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De izq. a derecha: Paublina Sevilla, Sheyla Méndez, Jasmina Cruz y Erenia de Jesús Gómez. LA PRENSA /Redes Sociales

Mujeres que matan: cinco crímenes espeluznantes

Según las estadísticas mundiales, de cada cien asesinos, 95 son hombres y solo cinco mujeres. Estos son algunos crímenes de ese cinco por ciento y las motivaciones que llevaron a ejecutarlos

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A diferencia de los hombres que matan por poder, sadismo o impulsos sexuales, las mujeres asesinan por lucro o emociones, advierten los especialistas.

De acuerdo con datos del último informe sobre el homicidio de las Oficinas de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), cerca del 95% de los homicidas a nivel global son hombres y el 5% son mujeres.

Una diferencia exagerada cuando más del 50% del planeta son mujeres, sin embargo, las estadísticas mundiales apuntan que las mujeres matan menos, pero matan.

Hablar de las homicidas es un tema espinoso del que no cualquiera se atreve a expresarlo en público porque a las mujeres se les ha impuesto un rol maternal en la sociedad y a los hombres un rol inclinado a la violencia, explica una experta en salud mental que pide no revelar su identidad.

“De las mujeres se espera que sean más compasivas, más sumisas, más delicadas, más madres, más hijas y más hermanas. Cuando una mujer ejerce la violencia se considera contranatural porque socialmente no es concebible y de cierta manera buscamos cómo justificarla”, añade.

Un sociólogo consultado refiere que a las mujeres se les limita el poder, incluso cuando cometen crímenes porque culturalmente se asume que si una mujer comete homicidio carece de su facultad mental.

Añade que a diferencia de un hombre cuando se juzga por homicidio a una mujer, se le juzga como madre, como hija, como abuela, como hermana porque rompió violentamente el rol doméstico que desde su nacimiento le estaba reservado.

Los especialistas coinciden que la violencia no es exclusiva de un género, reconocen que hay factores como la cultura del machismo, pero insisten que, así como hay hombres que matan hay mujeres que matan.

Apuñaló a su madre

A Aracely de los Ángeles Vega Lazos le ofendió que su madre la llamara “arrimada” y “mantenida” aquella mañana del 10 de julio de 2021. La discusión subió de nivel cuando Dominga Elena Lazos Zeas, de 54 años, le reprochó a Aracely que a sus 32 años siguiera viviendo en su propiedad.

Dominga amenazó a su hija con dejarla de mantener desde ese mismo día y en respuesta, Aracely asestó diez puñaladas mortales con tanta saña que dobló la hoja del cuchillo, según la acusación del Ministerio Público.

La finca San José fue el escenario del homicidio de Dominga Lazos a mano de su hija Aracely Vega quien quiso ocultar el crimen al asegurar que unos hombres habían ingresado a la propiedad para asaltar a su madre. El abogado defensor solicitó valoración psicológica de la acusada. Foto tomada de Redes Sociales

Por horas, Aracely, mantuvo la versión que unos asaltantes habían ingresado a la propiedad ubicada en la comarca Mina La India, del kilómetro 175, carretera León – San Isidro y habían atacado a su madre. Sin embargo, al día siguiente, la Policía desestimó la versión inicial y reveló que Aracely era la autora confesa del asesinato de Dominga Lazos.

Asfixió a su nieta

Paublina (así se escribe) Sevilla Calderón, de 53 años, fue declarada culpable por ahorcar en una hamaca a su nieta de 10 años de edad. El parricidio se produjo al norte del país en la comunidad Boca El Corozal, Wiwilí, Jinotega. La víctima fue encontrada inconsciente el 25 de julio de 2021.

Según la acusación de la Fiscalía, a eso de las 7:10 de la mañana se generó una discusión entre víctima y acusada porque la menor le pidió que no le gastara una leña ya que ella y su mamá la habían halado desde potreros lejanos.

Sevilla Calderón reaccionó de forma violenta contra su nieta a quien tomó de los brazos y la dirigió hacia el corredor donde se encontraba una hamaca, la enrolló en su cuello y apretó los mecates hasta causarle la muerte por asfixia mecánica pese a que la niña forcejeó para salvarse.

Tras cometer el crimen, la abuela abandonó la casa y dejó sola a su nieta para engañar a los familiares haciéndoles creer que la niña se había ahorcado accidentalmente mientras jugaba en la hamaca.

