina, quien con base en una oscura y escasamente creíble historia y acusación de violación sexual a una menor de edad, se encuentra preso desde el miércoles 13 de julio.

El mensaje se refiere también al padre Manuel Salvador García Rodríguez, párroco de la iglesia Jesús Nazareno (El Calvario) de la ciudad de Nandaime. Este sacerdote está preso desde el 2 de junio pasado y el 22 del mismo mes fue condenado a dos años de prisión, con base en otra turbia acusación.

“Damos gracias a Dios por las oraciones, el cariño y la solidaridad de ustedes en estos tiempos difíciles —se dice en el mensaje—, su compasión nos une en el sufrimiento que nos causa el encarcelamiento de los padres Manuel Salvador García y monseñor Leonardo Urbina, con ellos nos ponemos todos en manos del Señor”.

El obispo y el Consejo Presbiteral de la Diócesis de Granada invitan a todas las parroquias a celebrar jornadas diarias de oración, implorando al Señor la virtud de una firme certeza de que el camino del amor, el perdón y la misericordia, harán posible la reconciliación plena del pueblo de Dios”.

El mensaje está impregnado de mansedumbre cristiana, propio de los consagrados al servicio de la Iglesia y a predicar y practicar las enseñanzas de Jesús Nazareth. Esto no lo entienden algunas personas que le reclaman a la Iglesia porque dicen que le falta beligerancia ante la difícil situación del país y las injusticias y arbitrariedades que sus mismos obispos y sacerdotes están padeciendo.

Pero beligerancia significa estar en guerra y ser combativo. Se refiere a fuerzas armadas y movimientos políticos y sociales que luchan por el poder. Esto no tiene nada que ver con la Iglesia. Sin duda que a título personal, personas que profesan la religión católica son miembros de fuerzas armadas y hacen la guerra, participan en partidos políticos y movimientos sociales, luchan por el poder o por otros objetivos de su conveniencia y del interés social.

Pero ese no es el caso de la Iglesia, de sus obispos y sacerdotes. Ellos no tienen ni deben tener partido ni interés político partidista. Su política tiene contenido evangélico y una dimensión pastoral. La Iglesia defiende los derechos humanos de todas las personas. Apoya a los más pobres, débiles y excluidos. Forma la conciencia cristiana de los creyentes sobre la política y toda la problemática social. Aboga por la paz, la justicia, el perdón y la reconciliación, como ha dicho el obispo Solórzano.

Y con la sabiduría que concede la fe, y la prudencia que le da su experiencia histórica milenaria, la Iglesia sabe cómo hablar en cada momento según las circunstancias.

Editorial esperanza Iglesia Católica
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