Encargó la muerte de su ex

A veinte años de prisión fue condenada Jasmina Cruz Zeledón en mayo de 2022 por ser la autora intelectual del crimen de su expareja Hermín Rodríguez Treminio, padre de sus dos hijos.

Está acusada de haber contratado a dos sicarios por la suma de 100 mil córdobas para eliminar a Rodríguez Treminio después que la víctima le reclamara por meter a su nueva pareja a la casa que dejó para sus dos hijos y pidió su desocupación, además de aclararle que los hijos de 7 y 9 años de edad procreados durante el matrimonio quedarían a su cargo.

Lea también: Fiscalía: Mujer pagó a dos sicarios 100 mil córdobas para que mataran al padre de sus hijos

Jasmina se reunió con Carlos Blandón Rivera y Melvin Urbina Flores para ofrecerles 50 mil córdobas por matar a su exmarido. Sin embargo, ellos subieron la cifra a 100 mil córdobas y 28 días más tarde se ejecutaba el plan a sangre fría ideado por la mujer, según la Fiscalía.

Rodríguez Treminio fue herido mortalmente de tres impactos de bala la mañana del 8 de julio de 2020 en el porche de su vivienda del barrio Sacramento, municipio de Río Blanco, Matagalpa. Carlos Blandón disparó y Urbina vigiló la zona.

Mientras tanto, Armando Siles, expareja de la acusada testificó durante el juicio a favor de Jasmina porque “era una santa mujer, nunca peleaba con nadie”.

Jasmina Cruz Zeledón fue presentada como la autora intelectual del homicidio de su expareja tras encargar a dos sicarios su asesinato. Foto es parte de los archivos presentados como evidencia por la Policía

Metió el cadáver de su madre en un saco

Sheyla Méndez Bonilla deberá pasar los próximos 30 años en prisión por ser cómplice del homicidio cometido por su pareja Hermógenes Blanco en perjuicio de su madre Vilma Elena Méndez el 5 de diciembre de 2021. El femicida fue condenado a cadena perpetua.

“Ya le dije que mi mamá no va a volver porque Hermógenes la mató, la metió en un saco rojo, y yo ayudé a meterla en el saco”, confesó Sheyla su tía Blanca Méndez el 31 de diciembre de ese mismo año, sin embargo, ella no le creyó, señaló la acusación fiscal.

Sheyla Méndez y Hermógenes Blanco acabaron con la vida de Vilma Méndez, madre y suegra de los acusados respectivamente. Foto tomada de Redes Sociales

A Vilma Méndez, primero la ataron de pies y manos, luego la asfixiaron, después fue decapitada, metida a un saco color rojo y más tarde, fue semienterrada por su única hija y su yerno en el patio de la casa de este último ubicada en el barrio Sonrisa de Dios de Nagarote, León.

El pasado 22 de marzo de 2022, fecha del hallazgo, la osamenta tenía tres meses y 17 días, confirmó el dictamen forense.

Lea también: Fiscalía: hija de Vilma Elena Méndez ayudó a meter en un saco el cadáver de su madre

Algunos familiares de Sheyla contradicen la versión oficial de que el móvil del crimen fuera para quedarse con la casa forrada de zinc porque la enjuiciada era “hija única y de todas maneras a ella le iba a quedar”.

Lo apuñaló dormido

Bajo investigación policial se encuentra el hecho criminal que tiene a Erenia de Jesús Gómez Rodríguez, de 27 años, como protagonista.Las indagaciones la señalan de haber apuñalado en la parte izquierda del pecho a su esposo Gerald Martín Rodríguez Castro, de 34 años, cuando se encontraba presuntamente dormido.

La Fiscalía acusa a Erenia por el homicidio de Rodríguez ocurrido la madrugada del 18 de julio de 2022 en un apartamento del barrio Moisés López de la ciudad de Jinotega. La acusada intentó huir, pero horas más tarde fue capturada.

El 21 de julio del mismo año, se realizó la audiencia preliminar del proceso, durante el juicio el defensor público Henry Dixon solicitó valoración psicológica para su defendida y cuestionó que la acusación era contradictoria porque daba dos versiones: que Erenia y Gerald habían llegado la medianoche del 17 de julio en estado de ebriedad a la vivienda y hubo una discusión, luego afirmaba “sin mediar palabra”.

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